¿Individual o colectivo? Reflexiones en torno al trabajo colaborativo

Laura-SánchezDra. Laura Sánchez Jardón
Académica e investigadora
Universidad de Magallanes
Proyecto Hongusto

El pasado sábado durante la mañana, una parte del equipo Hongusto volvimos a la localidad de Mañihuales a cumplir un compromiso adquirido con algunos vecinos y dirigentes: realizar un taller de capacitación de producción de hongos comestibles, en concreto el hongo ostra. Ellos nos han mostrado, desde el principio, un extraordinario interés y apoyo por esta iniciativa de innovación social financiada por CORFO, y nos comprometimos a hacerlo tan pronto como estuviéramos en condiciones de transferir la experiencia desarrollada en el Liceo Agrícola de Coyhaique.

Durante la jornada se pusieron en evidencia situaciones que me recordaron discusiones pasadas con colegas con los que trabajamos para poner en funcionamiento el Centro Universitario Coyhaique de la Universidad de Magallanes. En particular, acerca del reparto del trabajo, sobre si es “mejor” trabajar en forma individual o colectiva. En cualquier organización o emprendimiento, el reparto del trabajo mejora significativamente la producción; diez personas en una cadena de producción son más eficientes, es decir, gastan menos y/o producen más cantidad en menos tiempo, que diez personas haciendo exactamente el mismo trabajo. Los economistas argumentan bien las ventajas de un modelo “industrial” con reparto de funciones, frente a uno más “individualizado” o artesanal en el que todos los componentes realizan o podrían realizar todas y cada una de las funciones. No quedan dudas del beneficio del trabajo colaborativo en términos de eficiencia en la producción.

Una innovación social incluye, por definición, la promoción de la asociatividad y el trabajo colaborativo. En un modelo colaborativo, si alguno de los eslabones de la cadena de producción falla, se pone en riesgo el esfuerzo de todos. Así lo experimentamos con Hongusto como equipo multidisciplinario, es decir, especializado o colaborativo. Reconocemos, porque lo experimentamos, el considerable desafío: es imprescindible construir confianza entre las personas, evitar malentendidos y definir claramente la responsabilidad de cada uno en las diferentes tareas.
Esa es la fórmula teórica para el éxito del trabajo colaborativo. En la práctica, sin embargo, sucede que en los emprendimientos, sobre todo aquellos con alta incertidumbre (ambientes imprevisibles en los que no hay certeza en demasiadas cosas), se debe esperar cualquier cosa por lo que, es beneficioso que los miembros sean, diríamos, generalistas. Esta reflexión no es mía, sino que la naturaleza, de nuevo, nos da una lección: se trata de una tendencia ampliamente reconocida en el estudio de los ecosistemas (la ecología).

En cualquier caso, es necesario que cada integrante sea prolijo y constante en su función. Esto tratamos de trasmitir con Hongusto; en el caso del cultivo de hongos, a los profesores y estudiantes del Liceo Agrícola que protagonizan esta iniciativa. Como ellos, invitamos a todos los interesados a que sigan contactándonos a través de redes sociales y que no se pierdan el 1er Encuentro de Amycos de los hongos Australes, los días 15 y 16 de diciembre en Coyhaique.

FUENTE: DIARIOAYSEN