Analizan la asociatividad como opción para el rubro vitivinícola

Los constantes problemas a los que año tras año se enfrenta el mundo vitivinícola ha generado que los pequeños y medianos productores vayan buscando maneras de mejorar las condiciones para, por ejemplo, lograr un mayor precio de la uva.

Una de esas propuestas es la asociatividad. Lentamente se han comenzado a formar, en distintos puntos de la región, cooperativas integradas por productores, quienes han decidido trabajar en conjunto para ir logrando ciertas metas.

Sin embargo, este tipo de iniciativas no ha logrado convencer del todo a algunos productores, asegura la presidenta de la Coalición Nacional de Viñateros, Yenny Llanos, quien fundamenta su opinión basada en la experiencia de Covica, cooperativa fundada en 1939 en Cauquenes.

“Esta cooperativa nació después del terremoto, con capacidad de vinificación y guarda de 20 millones de litros, pero hoy en día es una cooperativa en coma, que está “cicleteando” deudas y vendiendo vino a la gran industria a $170 por litro para tener liquidez y cumplir con el banco”, explica la dirigenta.

Agrega que los productores de Cauquenes participaron en la protesta realizada en Chillán, instancia donde hicieron sentir su descontento con la asociatividad.

“Conversamos con parte del directorio y estaban decepcionados, porque el cooperativismo moderno es puro cuento, ya que ayuda concreta no hay mucha. Ellos se entrevistaron con el ministro de Agricultura y terminaron decepcionados, ya que él piensa que la situación que viven es por mal manejo y quedó de enviarles un equipo de profesionales a evaluar brechas de gestión. Finalmente fueron y terminaron diciendo que tenían que evaluar cuántos socios eran perfil de Indap. En definitiva,  fue un chiste”, detalló.

“Si no le ayudan a ellos, menos nos van a ayudar a nosotros que necesitamos mucha más inversión. En Itata aun no tenemos ni la infraestructura. Imagínate la ventaja en costo que obtienen estas grandes viñas con respecto a las pymes que producen su propio vino y uva y que tienen costos reales. Como sea, mientras no se empareje la cancha es muy difícil que las cooperativas puedan sobrevivir”, enfatizó.

“Las que sobreviven es porque se están comiendo su patrimonio o trabajando ya para los grandes, prestando servicio de maquillaje y entrando en el mismo juego sucio, pagando a sus asociados el mismo mísero precio que paga el mercado”, asevera.

Llanos sostuvo que hay que avanzar en la vinificación y comercialización, pero que hay que hacerlo en forma seria y ocupándose de la mejor forma los pocos recursos disponibles para el rubro

“Para que éstas pymes pueden competir se requiere algo más que fomento y recursos”, sentencia.

Trabajar en conjunto

Una visión totalmente distinta es la que tiene Juan Carlos Lagos, presidente de la cooperativa Covicen de Cerro Negro en Quillón, quien aseguró que sin el sistema cooperativo la pequeña agricultura del Valle del Itata no tiene ningún futuro.

“El tema de los acopios y de la asociatividad para nosotros ha sido fundamental. Cuando los productores se hacen cargo de la negociación y se saltan un eslabón de la cadena se mejora en algo el precio de la uva, de eso no cabe duda, pero hay también otros beneficios de la asociatividad, como por ejemplo el contar con acopios, que va mucho más allá de mejorar el precio de nuestro producto”.

Agrega que “lo de nosotros no es solo vender uva. Nosotros tenemos que darle un valor agregado a nuestra producción, y comenzar a trabajar en conjunto es básico para después aspirar a ser algo mejor”, recalca.

Fuente: La Discusión.