El cooperativismo como agente transformador

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«Esto verdaderamente ayuda. A través del cooperativismo podían domarnos. Es útil. Es bonito. Impone una responsabilidad inmensa». Lo anterior es una cita de un exconfinado que el pasado 9 de mayo llegó hasta las oficinas de la Comisión de Desarrollo Cooperativo en búsqueda de orientación para establecer la primera cooperativa de exconfinados en Puerto Rico.

Sentado en mi oficina, este joven de 26 años, habló del cooperativismo y de su poder transformador de vidas con tanto entusiasmo que rayaba en la pasión.  Insistía, porque vivió la experiencia, en que «no es que se vea lindo. Es que uno lo ha hecho. Me llevó a estudiar y yo quiero formar una cooperativa (de servicios) que nos permita trabajar en la libre comunidad».

La cárcel y el encierro eran sinónimos de falta de oportunidad hasta que, como tantos otros confinados y confinadas, se hizo socio de una de las cuatro cooperativas de confinados que están incorporadas desde hace unos 15 años en las instituciones de Guayama, Bayamón y Río Grande. Como socio, no solo invirtió su capital y recibió dividendos, fue dueño y jefe, si no que aprendió destrezas como como artesano o agricultor, destrezas y valores como la solidaridad y el respeto que lo acompañan en su vida ahora que ya cumplió con la sociedad. Este joven y otros exconfinados están capacitados para ser útiles, pero la sociedad y el certificado de antecedentes penales que le exigen cada vez que buscan empleo, los vuelven a sentenciar al desempleo y a lo que es peor a la desesperanza y posiblemente al exilio.

La incorporación de la primera cooperativa de exconfinados no es el único que ocupa mis días como comisionada en relación a este tipo de modelo cooperativo. El cooperativismo está a punto de brotar en el complejo correccional de Sabana Hoyos en Arecibo donde se cuaja la incorporación de la quinta cooperativa de confinados. Esta vez se propone una de tipo agrícola que se dedique a la siembra de tubérculos.

En el desarrollo de reglamentos y otros detalles trabaja el equipo de la Comisión de la región de Mayagüez junto al Departamento de Correción.  En días recientes visité Sabana Hoyos y tuve la oportunidad de conversar con los confinados que están interesados en iniciar el proyecto. Todos los que hablaron, expresaron igual interés y motivación que el exconfinado emprendedor que ha puesto un reto en mis manos: crear la primera cooperativa de exconfinados en Puerto Rico.

Tal y como lo establece la política pública de nuestro gobernador, Dr. Ricardo Rosselló, la CDCoop está comprometida, además, con ofrecer talleres de empresarismo que consoliden al cooperativismo. Iniciaremos los seminarios con la cooperativa Las Taínas que confeccionan bolsas reusables, uno de los artículos más solicitados en estos días en que por ley se prohíbe la utilización de bolsas plásticas en supermercados para proteger el ambiente. Ahí hay oportunidad de negocio que desarrollar fuera de los barrotes.

En tiempos en que emprender parece una gran alternativa, el cooperativismo se nos presenta como buen modelo social de negocio. Lo grandioso de esta ocasión es que más allá de generar riqueza económica es capaz de servir como agente de rehabilitación. Y más allá de rehabilitar se convierte en una fuerza sólida y poderosa de transformación de vidas.

Fuente: elnuevodia