Agroecología: «El futuro tiene que pasar sí o sí por los pequeños agricultores»

Montar una cooperativa agrícola en Jerez de la Frontera en plena época de crisis puede parecer una auténtica temeridad. ¿Cómo lo hizo La Reverde para levantar un proyecto alternativo y de consumo responsable que además genera empleo en una zona tan complicada? Hablamos con Marianna Zungri y Mayte Moral, integrantes de La Reverde, para que nos expliquen con todo lujo de detalles este singular proyecto de economía ecológica y social.

"El futuro tiene que pasar sí o sí por los pequeños agricultores"La Réplica: ¿En qué condiciones nace La Reverde y qué objetivos se marca como cooperativa?

La Reverde: La iniciativa se gestó en el seno de la asociación de consumidores y productores eco «El Zoco». Los miembros llevaban muchos años consumiendo productos ecológicos y vieron la posibilidad de ampliar la difusión del consumo ecológico cómo filosofía de vida y a la vez, que hubiera mayor implicación transformando el proyecto en cooperativa y asumiendo la propiedad y la responsabilidad de los medios de producción. Fue un proceso muy democrático, transparente y abierto, en el que cualquier persona pudo sumarse a las reuniones previas que se hicieron para decidir todos los detalles de cómo íbamos a funcionar.

¿Cuántos años lleváis de actividad?
Pues empezamos cómo cooperativa en la primavera de 2010 y recogimos nuestra primera caja en junio de ese mismo año.

¿Se puede sacar en Jerez un proyecto como este adelante?

Esta fue nuestra apuesta desde el principio y aquí seguimos después de siete años. Nuestra forma de ser empresa es muy distinta a lo que la gente está normalmente acostumbrada. Empezamos en plena crisis con un proyecto pequeño pero ambicioso y, actualmente, disponemos de casi tres hectáreas alquiladas, dos trabajadores a tiempo completo y tres a tiempo parcial. Todavía no podemos decir que la situación sea estable, hay muchos altibajos culpa del cambio climático que nos ha estropeado más de una cosecha. En La Reverde seguimos educándonos en una forma de consumir distinta y esto no es un trabajo fácil. Falta formación en los procesos asamblearios y cooperativos y, sólo con el tiempo, la gente se va acostumbrando a ciertas dinámicas. Por un lado, algunas personas se hacen socias sólo porque ven una forma más económica de consumir de un modo ecológico, directamente del productor pero no toman conciencia de que al ser miembro te transformas tú mismo en productor y tienes una responsabilidad añadida. Hay que apoyar la cooperativa como mínimo con tus obligaciones de cooperativista. Hemos notado mucha diferencia entre las personas que ya venían del activismo respecto a otras que se asoman a proyectos como este por primera vez. Es a través de acciones formativas sobre cooperativismo y agroecología como intentamos educar en una nueva forma de consumir y de tomar decisiones. Sacar adelante La Reverde es una carrera de fondo.

¿Cómo es el funcionamiento interno de La Reverde? ¿Quién manda en la cooperativa?
La cooperativa tiene dos órganos oficiales: la asamblea y el consejo rector. Luego hay unos grupos informales formados por voluntarios, voluntarias y trabajadores que llamamos comisiones. Actualmente están en activo la de los trabajadores, la de comunicación, la de infraestructuras y la de formación. La asamblea se reúne cada trimestre para analizar las cuentas y avanzar propuestas o aprobar iniciativas del consejo; el consejo se reúne una o dos veces al mes y toma las decisiones de gestión ordinaria y aunque esté formado por nueve miembros, es abierto a todos los socios y socias.

Por otro lado, las comisiones realizan bien en trabajos complementarios en el campo (como cuidar los setos, construir infraestructuras como el invernadero o las cajas-nido para rapaces) bien en tareas colaborativas como la difusión en redes, organizar jornadas formativas, visitas a otros productores, ayudar en los mercadillos o actualizar la web.

Nos parece muy importante que en una empresa tan pequeña haya también una comisión de trabajadores donde las personas integrantes dispongan de capacidad decisoria sobre su trabajo y puedan tener un momento de encuentro para dirimir eventuales conflictos que se puedan generar, o avanzar propuestas a los demás órganos cooperativos.

¿Cómo puede una persona hacerse socia? ¿Qué ventajas tienen?

Tenemos 3 tipos de socios: ordinario, colaborador y colectivo. En todos los casos hay que enviar una solicitud al consejo rector y una vez que aceptada, hay que ingresar una cuota de participación al capital social de 200 euros para el ordinario, 50 para los colaboradores y 400 para los colectivos. La cuota se puede pagar en plazos y es retornable al salir de la cooperativa, menos en el caso del socio colaborador. Las personas socias, antes que nada, tienen el privilegio de estar apoyando un proyecto de economía social y sin ánimo de lucro en Jerez. Los socios ordinarios y colectivos tienen derecho a comprar frutas y verduras a un precio un 20% más bajo respecto a los no socios y colaboradores, tienen prioridad a la hora de adquirir cajas y productos si no hay cantidades suficientes, posibilidad de comprar otros productos trasformados que adquirimos directamente de otros proyectos afines y tienen voz y voto en la asamblea además de poder ser elegidos en algún cargo y poder colaborar cómo voluntarios.

En el caso de socios colectivos tienen que ser asociaciones legalmente constituidas y sólo tienen una voz y voto en la asamblea, por lo demás los derechos son iguales a los ordinarios. Finalmente existe el socio colaborador que paga sólo 50 euros y tiene todos los derechos menos el poder comprar las verduras un 20% menos porque no tiene la obligación de los demás de cumplir con el consumo mínimo anual que seria de 18 cajas de las cuales mínimo una al mes.

El precio de la caja se decide todos los año en la asamblea y para el 2017 está fijado en 11 euros para socio/a y 13 para no socios y colaboradores.

Todo este tiempo de trabajo intenso dará para más de alguna anécdota

En siete años hemos vivido muchas aventuras y buenos momentos. La Reverde es, antes que nada, un grupo humano de personas que comparten valores y una forma de vivir. Así que los actos sociales son un elemento fundamental a lo largo del año. Nos gusta celebrar la vida y por ello nuestras reuniones son siempre una buena excusa para las convivencias. Podemos estar celebrando el solsticio de invierno, una preferia o una zambomba en el campo. Por ejemplo, en un par de semana tenemos nuestra asamblea y al final de ella haremos una fiesta de bienvenida al verano. Esto es para nosotros el pegamento de la cooperativa, saber que detrás de un proyecto hay unas personas que ven con una mirada limpia y positiva el mundo que nos rodea.

¿Por qué es importante un consumo tradicional? ¿Qué variedades vendéis?

El consumo tradicional es importante por varias razones: por una parte, se estimula la economía local comprando productos cultivados en la provincia que están olvidados debido a las compras masivas en las grandes superficies. Por otro lado, se apuesta por los canales cortos, hecho que contribuye al cuidado del medio ambiente. Al tener que ser transportados a menos distancia se reduce la emisión de gases peligrosos.

También es positivo comprar las verduras y hortalizas en el lugar dónde se cultivan y así conocer a sus cultivadores y las técnicas que utilizan. Además, los alimentos pasan directamente de la tierra a tu casa, estando recolectados en su punto justo de madurez que es cuando te ofrecen el máximo de sus beneficios. Hay que tener en cuenta que las variedades autóctonas son variedades antiguas, las que mejor se adaptan a un clima y territorio y, por ende, son más resistentes a plagas y demás elementos adversos. A lo largo del año solemos cultivar unas 45 variedades entre verduras y algunas frutas, entre ellas unas zanahoria cuya semilla tiene más de 100 años de antiguedad. Otra de color morado rica en antioxidantes que es la zanahoria originaria antes de que se transformara en naranja en honor a la reina D’Orange y luego la col negra que es la que tiene más propiedades anticancerígenas, el apio negro que tiene una penca pequeña y muy aromática, la acelga blanca, la espinaca pinchuda, los tomates rosas conocidos cómo el jamón de la huerta, los tomates cherry bombilla amarillos y rojos, más de 10 variedades de uvas de mesa antiguas y un largo etcétera. Lo mejor es venir al campo y ver los colores que se van alternando a lo largo del año para entender que ¡la variedad es riqueza!

¿Creéis en la economía social? ¿Tenéis relación con otras cooperativas?
Es uno de nuestros principios básicos. No solo que sea social, si no también ética. Nuestra ultima acción ha sido hacernos miembros de Som Energia para dotar de electricidad a la finca y estamos pendientes de firmar un convenio de reciprocidad para que nuestros respectivos socio/as puedan disfrutar de las ventajas de ser miembros de ambas cooperativas. Además, tenemos cuenta en la banca ética de Triodos, los seguros contratados con la cooperativa ética Seryes, el teléfono con Eticoom, el servidor web con nodo 5o, etc. Hemos sido entre los fundadores la asociación RAC que reúne a los pequeños productores y consumidores agroecológicos de la provincia, somos miembros del Zoquito, la moneda local de Jerez, y de Fedecon.

Participamos, además, en la plataforma contra el TTIP y demás iniciativas que vayan surgiendo y que pensamos que puedan ser transformadoras en la sociedad hacia un modelo ético y ecológico porque pensamos que el cambio climático es una prioridad que tiene que permear todos los sectores de nuestra vida y no una batalla perdida. Tenemos que demostrar que otro tipo de empresa es posible y viable.

¿Tenéis precios competitivos? ¿Puede una familia humilde ser socia de la Reverde?

En la cooperativa hay socio/as de todo tipo, desde estudiantes a desempleados a personas acomodadas. Todo depende del grado de conciencia y prioridades que tengamos respecto a nuestra salud, el medio ambiente y la economía. Una caja de verduras con unas 7 u 8 variedades distinta cuesta 11 euros. Nos parece un precio muy asequible para cualquiera. Hay que tener en cuenta que nuestros productos son de primera calidad y que no se pueden comparar con las «ofertas» que vemos en algunos sitios, pero sí con una frutería de calidad que hay en muchos sitios. La diferencia es que el precio que pagas en otros sitios no incluye la contaminación de agua tierra y aire porque este sobrecoste es asumido por la sociedad y además el hecho de que no lleven residuos de pesticidas y otras sustancias nocivas que van directamente a nuestro cuerpo nos está ahorrando en el futuro gastos de sanidad pública al enfermarnos menos.

Si vemos los estudios de la doctora Dolores Raigon de la Politécnica de Valencia, podemos constatar cómo los productos ecológicos tiene una mayor concentración de vitaminas, minerales y antioxidantes respecto a los productos convencionales. Al comprar verduras directamente al productor sin pasar por intermediarios, el precio se reduce mucho. Unas preguntas interesante serían: ¿cuánto están pagando a los agricultores convencionales para que puedan vender luego en las grandes superficie? ¿Qué modelo de agricultura estamos apoyando? ¿Por qué tienen que producir grandes cantidades para tener ganancias mínimas y mecanizar todo el proceso con la consiguiente perdida de puestos de trabajo? ¿Nos parece justo que se le compren patatas o naranjas a 0,10 céntimos el kilo y que nosotros luego las paguemos a 1 euro?

Nadie se da cuenta que suele comprar ensalada a 13 euros el kilo, pero si compramos una bolsa este producto lavado, cortado y embolsado donde su precio es 1 euro o 1,5, y su peso 100 gr. estamos comprando algo muy muy caro y para un sólo uso. En general, si tenemos cuidado con la compra diaria eligiendo productos de calidad que duran en el tiempo y evitamos la comida basura y envasada, no notaremos la pequeña diferencia de precio que supone elegir un producto ecológico.

¿A quién se le ocurre el nombre de La Reverde?

Tiene varias lecturas el nombre. El nombre fue fruto de una reunión entre los socios del zoco que ya consumíamos las verduras ecológicas. Fuimos barajando muchas propuestas. Siendo Semana Santa algunos de bromas propusieron «menos rábanos quiero» o «acelga con ella». ¡Fue un proceso muy divertido! Finalmente ganó el nombre Reverde porque sentíamos que era lo que más nos representaba: hacer de un proyecto cooperativo que significa una experiencia empresarial revolucionaria en la zona. Una empresa rebelde contra los monocultivos de la tierra y de las mentes que nos rodean, un proyecto positivo que acercara una visión agroecológica a la vida cotidiana de las personas.

¿Cómo se puede ayudar a proyectos como la Reverde desde los grupos políticos?
La mayoría de la política desafortunadamente es prisionera de las grandes corporaciones y así en general sólo piensan en favorecer a estos grupos. Lo vemos desde la desaparición de los menús ecológicos en los colegios de Andalucía, al apoyo a los organismos genéticamente modificados, el CETA ya aprobado y el TTIP que está de camino y un largo etcétera. Tenemos que pagar para demostrar que nuestros productos están exentos de químicos, cuando las otras empresas que nos meten veneno en nuestra comida tienen subvenciones cada vez más grandes. Hay que cambiar el modelo de empresa agrícola tal como ha sugerido últimamente la misma ONU. El futuro tiene que pasar por pequeños agricultores que puedan proveer el mercado local de productos ecológicos. Sólo de esta forma podremos paliar el cambio climático, comer sano y apoyar la economía local. Nosotras ya hemos dado un paso en este sentido. Ahora le toca a la política recoger el testigo y facilitar que esto pueda ser una realidad y no sólo unos cuantos proyectos testimoniales.

Fuente: Elsalmoncontracorriente