People´s Ride pretende ser una alternativa a Uber con un sistema justo y democrático, a modo de cooperativa

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 Los quince conductores de la empresa participan en las decisiones de la compañía y eligen mediante votación cómo invertir los beneficios. ¿Una utopía hecha realidad?



El emprendedor Mathew Bair está haciendo realidad lo que podría parecer una utopía: que todos los empleados de una empresa tengan voz y voto y decidan cómo gestionar los beneficios que rinde su trabajo. Su negocio es muy similar al de Uber, Cabify o Car2Go: una red de transporte alternativa basada en la economía colaborativa.

La diferencia con las otras plataformas es que People’s Ride, en lugar de emprender como lo hacen las demás ‘startups’, ha querido hacerlo como una cooperativa, donde todos los miembros cuentan para determinar el funcionamiento de la compañía, no solo el fundador y las personas con cargos directivos. Su lema: «Una persona, un voto».

People’s Ride, que tiene su sede en Grand Rapids, una ciudad del estado de Michigan (Estados Unidos), funciona como una empresa social. Lleva en funcionamiento un año y cuenta con 15 conductores y una lista de 100 clientes. «Comenzamos con la idea de crear una alternativa a Uber”, explica Bair a HojaDeRouter.com. “Pensé que podía transformar el concepto de una empresa en una cooperativa».

El fundador, que estudió un máster en la Universidad de Massachusetts, se mostraba interesado desde joven por el cooperativismo y el sindicalismo. Es miembro de la User Federation of Worker Cooperatives, una organización a nivel nacional dirigida a las cooperativas de trabajo y, en general, a todo tipo de empresas que se basan en modelos democráticos.

People’s Ride logró salir adelante con los ahorros del propio Bair y una modesta campaña en Gofundme, una plataforma de financiación colectiva. Gracias a su inversión y a los mecenas, el estadounidense pudo echar a andar lo que entonces parecía utópico.

Ahora que su empresa ha logrado despegar, su siguiente misión la tiene clara: llevar su negocio a todos los rincones del planeta y mantener el espíritu social de la firma. «Si los conductores de toda una comunidad deciden cómo dirigir la empresa y qué hacer con los beneficios, ¿cómo te afectaría a ti como miembro de la comunidad?», plantea Bair.

Las empresas convencionales de la economía colaborativa se quedan con una parte del dinero que consigue el trabajador. Por ejemplo, Uber se lleva una comisión en torno al 20 % y el 30 % de lo que ganan sus conductores. En las cooperativas, sin embargo, todo se mantiene en la organización.

«Imagina que ese 30 % se queda en la comunidad. Los conductores pueden decidir invertirlo en la salud de sus familias, en sus amigos o en otros miembros de la comunidad como personas que estén siendo desahuciadas», razona.

Una de las últimas decisiones que ha tomado la quincena de trabajadores de People’s Ride ha sido invertir parte de sus beneficios en una aplicación para llegar a más gente y expandir el negocio. «Pensamos que sin una ‘app’ no éramos como Uber», explica Bair. Los conductores optaron por encargar el desarrollo a  TaxiStartup, que se dedica a ofrecer este tipo de soluciones, aunque van a conservar la atención telefónica para los clientes poco familiarizados con la tecnología.

Según Bair, un conductor de People’s Ride gana hasta un 55 % más de lo que ingresaría por conducir con Uber o Lyft. En su opinión, estos dos gigantes del transporte, a pesar de ser innovadores en el plano tecnológico, no están cambiando el negocio de los taxis. «No soy un gran fan de la economía colaborativa porque no va en realidad de colaborar, sino de extraer». Lo que importa es la cuenta de resultados.

El fundador se pregunta qué pasaría si los conductores de Uber recuperasen ese 30 % de comisión para poder gastarlo en lo que decidieran entre todos, es decir, si funcionaran de un modo no capitalista. «Son compañías de millones de dólares: el dinero que consiguen con la comunidad se va donde ellas quieran», explica.

Impacto positivo en el entorno

«En una empresa típica como Uber, cuanto más dinero tienes, más votos puedes comprar”, señala Bair en referencia al papel de los accionistas en los consejos de administración. “En una cooperativa convencional, la compañía es propiedad de los miembros».

Fuente: ElDiario.es