Cooperativismo de plataforma

Multinacionales como Uber no piensan en hacer más justo el sistema, sino en desregular la economía del capital riesgo

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El conflicto por la irrupción de plataformas digitales en los servicios de taxi es uno más, y no será el último. Un conflicto que sigue al que se ha dado y ha transformado a otras industrias como la del cine, la música, la programación informática, o la producción científica. Una gran versatilidad, es una de las características de esta nueva economía emergente, basada en producción y prestación de servicios a través de plataformas digitales. Casi cualquier ámbito es proclive a ‘plataformizarse’.

Otra característica, que suele estar menos presente en los medios, pero que es importante tener presente cara a reflexionar sobre este fenómeno como sociedad, es su ambivalencia: las plataformas digitales pueden dar alas al capitalismo más salvaje como es el caso de Uber, de la misma forma que pueden abrir nuevos horizontes de democratización económica. Retomando la tradición de la economía social y solidaria, es el caso de cooperativas que ofrecen sus servicios a través de plataformas que alcanzan una escala mucho mayor de la que conocemos hasta ahora. De tal manera, la disyuntiva no es solo entre Uber o Cadify, sí o no, sino que hay otros modelos innovadores, al tiempo que democráticos, para el sector del taxi.

GARANTÍAS LABORALES Y SOCIALES

Crece el número e importancia de cooperativas de nuevo tipo –que se ha dado en llamar cooperativismo de plataforma– que ofrecen sus servicios a través de operadores digitales, preservando las ventajas para los consumidores de los servicios de plataforma, pero al tiempo manteniendo los derechos de los trabajadores y el sistema de garantías sociales. Algunas de estas cooperativas han conseguido ser las principales proveedoras de servicios en una ciudad. Ejemplos los encontramos en Cotabo (Boloña); Green Taxi Cooperative (Denver) o Yellow Cab Cooperative (San Francisco).

Cuando repensamos cómo queremos aprovechar las oportunidades que abren las nuevas tecnologías y sus retos, es importante diferenciar entre modelos. El modelo de multinacionales como Uber es un fenómeno que aprovecha el potencial de las plataformas y la situación creada tras la crisis del 2008, no para repensar el sistema económico hacia uno más justo y estable, sino como estrategia para desmantelar las condiciones del trabajo y desregular las economías financiadas por capital riesgo como Goldman Sachs, que tienen a su disposición ingentes bolsas de trabajadores y trabajadoras para la asignación de la demanda, pero a quienes no considera como tales. Frente a este modelo, el cooperativismo de plataforma ofrece una alternativa procomún, basada en una propiedad más democrática.

UN EJEMPLO

A los ejemplos mencionados en otras ciudades, podría sumarse en España una cooperativa como posible ejemplo para el taxi: SmartIB, cooperativa de plataforma en el sector cultural que mutualiza servicios con una plataforma digital entre 900 miembros (en Bélgica son 70.000). Una posible fórmula para repensar la escalabilidad de las cooperativas del taxi y hacer frente común a Uber. A finales de junio se celebrará en Barcelona el foro Procomún de economía colaborativa. Puede ser una buena ocasión para retomar el debate.

MAYO FUSTER

Investigadora en economía colaborativa de la UOC

Fuente: elperiodico.com