La cooperativa escolar de la profesora Marcela

Resultado de imagen para estudiantes fotocopias

En un liceo técnico profesional de Quilpué, los alumnos integran una cooperativa escolar que les permite vender servicios de fotocopiado a la comunidad de su establecimiento, generando recursos destinados a su propia educación, y viviendo aprendizajes cercanos a la vida laboral. Todo gracias a la perseverancia de la profesora Marcela Jorquera García.

Marcela Jorquera es profesora de filosofía con un postítulo en administración de recursos humanos.
Las cooperativas: Se basan en el principio de ayuda mutua. Los socios tienen iguales derechos y obligaciones: un solo voto por persona y su ingreso y retiro es voluntario.

La receta fundamental para innovar en la escuela, asegura Marcela Jorquera García, tiene un solo ingrediente: atreverse. Ese es, en su opinión, el primer paso de todo emprendimiento. El segundo, más difícil, es formalizar la innovación. Profesora de filosofía con un postítulo en administración de recursos humanos, Marcela dirige el módulo de gestión de pequeña empresa en el Liceo Comercial Alejandro Lubet Vergara, de Valparaíso, donde ha implementado una cooperativa escolar, a través de la cual sus alumnos administran una librería en el establecimiento, brindando servicios de fotocopiado a toda la comunidad escolar.

Aunque la librería era una necesidad real del liceo, lo que buscaba la profesora iba más allá de eso. Se trataba más bien de crear una instancia donde los alumnos pudieran vender sus servicios, como parte de su aprendizaje en la asignatura. Antes de eso, el módulo de gestión era puramente teórico. En clases se creaban productos y servicios, pero a pesar de resultar viables, no eran probados en la práctica.

Marcela se desesperaba viendo cómo la creatividad de los jóvenes quedaba encerrada en la sala de clases. Al comienzo inventaban pequeñas empresas de animación de fiestas infantiles, paseos de mascotas, etc., y conforme ganaban confianza, proponían iniciativas con mucho sentido. Así, frente a sus ojos, la docente veía desfilar propuestas como la de un kiosco saludable mucho antes de la ley que prohibió la comida chatarra en los colegios, servicios de reparación de celulares y mucho más. Todos estos proyectos iban acompañados de estudios de costos, análisis de factibilidad, estrategias de marketing y distribución, pero ninguno podía ver la luz debido a que ello requería de una inscripción en el Servicio de Impuestos Internos (SII).

“Hace diez años los estudiantes vendían productos para los compañeros, cartulinas y útiles de librería escolar (recuerda), pero como no daban boleta podía producirse un conflicto con el SII”. En efecto, el sistema no hace excepciones, siempre hay que pagar IVA y Marcela se preguntaba qué podía hacer para entregarles a sus estudiantes una experiencia práctica directamente relacionada con la vida laboral.

Fue así como decidió aplicar el modelo de la cooperativa escolar, que permite comercializar los productos que se fabrican en horas de clase, así como cobrar por la prestación de servicios en tareas relacionadas con las especialidades del liceo. Para los alumnos de Marcela Jorquera, había llegado el momento de pasar de la teoría a la realidad. Sin embargo, la puesta en práctica del proyecto “Coop escolar” no fue fácil.

¿Cómo se hace una cooperativa escolar?

Primero hay que hacer una escritura social y legalizarla ante notario. Después es necesario publicarla en el diario oficial; a continuación, inscribirla en registro de comercio. Con todo eso obtienes la personalidad jurídica. Y recién ahí puedes sacar RUT en el SII, y obtienes la autorización para entregar boleta y factura. A mediados de este año obtuvimos el RUT, nos costó muchísimo, como a todas las empresas chicas. Y la enseñanza más clara es que hay muchas trabas para emprender en Chile.

A las dificultades burocráticas se suman las financieras, ya que el costo de abrir una cooperativa alcanza fácilmente los 500 mil pesos, debido a la necesidad de contratar abogado. No obstante, no hay obstáculo insalvable para una buena causa. Marcela consiguió que el alcalde de su comuna apadrinara el proyecto para cubrir la escritura social, y así lograron recibir una valiosa ayuda con los trámites.

Las cooperativas escolares sirven para darle a los estudiantes una oportunidad de asociatividad y trabajo en equipo en relación a sus propios intereses y a los problemas que detecten.

Otro aspecto que resultó importante es el apoyo de la dirección del establecimiento, que en todo momento respaldó el trabajo de Marcela y le ofreció una salita para instalar la máquina fotocopiadora. “Tuve harta suerte (recalca la educadora) porque la directiva del liceo nos ayudó con la gestión de permisos, nos entregó un computador, una sala, y nos autorizó para trabajar en forma no estructurada”. Tres directores han trabajado en el establecimiento: Beatriz alcalde, Rodolfo Briceño y el director actual, Patricio Abdala.

Lo anterior no deja de ser relevante. Según apunta Marcela Jorquera, profesores de otros colegios han fracasado al tratar de instalar emprendimientos debido a que los encargados de UTP les aplican pruebas estructuradas -tipo SIMCE- a los alumnos. “Ahí sonaste (dice), porque si pasas toda la materia con el mismo énfasis no puedes hacer emprendimiento. Yo logro pasar todos los contenidos del currículo pero privilegio aquellos que necesitan más mis chiquillos”. Los logros que una metodología que tiene en cuenta los aspectos prácticos del conocimiento son claros en el caso de los alumnos del liceo; en una evaluación realizada por INACAP, sus resultados fueron muy altos, alcanzando un 60-70% por muy por sobre la media de lo que otros liceos conocían del currículo vigente.

¿Cualquier colegio puede abrir una cooperativa?

Las cooperativas escolares son por ley sin fines de lucro, por lo que los dineros que generan tienen que ser destinados a ítemes relacionados con el objetivo de estudiar, o que puedan traducirse en la mejora de las condiciones de estudio de los alumnos. Lo anterior podría significar, por ejemplo, pagar el transporte a la escuela, comprar los útiles escolares, etc.Cualquier establecimiento del país puede hacerlo; sólo se necesitan las ganas. Marcela recuerda que la Universidad de Santiago y la COPEUCH crearon varias cooperativas escolares de las que algunas siguen funcionando. Por ejemplo, en el Liceo de Valparaíso hay una para comprar los útiles comprar al por mayor y distribuir entre los estudiantes. Actualmente el Liceo de Gastronomía y Turismo de Quilpué le está pidiendo asesoría para abrir una cooperativa allá.

Innovación escolar: ¿funciona, no funciona?

Funciona:

  • Pedir ayuda a las autoridades municipales.
  • Pedir apoyo a la dirección del establecimiento. Pedir consejo a otros profesores que hayan vivido la experiencia.

No funciona:

  • Dejar documentación en la web sin respaldar.
  • Evaluar a los alumnos con pruebas estandarizadas sin tener en cuenta el trabajo que están realizando, como parte del emprendimiento.


¿Cuáles consideras que fueron los obstáculos más importantes que tuviste que enfrentar?

Las cooperativas escolares son por ley sin fines de lucro, por lo que los dineros que generan tienen que ser destinados a ítemes relacionados con el objetivo de estudiar, o que puedan traducirse en la mejora de las condiciones de estudio de los alumnos. Lo anterior podría significar, por ejemplo, pagar el transporte a la escuela, comprar los útiles escolares, etc.Cualquier establecimiento del país puede hacerlo; sólo se necesitan las ganas. Marcela recuerda que la Universidad de Santiago y la COPEUCH crearon varias cooperativas escolares de las que algunas siguen funcionando. Por ejemplo, en el Liceo de Valparaíso hay una para comprar los útiles comprar al por mayor y distribuir entre los estudiantes. Actualmente el Liceo de Gastronomía y Turismo de Quilpué le está pidiendo asesoría para abrir una cooperativa allá.

Los trámites. Algunos trámites los puedes resolver por internet pero otros generan dificultades, fruto del desconocimiento, ya que no había a quien copiarle, no había modelo de escritura social escolar. En cambio en otros países latinoamericanos como México y Argentina, las cooperativas escolares son algo tradicional. También tuve problemas con información que almacené en una plataforma Moodle, en un curso de emprendimiento dictado por una ONG. Al poco tiempo de terminado el curso dejaron de mantener la página y perdí toda la información. Después me di cuenta de que cuando se acaba la plata del proyecto, las ONGs dejan de mantener el servidor. O sea, se acabó el proyecto y las paginas se van a la chuña. Ahí tenía un curso completo sobre emprendimiento, desde la indagación acerca de las posibilidades que ofrece el mercado, pasando por el proceso de contratación, prevención de riesgo, etc., tenía muchos materiales de mi módulo.

Fuente: educarchile.cl