Can Batlló – Barcelona, la ciudad cooperativa: Coopolis

No es azar, tampoco casual que Sants sea el distrito de Barcelona con una de las más largas trayectorias activista y densidad de cooperativas. Can Batlló fue sede de 200 empresas con un modelo basado en la Revolución Industrial, ahora se trabaja para que en el futuro sean 200 o más cooperativas con principios de economía solidaria.

La preparación de la tierra

Aquí el dónde se antepone al qué. El territorio es parte de las raíces que le darán vida a un nuevo árbol. Sants, es el distrito dónde se va a instalar el programa para el crecimiento y desarrollo cooperativista Coopolis. Sus estructuras, espacios, diversidad fue moldeándose durante todo un siglo. Allí, al lado de la estación de tren, transcurre la vida cotidiana de un pueblo que a fuerza de reivindicaciones y protestas defendieron su patrimonio.

No es azar, tampoco casual que Sants sea el distrito de Barcelona con una de las más largas trayectorias activista y densidad de cooperativas. Ni bien se entra por Carrer Sants desde Plaza Espanya, se abre paso Carrer de Riego, donde sus locales comerciales a pie de calle tienen una muestra de la producción cooperativa. No es el único lugar con trayectoria cooperativista. La ciudad de Barcelona tiene un siglo de cooperativismo que atraviesa transversalmente su eje vital y comercial, y se manifiesta en muchos otros distritos: San Andreu, El Prat, Barceloneta, El Clot. Puntos de referencia para entender su organización y economía, que diariamente teje en y con todos los elementos presentes dentro de su entorno.

Coopolis, conecta instituciones, economía social y territorio. Un programa para el desarrollo y fortalecimiento de iniciativas de economía solidaria en Catalunya. La ubicación del centro logístico de Coopolis crece dentro del útero de Can Batlló.

Can Batlló, es un recinto industrial construido en el siglo XIX. Durante un largo periodo la Fábrica Textil fue parte de la revolución industrial catalana, despues de la crisis del sector paso a estar compuesta por un conjunto de 200 empresas que convivían en nueve hectareas de superficie. La ciudad de oficios continuará produciendo hasta finales del siglo XX, cuando a partir del Plan General Metropolitano en 1976, el recinto se define como zona de equipamientos y espacio verde. El incumplimiento de esta decisión indigna a vecinos y vecinas que reivindican la indemnización y realojamiento del espacio para uso común. Durante más de 30 años, se sucedieron las protestas del barrio con un recinto rumbo a la decadencia, parcialmente cerrado y unas pocas empresas en actividad.

El 11, número místico para la población catalana, concretamente el 11 de junio del 2011, el pueblo se organiza y entra por la puerta principal de Can Batlló con un gran puño en alto de papel maché. Toman las naves industriales y tras un “tira y afloja” con el Ayuntamiento, Can Batlló pasa a ser habitado por el pueblo.

Can Batlló es un ejemplo más de la toma de fábricas. Simboliza un pueblo sano, que es muy consciente de su pasado, viviendo su presente y construye su futuro. Hoy, Coopolis crea su sede en Can Batlló para dar vuelta a la historia. Lo que en el pasado fueron 200 empresas con un modelo basado en la Revolución Industrial, se trabaja para que en el futuro sean 200 o más cooperativas con principios de economía solidaria.

Los cuidados de la germinación y el Riego

Coopolis es una ciudad de trabajo cooperativo, un programa que busca la creación y fortalecimiento de iniciativas que surgen de personas comunes y singulares. Sin forzar esa creación, al contrario de las políticas neoliberales sino de acompañar un proceso natural de supervivencia económica con los pies conectados con la tierra. Identificar las iniciativas que ya están creadas, en proceso o que quieren nacer para darles impulso, sostén y apoyo.

Una persona no nace cooperativista se hace, y en ese hacer tiene que haber redes que acompañen el proceso. El día a día en una cooperativa consiste en resistir y sobrevivir, no es fácil luchar contra un sistema y eso es lo que hacemos en las cooperativas. No es una empresa sin más compitiendo por un mercado nuevo, estamos plantando una alternativa contra todo un sistema económico, toda una forma de obrar.

“La ciudad es una organización social y espacios que compone un ecosistema en el que transcurre la vida de las personas. El proyecto propone también un ecosistema, un hábitat, en que las personas y las empresas desarrollan su actividad con carácter social” frase extraída del proyecto Coopolis.

Coopolis se vertebra a partir de unos valores alineados con los principios cooperativistas. No es una cooperativa sino un programa cooperativo para generar cooperativas, trabajando desde la misma ética que en una cooperativa. A partir de dos conceptos principales, la cooperación y la ciudad, se edifican las propuestas con los siguientes elementos: calidad y transparencia, conectividad, eficiencia, innovación, sostenibilidad, intercooperación, replicabilidad, compromiso con el entorno y la comunidad.

El crecimiento de un árbol y la gestación de un bosque

Un bosque tiene diversidad de especies y una ciudad es un bosque humano. El captialismo se empeña en diferenciar las construcciones vegetales y animales de las humanas, sin embargo, entender la naturaleza y su supervivencia puede ser la clave de que el mundo siga siendo mundo y no un basurero de nuestros deshechos. Por eso, desde la economía solidaria, cómo se produce es una forma de alinearse con la naturaleza, con el entorno. La diversidad, es uno de los elementos clave para el equilibrio natural y por tanto, necesaria para sobrevivir.

Las actividades de Coopolis se iniciaron en mayo. Una de las primeras fue una jornada de reflexión para pensar en acciones futuras que incorporen a migrantes al tejido cooperativista. Nada fácil, dos colectivos que sobreviven y luchan diariamente con un mercado y una administración que no favorece las lógicas antisistema. Por un lado empresas de economía solidaria en un mercado capitalista y por otro personas que viniendo de otros sitios quieren algo tan sencillo como trabajar pero no cumplen con las exigencias administrativas y políticas. ¿Cómo una población que también sobrevive y lucha contra el sistema administrativo puede conectar con la población cooperativista que sobrevive luchando contra el sistema económico? Uniendo fuerzas, uniendo para crear una fuerza común.

Las dificultades observadas durante la jornada fueron los papeles, el idioma y la conexión con las cooperativas. Crear una cooperativa de migrantes puede ser inviable, pero si estás personas se unen a proyectos ya constituídos esas dificultades pueden ser solventadas. Las cooperativas para ser fuertes tienen que ser diversas. La Xarxa d’Economia Solidaria durante el acto promovió y apoyó la creación de una comisión de personas migrantes. La comisión tendrá como misión trabajar las dificultades y defender la igualdad en el entorno de las cooperativas catalanas. Una de las propuestas de la XES es que la composición social de las cooperativas sea de 50% mujeres y 50% hombres, y de esos porcentajes un 15% de migrantes.

Sin asistencialismo o paternalismo, sencillamente autogestión, empoderar desde abajo favoreciendo las condiciones para el ingreso de personas que son rechazadas, discriminadas o explotadas del mercado laboral. Si las personas que integran las cooperativas catalanas aceptan el reto, esas diferencias podrán convertirse en oportunidades y fortalezas en el futuro. Y el bosque seguirá creciendo, diverso y oxigenando todo el sistema.

Andrea Kropman

Fuente: Elsalmoncontracorriente.es