¿Economía naranja o alerta naranja?

Desde que el virus empezó a causar desastres en la salud y en la economía del otro lado del océano, sabíamos que como un tsunami, la onda expansiva llegaría al continente y al país, la pregunta no era si llegaría sino ¿cuándo?

Durante los 45 días de ventaja que nos dio la naturaleza para tomar las medidas de lo que cualquier experto en prospectiva (y los no tan expertos también) podría predecir, no tomamos ninguna medida de fondo para prevenir los desastrosos efectos que, ya sabíamos, se vendrían.

Tan sólo echando una mirada en las redes sociales que minuto a minuto nos han contado lo ocurrido en China, España o Italia, solo por dar los ejemplos más sonoros, sabíamos lo que nos corría pierna arriba.

Pese a lo anterior, no solo esperamos a que el Coronavirus pisara suelo colombiano sino que, también tardamos hasta que la economía mundial se desplomó, para salir a tomar medidas – ya no preventivas – sino reactivas.

La improvisación fue tal, que el Ministerio de Salud permaneció sin Ministro en propiedad durante los meses en los que el Coronavirus se esparció por el mundo; en esa vacancia de tan crucial cargo, la primera contagiada con el virus llegó al país el 26 de febrero de 2020.

En el momento de arribo de la primera contagiada al país, Colombia cumplía dos meses sin Ministro de Salud en propiedad … con esa “seriedad” se manejan las cosas en estas tierras.

Ahora bien, para ser justos, no sólo en Colombia actuamos tarde; también lo hicieron otros países de este lado del Atlántico, como ocurrió en los Estados Unidos; sin embargo, aunque tarde, las medidas fueron contundentes en el país del norte: para sólo dar un ejemplo, se cerraron los vuelos procedentes de donde el virus,  ciertamente, es una tragedia de salud pública: Europa y China.

En Colombia, pese a lo que ya se conoce, tímidamente estamos tomando medidas “preventivas”, cuando resulta que ya no hay nada que prevenir: !el virus ya llegó! ¿No es más lógico tomar medidas de protección para que no lleguen más contagiados? Pero no, nos quedamos controlando en migración los vuelos de alto riesgo, con medidas tibias y paliativas.

Otro ejemplo de improvisación lo protagonizó un crucero que ya había sido rechazado en otros países y no sólo fue recibido en nuestro puerto cartagenero sino que algunos contagiados con el virus hicieron recorrido turístico por la heroica: folclóricos e irresponsables son quienes tienen la potestad de prevenir y no lo hacen.

Cartagena tiene otro ejemplo de paquidermia e inacción: después de varios días de pedirle al alcalde que suspenda el FICCI, solo accedió a hacerlo después de que las Redes Sociales explotaron indignadas por su falta de decisión. Parece que, tal como el virus, avanzan más rápido las redes que nuestras autoridades.

Y para no dar más ejemplos: tarde tomamos medidas económicas, cuando ya el dólar llegaba a cuatro mil pesos, cuando las bolsas del mundo habían caído a niveles del 2001 y del 2008, cuando el petróleo llegaba a pírricos precios; pese a todo, esas medidas “olvidaron” un capítulo que en cualquier otro gobierno no tendría la connotación que tiene en este: el sector del arte, de los espectáculos públicos, de los que mueven gran parte de la llamada “economía naranja”.

Ellos, los que montan espectáculos públicos que atraen turismo al país en un alto porcentaje, salieron indignados después de escuchar las medidas adoptadas por el gobierno a decir: #EconomíaNaraja #SOSporelarte

En momentos en que escribo esta entrada recibo mensajes de algunos empresarios de espectáculos públicos que viven de vender boletas presentando de manera masiva nuestro arte ante el mundo, que generan miles de empleos en el país, que recaudan millones de dólares en ventas de paquetes turísticos que mueven la economía nacional trayendo extranjeros a disfrutar de la música, el baile, el espectáculo; empresarios que están indignados porque el gobierno de la “economía naranja” olvidó incluir un capítulo especial en el paquete de las medidas reactivas por cuenta de la crisis anunciada que trajo el Coronavirus.

En Colombia parece ser que  llegó primero la alerta naranja que la economía naranja

Fuente: lasillavacia.com