La frutilla sustentable: un producto con identidad regional de O’Higgins.

Amigable con el medioambiente, sana, y ecológica son las características de la frutilla de la provincia de Cardenal Caro, que, gracias al trabajo de un grupo de especialistas de la Universidad de Chile, busca posicionarse como un producto con identidad regional.

Durante los últimos años, la exportación de frutilla chilena subió considerablemente. Estos números son acompañados por la gran cantidad de frutas que nuestro país lleva a las mesas de países de Europa y Asia, lo que lo transforma en el primer exportador frutícola del hemisferio sur y líder exportador mundial de uva de mesa y arándanos, según datos de la Oficina de Estudios Públicos y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura -Odepa-.

Pese a que la producción de la frutilla se centra en las regiones Metropolitana y del Maule, en O’Higgins un equipo de investigadores de la Universidad de Chile está potenciando a un grupo de pequeños productores frutícolas con el fin de que sean conocidos en la región con un ingrediente especial: la sustentabildad.

La ingeniera agrónoma de la Universidad de Chile Verónica Díaz está liderando este proyecto que pretende que los pequeños productores de frutillas, a través de una formación y apoyo en terreno, logren un producto con identidad de la provincia de Cardenal Caro.

“Los estamos ayudando desde la producción de la frutilla. Nos hemos enfocado a que ocupen productos que sean inocuos, amigables con el medioambiente, y que destaque por el reciclaje del plástico de manera que la región también tenga un aporte en este punto de vista. El objetivo final es que formen una cooperativa y que, con esto, tengan una identidad regional”, asegura la académica.

La mayoría de estos productores de Litueche, La Estrella y Paredones son pequeños agricultores que muchas veces no tiene acceso a tecnologías o energías más limpias para utilizar en sus procesos productivos.

Los primeros frutilleros ecológicos de Chile

Antes de la intervención de este equipo de trabajo, los productores de frutillas quemaban o abandonaban el plástico que se desechó del proceso productivo en centros de acopio. Sin embargo, tras varias etapas de capacitaciones, este plástico se comenzó a reciclar, y tan sólo en la región de O’Higgins, el año pasado se logró juntar 11 toneladas de este material de 57 agricultores.

El ingeniero agrónomo que trabaja en terreno con los productores, Gonzalo Arancibia, asegura que estos frutilleros son los únicos que reciclan en Chile. “El cultivo de la frutilla genera grandes cantidades de plástico al año, y con la intervención que ha hecho este proyecto nosotros logramos contactar a una empresa de reciclaje para que el plástico que antes se quemaba o abandonaba ahora se recicle”.

De igual forma, la iniciativa ayuda a que los frutilleros utilicen de manera eficiente el agua durante la producción frutal. Verónica Díaz asevera que han logrado reducir entre un 40 y 50 por ciento de agua sin afectar la producción y junto a esto mejorarán las prácticas agronómicas y fitosanitarias.

El proyecto financiado por el Gobierno Regional de O´Higgins a través del Fondo de Innovación para la Competitividad, también contempla ayudar a los productores a planificar y levantar una cooperativa, la que se formará legalmente en septiembre, y que tiene como objetivo principal mejorar los canales de comercialización.

“A través de la cooperativa pueden exportar sus frutillas, porque el reciclaje les da un valor agregado y con esto cumplen con los estándares internacionales, como los de la Unión Europea, para exportar”, complementa Gonzalo Arancibia, quien vive en la zona y visita semanalmente a los productores.

El productor de Paredones, Sergio Landeros, señala que el proyecto ha sido un gran aporte para los frutilleros de la zona y esperan que la ayuda se mantenga en el tiempo. “Nosotros no manejábamos algunas cosas, por ejemplo, nunca habíamos reciclado el plástico. Antes lo guardábamos o lo dejábamos en las orillas de los ríos», dice.

De igual forma, el frutillero de la comuna de Navidad Juan Carlos Donoso complementa que las capacitaciones han sido un gran aporte para los productores en la zona. “Ahora todos los agricultores estamos reciclando y mejoramos el uso del agua, ocupando sólo lo que la planta necesita, ya no hacemos lo de antes que era regar por regar. Estamos trabajando con otras tecnologías y con productos que no son tóxicos. Antiguamente la frutilla tenía mucho residuo, pero ahora no», asegura.

Sobre el futuro, Donoso espera que con la cooperativa los frutilleros hagan los negocios directamente con las empresas exportadoras y no con intermediarios. Gracias a lo aprendido con los investigadores de la universidad, podrían cumplir con los estándares internacionales de preservación del medioambiente durante la producción frutícola que exigen mercados como los de la Unión Europea.

“El problema es que como los productores son muy chicos, no tienen capacidad de negociación. Entonces la idea del cooperativismo es que ellos ahora se enfrenten no con una hectárea, sino que, con 20 hectáreas, porque van a ser muchos los agricultores que tendrán que ir a pelear con los grandes. Porque hay que entender que algunos sólo tienen 60 u 80 hectáreas de frutillas. La idea es que ellos unidos tengan peso en las decisiones”, precisa Verónica Díaz.

Se espera que al finalizar la iniciativa los agricultores puedan incorporar técnicas innovadoras de proceso para la gestión agronómica y ambiental del cultivo de frutilla, que permitan crear una identidad regional mediante el desarrollo de una marca asociativa.

 

Leslie Alejandra Salamanca Donoso 
Directora Periodística  – INNOVA-DIFUSION