BOOM ASOCIATIVO IMPULSA A LOS VIÑATEROS DEL VALLE DE ITATA

Luego de la vendimia de 2015, que según los viñateros del Valle del Itata, fue “desastrosa” en términos de precios, el interés por la asociatividad se incrementó notablemente, sumándose a los tímidos esfuerzos que se estaban gestando para lograr objetivos específicos.

Esta vez, el problema común de los bajos precios que pagan las grandes viñas de la zona central por la uva del Valle del Itata, ha forzado la creación de sociedades y cooperativas que buscan aumentar el poder de negociación de cara a la próxima vendimia.

El Estado, por su parte, ha contribuido a este fenómeno a través de distintos proyectos, como los Profo de Corfo, la Mesa del Vino, las herramientas de Innova Bío Bío y Prochile y el permanente trabajo de Indap a través de los Prodesal en cada comuna. Además, Indap adjudicó este año recursos a cuatro organizaciones (en Coelemu, Quillón, Portezuelo y San Nicolás) para la instalación de centros de acopio. Y si bien este proceso no ha estado exento de dificultades, pues las trabas burocráticas han impedido la concreción de algunos, el impulso asociativo ya tomó la fuerza suficiente en la zona.

Impulso asociativo

En opinión del director de la Asociación gremial de Enólogos y Profesionales del Vino del Valle del Itata (Agepvvi), Alejandro Chandía, “la gente se asocia cuando tiene un problema o un objetivo común”, apuntando a que los bajos precios que vienen pagando en los últimos años los poderes compradores por las uvas ha llevado a muchos productores a buscar una solución. Recordó que una alternativa ha sido la de formar cooperativas, como lo hicieron los comités de viñateros de Quillón y San Nicolás, así como también de Coelemu, que aún no concluye el proceso de formalización.

Según Chandía, en Ñuble existía una tradición asociativa en el mundo vitivinícola, que en los años sesenta se expresaba en cooperativas en Quillón, Coelemu, en la Cooperativa Agrícola y Vitivinícola Ñuble y en Copavinos, de Chillán. Sin embargo, por diversas razones, entre ellas, problemas financieros o de mala administración, así como el cambio del modelo económico chileno en los años setenta, éstas fueron desapareciendo.

En ese sentido, Chandía valoró los esfuerzos asociativos que se están desarrollando, puesto que los esfuerzos individuales, considerando los bajos niveles de producción en la zona, tienen escasas posibilidades de tener éxito o de abrirse mercados.

En este recorrido, un hito importante fue la constitución formal, en 2014, de la Agepvvi, entidad presidida por el enólogo Edgardo Candia, que no solo tiene como desafío seguir promocionando los vinos de la zona a nivel nacional e internacional, sino que también avanzar en el mejoramiento continuo de la calidad de la producción y el rescate de la identidad de los vinos.

Sin embargo, la gran atomización de la producción en el Valle del Itata, donde existen cerca de 6 mil productores, permite a los escasos poderes compradores de uva controlar el precio, lo que constituye un desequilibrio en el mercado que algunos califican como abuso de posición dominante.

En ese contexto, la economista Yenny Llanos, hija de pequeños productores de Portezuelo, encabeza la coalición de viñateros interregional (Bío Bío, Maule y O’Higgins) que en diciembre pasado interpuso ante la Fiscalía Nacional Económica un requerimiento por abuso de posición dominante y prácticas desleales. “El requerimiento va en contra del gran poder comprador que no solo está fijando precios de las uvas, sino que también ha escalado en la cadena de los abusos y fijaría precios de los vinos, y con esto automáticamente precios de las uvas”.

Llanos, además, ha sido clave en la gestación de organizaciones en Portezuelo, San Nicolás, Ninhue y Quirihue, reactivando comités de viñateros y promoviendo la creación de cooperativas y de empresas asociativas.

Se estima que el costo de producción promedio de un kilo de uvas en el Valle del Itata supera los $100, sin embargo, en la última vendimia los precios pagados a productores no superaron los $70 en Quillón, según Juan Carlos Lagos, presidente del comité de viñateros de dicha comuna; e incluso, en Portezuelo se observaron mínimos entre los 20 y los 40 pesos, según Nubia Ortiz, quien es presidenta del comité de viñateros de Portezuelo.

Cooperativas

Un año de trabajo al interior del comité de viñateros de Quillón, integrado por productores de Cerro Negro, logró la conformación de la cooperativa, que tiene actualmente 61 socios, según comentó su director, Juan Carlos Lagos.

El dirigente precisó que en enero pasado se logró formalizar la organización, un requisito clave para poder sentarse a negociar directamente con los poderes compradores, trabajo que ya iniciaron de cara a la próxima vendimia.

“De esta forma, aspiramos a lograr precios más justos, y saltarnos los intermediarios, de hecho, si un productor obtuvo 70 pesos por kilo de uva el año pasado a través de los intermediarios, sin éstos podrían haber obtenido 80 pesos”, explicó Lagos.

La razón fundamental de negociar agrupados es contar con un gran volumen, pues Lagos calcula que esperan ofertar entre 1,5 y 2 millones de kilos este año.

Otro de los beneficios de haberse constituidos como cooperativa fue lograr acceder a los recursos que dispuso Indap para la instalación un centro de acopio en el sector El Arenal, donde en un predio cedido en comodato por el municipio reunirán la uva de los cooperados. “Recibimos $25 millones de Indap, $10 millones del municipio y los productores aportaron $5 millones, lo que nos permitirá dotar de infraestructura el recinto”

Pero el objetivo de la cooperativa no es sólo mejorar el poder de negociación frente a los poderes compradores, sino que a largo plazo la aspiración es vinificar buena parte de la producción.

Similares objetivos tiene la recién formada Cooperativa de Vitivinicultores Ecológicos Chile CopaBio, de San Nicolás, con foco en la producción agroecológica u orgánica de uvas y vino. Su presidenta, Nubia Ortiz, recordó que en noviembre se conformó la organización y que en enero se formalizó como tal. “Tenemos alrededor de 20 cooperados, pero la cifra irá creciendo, porque cada vez son más los interesados en participar, considerando que el comité tiene 80 miembros, aproximadamente”, expuso la dirigenta.

En cuanto a los objetivos, manifestó que la aspiración es lograr un precio de la uva un 30% sobre el costo de producción, para lo cual esperan contar con una oferta de un millón de kilos de País y Moscatel, principalmente. Sin embargo, lamentó que “las excesivas trabas burocráticas han impedido concretar el centro de acopio que financiará Indap, nos han cambiado las reglas, nos piden un predio propio, y estamos encima de la vendimia”, comentó.

La aspiración de la organización es poder agregar valor a la producción en el mediano plazo. “Queremos focalizar nuestro esfuerzo en la vinificación orgánica, es un camino largo, pero de esa forma, dejaremos de sufrir con los precios de la uva”, planteó.

Sociedades por acciones

Las dificultades legales que encontraron los viñateros del comité de Portezuelo para constituirse como cooperativa los llevó a definir la creación de la empresa Ecoparras SpA, integrada por diez socios que quieren mejorar sus retornos y avanzar hacia la vinificación, rescatando el patrimonio local, caracterizado por el cultivo de uvas de secano, ecológicas. “En esta zona, las uvas son naturalmente agroecológicas, y son el resultado de una larga tradición de productores que constituye una forma de vida más que una actividad económica, son conocimientos que se han traspasado de generación en generación”, comentó Yenny Llanos, principal impulsora de la organización.

La profesional explicó que frente a las dificultades para conformar la cooperativa en Portezuelo, en diciembre del año pasado decidieron crear la sociedad por acciones (SpA) Ecoparras, que como su nombre lo indica, apunta a la producción ecológica, pero precisó que la certificación orgánica es una tarea de largo aliento. Añadió que dicha empresa surgió al alero del comité de viñateros de dicha comuna, integrada por 80 productores, pero que finalmente sólo diez se convirtieron en socios de la firma.

“La formación de la cooperativa se estaba demorando mucho, y además, la gente se asustó un poco con lo de la cooperativa, así es que optamos por esta alternativa, mucho más rápida y mucho más simple en su formación y administración”, recordó Llanos.

La dirigenta destacó que el objetivo de corto plazo es negociar mejores precios para la uva, para lo cual esperan contar con un piso de 1 millón de kilos de productores de Portezuelo, Ninhue y Quirihue. Para ello, sostuvo que esperan contar con los recursos de Indap para el centro de acopio, “proceso que está trabado en la burocracia”.

“Nuestro objetivo, sin embargo, no es solo vender uva, sino que agregar valor a la producción, queremos vinificar y vender más adelante, pero nuestro principal valor agregado será lo ecológico, para lo cual existe una demanda creciente a nivel mundial, el mercado lo está pidiendo”, argumentó Llanos.

En tanto, en Guarilihue, comuna de Coelemu, el comité de viñateros, presidido por Charles Rodríguez, también trabaja en la formación de una cooperativa, para la cual hay cerca de 70 interesados, de los más de 200 socios del comité.

Sin embargo, la lentitud del proceso de formalización legal los llevó a apostar por la alternativa de la sociedad por acciones, tal como se hizo en Portezuelo. Fue así como nació hace pocas semanas la empresa Viñas de Guarilihue SpA, formada por 20 socios.

Su objetivo inmediato, según Rodríguez, es negociar mejores precios para las uvas con los poderes compradores, para lo cual esperan contar con tres millones de kilos en esta vendimia.

“Lógicamente, esos tres millones corresponden a la suma de la producción de todos los miembros del comité, no solo de los socios de la empresa, pero nuestro trabajo como intermediarios no supone el cobro de una comisión, como ocurría hasta el año pasado con los corredores, sino que vamos a traspasar el 100% del precio a los productores”, sostuvo el dirigente.

Rodríguez precisó que están a la espera de los recursos del Indap para la instalación de la cancha de acopio, y así poder negociar con las grandes viñas de la zona central. “Más adelante, el objetivo es vinificar”, adelantó.

Sociedad Anónima

Una experiencia distinta es la de  la empresa asociativa Moscin S.A. (acrónimo formado por las palabras Moscatel y Cinsault), de Guarilihue, creada en marzo de 2014, y que agrupa a 15 pequeños productores de dicho sector de Coelemu.

La firma estableció un convenio de trabajo con la Viña Miguel Torres, a la que abastecen de uva Moscatel de Alejandría, principalmente, con condiciones excepcionales para vinificar, en el contexto del modelo de comercio justo.

El presidente del grupo, Domingo Arteaga, señaló que gracias al convenio, han logrado obtener un sobreprecio por sus uvas. Recordó que en la temporada 2015 vendieron uva Moscatel a $220 por kilogramo, una cifra bastante superior a los $75 que pagaron en promedio los poderes compradores que se instalaron durante la vendimia en la zona.

Pero además de vender uva, Moscin S.A. comercializa vino embotellado de alta calidad del tipo cosecha tardía, rosé; un Moscatel de Alejandría dulce y un Cinsault seco, y se están preparando para obtener, además, una certificación orgánica..

“A nosotros nos exigió Miguel Torres crear la agrupación, y ha sido muy beneficiosa para todos, nos cambió la vida. Antes estábamos indefensos frente a los bajos precios que pagan las viñas de la zona central” comentó Arteaga, quien precisó que en 2015 vendieron 150 mil kilos de Moscatel y que este 2016 esperan sumar 40 mil kilos de Cinsault, cepa que el año pasado se cotizó en apenas 50 pesos.

Espumantes de Ránquil

Un grupo de productores de Ránquil son otro ejemplo de asociatividad, pues con el objetivo de producir vinos, entre ellos espumantes, han conformado el proyecto asociativo “Centinelas del Valle”, que se tradujo en la Sociedad Centinelas SpA. Son 19 productores que con la asesoría del enólogo Edgardo Candia apuntan a desarrollar espumantes homogéneos de Moscatel y Cinsault, y de hecho, ya inscribieron la marca “Brutall”.

Como objetivo de corto plazo están trabajando para contar con una bodega común y homegeneizar el producto, pues algunos de sus integrantes ya están produciendo espumantes de manera individual. En una primera etapa, este año, apuestan por llegar a las 11 mil 400 botellas.

Asociación gremial

Tener una voz común frente a los problemas que enfrenta el sector, constituyéndose en un interlocutor válido frente a otros estamentos, como el Gobierno, es el objetivo de la Asociación Gremial de Vitivinicultores del Valle del Itata ProUva, en proceso de formación. Su presidente, José Álvarez,  indicó que la agrupación cuenta hasta el momento con la participación de los comités comunales de Portezuelo, Ninhue, Quirihue y San Nicolás, y que esperan sumar a los demás comités del Valle, como los de Coelemu y Quillón.

“Nuestro objetivo es hacer una gestión política de la organización, porque las autoridades nos tienen abandonados, nos estamos muriendo”, manifestó Álvarez, quien explicó que actualmente, en las instancias de diálogo, como la Mesa del Vino, no están representados todos los productores y que se requiere una voz común para levantar al Valle del Itata.

FUENTE: LA DISCUSION