EMPRENDIMIENTO: UNA ACTITUD DE VIDA

 

«Emprender se ha transformado en la experiencia más grande de mi vida. Esto debido a todo lo que he aprendido, las personas que he conocido y todo lo que hemos hecho para llegar hasta donde estamos. Y si a eso le agregamos lo que proyectamos hacia el futuro, las posibilidades son infinitas y emocionantes».Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño debes protegerlo. Si alguien no puede hacer algo te dirá que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve tras ello. Punto.”

Es lo que Will Smith le dice a su hijo en la película En busca de la felicidad, interpretando el papel de Chris Gardner. Cuando vi esta película por primera vez, esta frase no me generó tanto ruido como lo hace hoy. Creo que hoy la entiendo más que nunca y la comparto en gran parte.

Hace un par de años, con Herbert Schulz, tomamos la decisión de crear Becual. Determinamos que este emprendimiento estaría centrado en el modelo del Corwdfunding (financiamiento colectivo), específicamente en el Crowdlending (prestamos colectivos).

En ese momento éramos jóvenes ejecutivos de una empresa de inversiones con un alto nivel de crecimiento en el país. Debido a esto, gozábamos de buenos cargos, no despreciables remuneraciones, múltiples regalías y para rematar trabajábamos en el barrio top de Santiago, El Golf.

El tema era que algo nos faltaba. Lo que teníamos y hacíamos no era suficiente. La ambición nunca fue nuestro motor, no era una necesidad el tener más, lo que queríamos era hacer más. Crear algo que valiera la pena para nosotros y para el mundo.

Es esa voz que llevas dentro que en algún momento se despierta y te habla, te dice que lo que estás haciendo no es lo que quieres en tu interior, no te mueve y hacer esto el resto de tu vida no es opción.

Cuando te pase eso sabrás que lo que te habla es la voz del emprendimiento. Es esa sensación que tenemos en el estómago que nos retuerce de dolor y ansiedad con cada minuto que pasa en el que no estamos haciendo lo que nos parece correcto. En definitiva, este sentimiento se transforma en una necesidad que hay que saciar. Creo que en este momento todo aquel que ha tomado la decisión de emprender, se podría sentir identificado con mi historia o por lo menos entenderla.

Quiero que quede claro, emprender no es solo crear empresas o fundaciones con el fin de generar algo extraordinario. Emprender, tal como se define en el diccionario es: “Empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo o trabajo o cuando tiene cierta importancia o envergadura”. Un emprendedor es alguien que ejecuta este acto constantemente.

Quiero aprovechar la definición oficial y destacar lo siguiente: “Hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo o trabajo”. Emprender no es fácil, si así fuera todo el mundo lo haría y les resultaría al primer intento.

Las primeras personas que decidieron escalar el Everest eran emprendedores, ¿cómo? Tal cual, ellos tomaron la decisión de emprender una travesía sin igual, lamentablemente no lo lograron y fallecieron en el intento. Pero a pesar de lo riesgoso, difícil, costoso y extenuante que pudiera ser realizar esa tarea, lo hicieron igual.

Ese acto heroico motivó a las siguientes expediciones a intentarlo con la misma tenacidad. De eso se trata este espíritu, esta voz que te habla y te moviliza. Hay que pasar la llama y demostrarle al mundo que con esfuerzo, preparación, rigurosidad, sudor y mucho esfuerzo, ese objetivo lejano se puede alcanzar y conquistar.

Cuando emprendemos o pensamos en emprender es el miedo, una fuerza superior, la que nos inmoviliza y no nos deja actuar. El miedo de la presión social, del error, del exitismo en el que vivimos constantemente, de tener que ser y poseer más que el de al lado para así demostrar poder y estatus.

Este paradigma, es quizás, el más grande que nos han impuesto o autoimpuesto. El error es inherente a nosotros, cometemos errores toda nuestra vida. Desde que aprendemos lo básico, como caminar, correr, comer; hasta llegar a las más complejas, como por ejemplo, aprender a hacer negocios. O sea, lo que en el fondo quiero decir es que el error va a estar presente durante todas nuestras experiencias de vida… ¡TODAS!

«No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”. Eso fue lo que le respondió Thomas Alva Edison a un periodista que lo increpó por todas las veces que había errado antes de lograr su mayor invento (la ampolleta).

Hoy, les aseguro que vivimos en el mundo de las experiencias, las personas prefieren acumular estas por sobre tener cosas o activos. Según estudios realizados, hoy las personas prefieren gastar dinero en viajes, que son vivencias, por sobre activos materiales. Hay un sentir general de que “vivir” les aporta más a sus vidas que las meras pertenencias. El emprender es en gran medida parte de esta nueva mirada de vida.

Me gustaría compartir que, junto con ser padre, emprender se ha transformado en la experiencia más grande de mi vida. Esto debido a todo lo que he aprendido, las personas que he conocido y todo lo que hemos hecho para llegar hasta donde estamos. Y si a eso le agregamos lo que proyectamos hacia el futuro, las posibilidades son infinitas y emocionantes.

Ahora, todo esto habría sido imposible sin el equipo humano con el que hemos logrado hacer de Becual lo que es hoy. Las personas que elijan para realizar su proyecto tienen un valor incalculable, tanto así que pueden definir el éxito o fracaso de una empresa.

Sé que en este momento van a estar pensando que no me importa el dinero, que hemos hecho esto por caridad, pero yo hablo de lo que va más allá de lo material. Me refiero a esta motivación, determinación y convicción que nos mueve todos los días y que logra mover montañas, de eso les hablo, de una actitud de vida.

Ahora, el dinero sí es importante, no lo niego. Pero no es determinante para triunfar, sobre todo en el emprendimiento. Lo principal es lo que he mencionado durante toda esta reflexión. Si logran hacer las cosas bien y ponen toda su mente, alma y energía, el dinero vendrá solo. Es una consecuencia de una actividad bien realizada.

En resumen, lo que Will Smith le transmitió a su hijo tiene que ver con esto, con el emprendimiento, con el espíritu intrínseco que hay detrás de cada emprendedor. Y me quedo con este mensaje: “Si quieres algo ve tras ello. Punto”. Hoy, esto me indica el techo, el máximo que podré alcanzar… El límite lo marcamos nosotros mismos.

FUENTE: http://www.elmostrador.cl/mercados/2016/02/12/emprendimiento-una-actitud-de-vida/