EL INTENTO DE SALVAR EL PLANETA AMPOLLETA A AMPOLLETA

El intento de salvar el planeta ampolleta por ampolleta
Las “Tiendas solares” de Ikea y los programas de recambio de ampolletas de Costin son dos formas en las que el mercado, no el Gobierno, está ayudando a hacer frente al cambio climático. Esta es la mayor esperanza hasta el momento de que los acuerdos de París de diciembre no vayan a ser solo objetivos en papel. A más manos, mejores soluciones.

Ikea, el gigante minorista sueco, está abriendo “Tiendas Solares” en sus almacenes del Reino Unido para vender paneles energéticos. Una medida provocadora ante los recortes del Gobierno británico a los subsidios a propietarios de viviendas que venden excedente de electricidad a la red nacional. Esto sugiere que el mercado retoma donde las ayudas del gobierno terminan; después de todo quizás el Reino Unido consiga alcanzar su objetivo de generar un 15 por ciento de su energía a partir de fuentes renovables para 2020.

Utilizar el sol como recurso para nuestras necesidades energéticas -desde cargadores para móviles portátiles a parques solares que abarcan hectáreas de desierto- sigue siendo clave para reducir las emisiones de carbono. Pero hay una forma mucho más simple de salvar el planeta: con una humilde ampolleta.

Revolución energética

La ciencia está transformando nuestra capacidad para iluminar edificios y calles de una forma más eficiente. Un tubo fluorescente de los antiguos, por ejemplo, consume unos 58 watts de energía. Hace un año, una ampolleta LED corriente consumía entre 25 y 27 watts. Eso significa 22 watts menos hoy, y es posible que el consumo continúe cayendo. “La tecnología mejora todos los años”, dijo Toby Costin, fundador de la compañía Social Power Partnerships de Londres.

Costin ha llegado a un acuerdo con la organización benéfica londinense Doddington and Rollo Community Association -la cual proporciona espacio para negocios y comunidades en la zona de North Battersea- para reemplazar las ampolletas actuales por otras de tipo LED que consumen menos energía. El coste del cambio de las casi 600 ampolletas es de unas 6.000 libras (US$8.760), mientras que el coste del cambio de bombillas fundidas en los próximos diez años se estima en unas 1.000 libras al año. Pero la organización ahorrará unas 6.500 libras en factura de electricidad cada año, lo que libera un capital muy necesario para las actividades de la comunidad.

Social Power Partnerships trabaja también con asociaciones de vivienda en el Reino Unido, de las que algunas controlan cientos de casas, para introducir programas parecidos con los que “todos ganan”. Los inquilinos realizan un pago inicial al dueño de la propiedad para cubrir el coste inicial del reemplazo de las ampolletas a cambio de unos ahorros a más largo plazo en las facturas de electricidad.

Las luces fluorescentes compactas -las que son de cristal grueso y tienen forma de rosca – comenzaron a atentar contra el dominio de las ineficientes ampolletas incandescentes hace unos 10 años. Las halógenas tomaron ventaja brevemente a comienzos de esta década antes de que los diodos emisores de luz (LED) se colocasen en el primer puesto.

Puede que apagar la luz gane más popularidad ante los recientes recortes a los subsidios de energía solar en el Reino Unido, los cuales han reducido en más del 66 por ciento las ganancias que pueden obtener las familias con la venta del excedente eléctrico a las compañías energéticas. “La energía solar ya no funciona como modelo minorista”, dice Costin. Como resultado, las instalaciones de paneles de energía solar a pequeña escala se han desplomado.

En parte gracias a los subsidios, las familias británicas habían mostrado un entusiasmo casi tres veces mayor que las empresas en el uso de paneles fotovoltaicos en sus tejados, según cifras recopiladas por Bloomberg New Energy Finance.

Si se instalasen paneles solares solamente en el 50 por ciento de los tejados comerciales orientados al sur en el Reino Unido, el sol podría satisfacer un 19 por ciento de las necesidades energéticas del país, según los analistas de BNEF Lara Hayim y Jenny Chase. Esto garantizaría que el Reino Unido cumpliera con su objetivo en energías renovables para finales de esta década.

No cabe duda de que el cambio climático es real y de que el ser humano está contribuyendo al calentamiento mundial, incluso si se tienen en cuenta factores de tendencias meteorológicas a largo plazo. Algunos expertos ya predicen que 2016 será el año más cálido de la historia. Durante el siglo XXI se han alcanzado 15 de los 16 récords anuales de temperaturas. El 93 por ciento de los corales de la Gran Barrera están sufriendo la destrucción de sus ecosistemas debido al calentamiento de los océanos y el sistema meteorológico de El Niño.

Las “Tiendas solares” de Ikea y los programas de recambio de ampolletas de Costin son dos formas en las que el mercado, no el Gobierno, está ayudando a hacer frente al cambio climático. Esta es la mayor esperanza hasta el momento de que los acuerdos de París de diciembre no vayan a ser solo objetivos en papel. A más manos, mejores soluciones.

FUENTE: EL MOSTRADOR.