El crecimiento de las Cooperativas Eléctricas en Chile

Resultado de imagen para cooperativas electricasEstas empresas, que son las que tienen la menor tasa de reclamos de clientes, piden que su realidad operativa sea considerada en la reforma al marco regulatorio de la distribución que realiza el Ministerio de Energía con la industria privada.
Son uno de los actores menos conocidos de la industria eléctrica del país, pero tienen un rol clave en el servicio de energía en las zonas rurales. Se trata de las cooperativas eléctricas, empresas que en los últimos años han experimentado un crecimiento en el número de clientes, energía comercializada y en la extensión de redes e instalaciones.

Estas organizaciones tienen una estructura societaria en que cada uno de sus socios tiene iguales derechos y obligaciones, independientemente del monto de sus cuotas de participación, señala a Revista Electricidad, Cristian Espinosa, gerente general de la Federación Nacional de Cooperativas Eléctricas (Fenacopel).

Este gremio nació en 1963 y actualmente representa a las siete asociaciones que son reguladas y fiscalizadas por el Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía y por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC): Cooperativa de Abastecimiento de Energía Eléctrica Curicó (CEC); Cooperativa Rural Eléctrica Río Bueno; Cooperativa Eléctrica Charrúa (Coelcha); Cooperativa Eléctrica Los Ángeles (Coopelan); Cooperativa Eléctrica Paillaco (Socoepa); Cooperativa de Consumo de Energía Eléctrica Chillán (Copelec), y Cooperativa Regional Eléctrica Llanquihue (Crell).
Operaciones
Dichas asociaciones operan en las zonas concesionadas establecidas para cuatro regiones del país (Maule, Biobío, Los Ríos y Los Lagos), donde registran un crecimiento de sus actividades, según explica Cristian Espinosa: En 2016 se llegó a cerca de 141.000 clientes, lo que representa un aumento de 5% respecto a 2015, mientras que las ventas subieron de 516 GWh a 543 GWh, lo que significó un alza de 5,3%.

“Hay más de 61.000 socios en las cooperativas asociadas al gremio, con 141.000 clientes en 61 comunas con 22.400 kilómetros de red y 22.000 transformadores. Tenemos 10 clientes por cada kilómetro de red en media tensión, dando un promedio de un cliente cada cien metros de media tensión y un cliente cada 160 metros al considerar la media y la baja tensión, mientras que por transformador el sector tiene 6,4 usuarios por cada uno de estos equipos en promedio”, sostiene el ejecutivo.

La principal demanda de las cooperativas está en el consumo residencial, de escuelas, servicios de salud y en operaciones de riego en las zonas rurales. Otra característica del sector es que, debido a su forma societaria, estas cooperativas “están constantemente haciendo actividad social en el territorio. Las siete cooperativas eléctricas no reparten dividendos a sus socios porque sus flujos se reinvierten con el objeto de mejorar la calidad de suministro eléctrico. Somos empresas de poco flujo y para hacer proyectos de inversión tenemos que endeudarnos en la banca”, afirma Franco Aceituno, gerente general de Crell.

Esto es compartido por José Luis Neira, gerente general de Coopelan: “constantemente hacemos aportes a la electrificación rural y a la instalación de iluminación pública. Algunas cooperativas son proveedores de servicios como tiendas de retail con financiamiento de seguros de cuotas mortuorias y becas de estudios, entre otros, que son un aporte para mejorar la calidad de vida de los asociados”.

Esto hace que estas organizaciones tengan una relación más estrecha con sus clientes en las zonas rurales, lo que se expresa en la baja cantidad de reclamos que reciben, según indica Luis Ávila, superintendente de Electricidad y Combustibles, pues “por cada mil clientes, en las cooperativas hay de cinco a seis veces menos reclamos que en el resto de las empresas”.

Mapa-IMGElectricidad

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Desafíos
Pese al crecimiento que anotan, las cooperativas eléctricas siguen atentamente los trabajos que realiza el Ministerio de Energía para reformar el marco regulatorio de la distribución, donde se han reunido con las autoridades de la Comisión Nacional de Energía (CNE) para que se considere la realidad del sector dentro del ante proyecto de ley que se prepara en esta materia, por lo que Fenacopel este año entregará a la autoridad un estudio con propuestas.

Este fue el eje central que se abordó en la Asamblea Anual de Fenacopel que se realizó en Valdivia, donde se efectuó el seminario “El Futuro de la Distribución Eléctrica Rural”, en que se analizaron los cambios a la regulación con la exposición de los puntos de vista y las particularidades de las cooperativas ante las modificaciones que enfrentará la distribución en materia de nuevas tecnologías, esquemas tarifarios y modelo de negocios.

Andrés Romero, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE) reconoció en el evento que el sector tiene una realidad distinta a la de las distribuidoras que suministran el servicio en áreas urbanas, señalando que la idea es que en las modificaciones a la regulación en el sector se vea “cuál es el contexto de los clientes finales de las cooperativas y así definir la mejor solución que se puede entregar a estas realidades locales, para que tengan espacio en la forma de desempeñarse como negocio”.

Realidad
Cristián Espinosa indica que el principal problema que tienen las cooperativas es “que no tienen la rentabilidad adecuada con las tarifas actuales”, lo que es compartido por Franco Aceituno, “dado que el chequeo de rentabilidad se hace con la instalación que están dentro de la zona de concesión, y las cooperativas tienen muchas líneas fuera de dicha zona”.

“Nos hacen competir en las tarifas con una empresa modelo que opera en ciudades a mayor escala o con mayor densidad de consumo y clientes, lo que no responde a nuestra realidad, por lo que nuestros ingresos están distorsionados”, afirma el gerente general de Crell.

Ambos ejecutivos mencionan que la realidad de las cooperativas contemplan las dificultades geográficas y climáticas que deben enfrentar para otorgar el suministro eléctrico. “Las zonas rurales más aisladas, con los temporales de lluvia quedan aisladas por meses, por lo que el mantenimiento es más difícil de realizar”, dice Aceituno.

Las pérdidas de energía también son una dificultad para las operaciones del sector, que en los últimos tres años se han mantenido en torno al 15%. “Cada 1% de pérdida para las siete cooperativas de Fenacopel son $460 millones que pierden, lo cual está muy influenciado por las pérdidas no técnicas (robo de energía) y las técnicas, debido a que con la electrificación rural los proyectos se hicieron con redes monofásicas, pero en la medida en que se ha ido incrementando el consumo ha aumentado la cantidad de pérdidas”, precisa el ejecutivo.

La solución a este problema es la incorporación de medidores inteligentes que están impulsando las cooperativas Socoepa y Crell en las regiones de Los Ríos y de Los Lagos. “El proceso de discusión de la normativa viene motivado por los cambios tecnológicos, donde lo importante para nosotros es la medición inteligente que afectará el negocio de las distribuidoras y de las cooperativas, con beneficios tanto para estas, como para los usuarios”, asegura Espinosa.

Fuente: revistaei.cl