Hacia una estrategia global centrada en los valores y principios cooperativos

La última asamblea de la Alianza Cooperativa Internacional tuvo una gran significación para el movimiento cooperativo de América Latina porque, por segunda vez en 122 años de historia, un dirigente de esta procedencia es electo para ejercer el liderazgo de la organización que nos nuclea a nivel mundial.

Esto es para mí un honor y un orgullo desde lo personal pero, más importante aún, es la manifestación de que ha rendido sus frutos la tarea de intercambios constantes que hemos mantenido en todos los continentes, compartiendo nuestro mensaje de construir una organización más abierta a sus miembros y más dispuesta a posicionarse en los debates centrales que se están dando a nivel global, sin perder la esencia de los valores y principios cooperativos. Teníamos la expectativa de alcanzar este resultado porque desde hace cuatro años profundizamos el diálogo con líderes de otros países y, como sabemos, en nuestra región habíamos alcanzado un consenso vital sobre qué Alianza queremos para los próximos años. En 2013 habíamos cosechado el apoyo de más de 200 votos y ahora hemos tenido un apoyo unánime.

Los desafíos que vienen por delante son todavía más trascendentes que lo recorrido hasta aquí. Como lo expresé el día de la asamblea en Kuala Lumpur, es necesario trabajar abiertamente en la construcción de consensos con todas las regiones y sectores, en base a algunas líneas orientativas entre las que subrayo:

  • Crear un comité ejecutivo integrado por el presidente, los cuatro vicepresidentes, representantes de los sectores y el director general, que fortalezca el vínculo y la coordinación entre las decisiones tomadas y su implementación.

  • Realizar una amplia consulta que permita conocer el estado de situación de cada una de las organizaciones, su visión acerca de la Alianza y sus necesidades reales.

  • Llevar adelante un estudio profundo de la situación financiera y analizar nuevas formas de financiar la actividad de organización.

  • Revitalizar el vínculo con el mundo académico para estar en el centro de los debates actuales de todas las ciencias que tienen un impacto real en las políticas públicas.

  • Fortalecer y actualizar el trabajo que se viene realizando en relación con la legislación cooperativa para responder con eficacia y rapidez a la continua presentación o modificación de leyes que afectan a nuestros miembros.

  • Incrementar la relación con el sistema de Naciones Unidas, en especial en lo vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

  • Establecer canales más efectivos de comunicación de la Alianza con los miembros y entre estos, mejorando la coordinación con los medios existentes e incentivando la creación de nuevos medios.

  • Ayudar a mejorar el intercambio empresarial y comercial entre las cooperativas a nivel mundial, para lo cual será necesario desarrollar herramientas que faciliten y promuevan que las cooperativas pequeñas, medianas y grandes puedan hacer más y mejores negocios.

Algunos pasos ya empezamos a dar en la asamblea. Es para destacar la aprobación de las enmiendas al Artículo 15, Capítulo III de los Estatutos de la Alianza, referido a la composición de la Junta, designaciones y mandatos, por el cual se amplía el número de representantes sectoriales de 2 a 4. Se trata entonces de equilibrar la representación de los sectores y darles mayor participación, ya que son espacios fundamentales con representación directa de los miembros de la organización.

El segundo cambio aprobado fue la incorporación como integrante del Consejo de la Alianza, a la presidenta del Comité de Equidad de Género, que ejerce María Eugenia Pérez Zea, recientemente ratificada en su cargo.

En este sentido, debemos profundizar una estrategia centrada en la gente y en la acción cooperativa, fortaleciendo la acción conjunta al servicio de las cooperativas y sus estructuras nacionales, y posicionando con claridad al movimiento cooperativo global como un actor crítico frente al modelo económico de la concentración.

Como debatimos en la última Cumbre Cooperativas de las Américas, en  Montevideo, y como seguramente profundizaremos en Buenos Aires el año que viene, debemos lograr que el movimiento cooperativo sea un actor significativo en el logro de los ODS de Naciones Unidas, y esto será posible si mostramos que es posible otro tipo de economía, si nos animamos, decididamente, a plantearnos como una forma alternativa de producir y consumir, y logramos mostrar que somos la alternativa a la globalización financiera.

Necesitamos que esa posición crítica se transforme en construcción global de economía cooperativa, de redes empresarias que muestren que hay, a escala local y a escala global, otra forma de ocuparnos de nuestras necesidades y de las necesidades de nuestro planeta. Debemos hacerlo con alegría, con la alegría de formar parte de un movimiento maravilloso, que cuenta con las claves para construir un mundo mejor, más digno y más solidario. Un mundo de paz.

Fuente: Ecosolidario