Cooperativas: un modelo vigente

La unión hace la fuerza. Esto deben pensar los propietarios de pequeñas empresas que deciden unirse para formar sinergias. Así, la cooperativa Bärenhecke lleva haciendo funcionar su molinería desde hace 119 años.

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La molinería Bärenhecke, situada en el corazón de Alemania del Este, es toda una insignia contra el paso del tiempo. El molino cumplirá este año 119 años de vida. Sin embargo, sus aspas no decaen, sino que siguen funcionando como el primer día. El molinero Klaus Metze nos conduce entre las ancianas instalaciones del molino a través de un elevador. Una vez alcanzada la altura necesaria, las paredes del molino crujen, se resienten. Allí, descansa la harina fresca, tamizada hasta ocho veces. La modernidad choca con lo antiguo: en el molino, todo conserva su estado original, y, según el molinero, «así debe seguir».

Klaus Metze reconoce que la antigua maquinaria que hace funcionar el molino es bastante lenta, pero que, al mismo tiempo, es la más adecuada para el tratamiento del grano de maíz. Según el molinero, una mayor velocidad iría en detrimento de la calidad de la harina producida. «De ahí que nos aseguremos que, en nuestro caso, la historia se tome su tiempo en evolucionar», comenta.

El agua que mueve el molino

El molino y la panadería Bärenhecke conforman una de las cooperativas agrícolas más antiguas de Alemania. Le sigue de cerca la empresa Müglitz. Un pequeño río es el encargado de suministrar la energía necesaria para hacer funcionar el molino. De hecho, al menos la mitad de la electricidad allí utilizada todavía proviene de fuentes hidroeléctricas.

Naciones Unidas declaró el 2012 el Año de la Cooperativa. Así, la ONU ve en esta forma de negocio un modo sencillo para las regiones más pobres de impulsar su desarrollo económico. La molinería Bärenhecke se creó también en una situación de necesidad. Los campesinos se unieron para formar una cooperativa con la que poder reducir sus costes y gestionar sus beneficios. «Los campesinos decidieron que necesitaban su propio molino para procesar el grano y hacer el pan», afirma el presidente de la cooperativa, Gerald Seifert.

Landwirtschaftliche Produktionsgenossenschaft BärenheckeEl modelo de producción ha sobrevivido a lo largo de las décadas.

Todo son ventajas

Y eso sigue siendo cierto hoy en día. Unos 160 trabajadores se ocupan de hacer funcionar la cooperativa formada por el molino, una pastelería y 24 panaderías. Desde que se coge el grano de maíz del campo, hasta que se hornea el pan o el pastel, no existe ningún intermediario, con lo que se reducen los costes de producción.

Por eso, no es de extrañar que las cooperativas gocen hoy día de una época de gran auge. «La ventaja es que, además de la capacidad individual, los trabajadores pueden disfrutar de una red conjunta. Esto se traduce en mayores oportunidades de trabajo, de compra y de ventas», confirmó Wolfgang Allert de la Asociación Alemana de Cooperativas.

Reservado el derecho de admisión

Los productos de la panadería Bärenhecke no contienen aditivos, sino levaduras naturales y agua de manantial. Y eso es un concepto que atrae a lo compradores. «Tenemos una responsabilidad para con nuestros clientes. Incluso las escuelas infantiles se encuentran entre nuestros clientes, porque la comida que ofrecemos es muy saludable», dice Metze.

Lo mismo opinan los agricultores que procesa el grano de la harina. Bernd Grahl está muy convencido de los beneficios de la cooperativa Bärenhecke. De hecho, sus padres fueron miembros del negocio.»Yo sé de dónde viene la harina del pan que comemos en la mesa», alega.

Actualmente, ser miembro de la citada cooperativa cuesta 2.500 euros. Sin embargo, no todo el mundo puede ser partícipe de este fructífero negocio; sólo pueden ser miembros aquellos que comprendan la responsabilidad social y moral que integra el cargo.

Fuente: DW