Cooperativa campesina del Limarí quiere entrar al mercado con “jugo isotónico” de rumpa

La rumpa es el fruto del copao (Eulychnia ácida), un cactus silvestre endémico del Norte Chico de nuestro país y que no existe en ninguna otra parte del mundo. Según la literatura, era uno de los principales alimentos de la cultura diaguita y luego de los crianceros, que lo consumían cuando salían a recorrer los cerros para no sentir hambre ni sed y también se lo daban de comer a sus cabras. Más allá de eso, nunca se le dio un mayor valor.

La indiferencia hacia este fruto redondo, de piel verde o rosada, con pequeñas escamas y con una jugosa pulpa con semillas, como el kiwi, cambió después que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) hizo un estudio de sus propiedades. A saber: Contiene 92% de agua, es una buena fuente de fibra dietética soluble, tiene vitamina C y antioxidantes, su contenido de azúcar es bajo (similar al limón) y, lo más interesante, posee un alto contenido de potasio y magnesio (superiores al plátano), lo que lo convierte en una bebida isotónica natural.

Conocedores de las bondades de la rumpa desde siempre, 24 comuneros agrícolas del secano de la Provincia del Limarí decidieron unirse para comercializar este ancestral fruto a nivel nacional, con el foco puesto en Santiago, la capital de los negocios. Primero crearon un comité productivo y luego, en julio de 2015, apoyados por el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), una cooperativa con un gestor comercial. Desde entonces son Rumpacoop, con sede en Ovalle.

Luis Gallardo, vicepresidente y encargado comercial de la organización campesina, cuenta que desde siempre han vivido rodeados por las rumpas en las que hoy tienen puestas sus fichas y esperanzas de desarrollo: “Son parte de nuestro patrimonio cultural y ahora sabemos que además son saludables. Nuestros padres y abuelos consumían el copao para refrescarse y tener energía, para lavarse el pelo. También ocupaban las espinas del cactus para tejer y como cercos vivos para impedir el paso de las cabras”.

Afirma que el desafío de hoy no es vender el fruto fresco de la cactácea, pese a que a comienzo de año lograron comercializarlo a través de Supermercados Jumbo, sino que en un formato gourmet, con valor agregado, para que sea una real alternativa de negocio y genere ingresos que permitan mejorar la calidad de vida de las familias campesinas.

Para eso están elaborando mermeladas y principalmente jugo, dos productos desconocidos hasta hoy en el mercado. “Ya participamos en una rueda de negocios con chefs de Santiago y tuvimos excelente acogida. Lo mismo ocurrió en la pasada ExpoMundoRural de la Estación Mapocho. Hoy muchas personas consumen bebidas isotónicas, principalmente quienes practican deporte, pero no van a encontrar nada más sano y natural que esto”, dice Gallardo con seguridad.

Sobre la producción, cuenta que en estos momentos, y hasta que puedan caminar con pasos propios, están trabajando en las instalaciones de la Asociación Provincial del Limarí: “Tenemos un equipo capacitado por ingenieros en alimentos, contamos con resolución sanitaria y podemos producir lo que nos pidan, sin restricciones, hasta el infinito, porque donde miremos tenemos copao. Si nos piden 20 toneladas, 20 toneladas procesamos”.

“En el camino que estamos iniciando nuestro principal socio es INDAP, con quien próximamente participaremos en el Programa de Asociatividad Económica (PAE) para mejorar nuestra gestión, ya que sabemos producir muy bien, pero todavía nos falta aprender a vender”, dice Gallardo, que cuenta que entre diciembre y febrero iniciarán la recolección de frutos esperando que el 2018 sea el año del despegue para este producto nacional.

Gentileza de Comunicaciones Indap