«Creando Conciencia» una cooperativa de recicladores con la misión de multiplicar

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Partir de la realidad personal para actuar en un proyecto colectivo que se propone elevar la calidad de vida de un grupo de familias en particular (que recibirán sus ingresos) y de la sociedad en general (esos ingresos se derivarán de un trabajo que hace mejor el aire que respiramos).

Esa es la impronta de la actividad que hacen los 43 integrantes de la cooperativa Creando Conciencia, recientemente seleccionada por los ministerios de Producción y de Desarrollo Social de la Nación para la misión de ser incubadora de proyectos de reciclado de materiales en diferentes lugares de la provincia de Buenos Aires. El trabajo se hará con 30 cooperativas, que recibirán información y acompañamiento de un grupo de personas -promotoras ambientales certificadas por la UBA-, que desde hace 10 años están organizadas para recuperar, separar, clasificar y reciclar esos materiales, que de no mediar todo ese proceso serían basura. La tarea se hace en barrios de las localidades de Benavídez y Tigre y requiere, claro, un primer paso: el comportamiento responsable de los vecinos a la hora de sacar de las casas eso que ya no sirve.

Más allá del lugar donde se viva y de alguna u otra iniciativa en particular, esto último es fundamental para que gire la rueda de la llamada economía circular. Se trata de un modelo de producción y consumo basado en la reutilización de los recursos que, entre sus cuestiones prácticas, promueve que los esquemas de fabricación de bienes sean diseñados de tal forma que se procure la recuperación de materiales.

Los principios de este tipo de economía están entre los contenidos que en Creando Conciencia dicen que quieren contagiar desde la incubación de iniciativas. «Nos interesa salir del conurbano y transmitir cómo es nuestra forma de trabajo; nuestro sueño es que los lugares a los que iremos sean a su vez incubadoras de otros proyectos», explica Edgardo Jalil, que comenzó en la cooperativa como supervisor de camiones y a quien hoy le toca el rol de presidente. Algunos de los grupos con los cuales Creando entrará en interacción están en Pinamar, Tandil, Azul y Pergamino, según detalló.

En la última década se reciclaron desde esta cooperativa 7300 toneladas de materiales como papel, cartón y plásticos, en una tarea que les permite a los socios tener ingresos similares al salario mínimo. «Es un granito de arena para ordenar este caos de la basura, que es mundial», afirma Jalil. Y cuenta que durante mucho tiempo, la lucha fue por hacer formal la tarea de separar residuos, para hacer llegar lo «transformable» a los puntos o plantas que se ocupan de fabricar, a partir de ellos, insumos o nuevos objetos. El plástico PET, por ejemplo, va a una planta industrial en Pacheco, que convierte botellas desechadas en pellets del producto, para nuevos envases.

Además, en 2016 la cooperativa lanzó su productos propios: una línea de muebles de jardín fabricados con un plástico que resulta de procesar materiales reciclables.

El consumo de bienes hechos con lo que pudo ser basura es una forma de participar, desde lo personal, de un proyecto colectivo para mejorar la calidad de vida de algunas personas. Y del aire que cada día respiramos.

Por: Silvia Stang
Fuente: lanacion.com