LAS NOVEDADES DE LOS SEGUROS AGROPECUARIOS

Las novedades que rodean a los seguros agropecuarios

Una de las prioridades de Agroseguros durante 2015 fue cambiar las condiciones en las que se administraba el subsidio estatal, lo que a juicio de sus promotores permitirá que muchos más agricultores se interesen por tomar estas herramientas.

Jueves, 31 de diciembre de 2015 a las 8:30

Las mayores demandas. En los 15 años que lleva funcionando el seguro agrícola, las heladas y las lluvias extemporáneas son los episodios que más recursos han demandado.

Crédito: El Mercurio
Luis Muñoz G.

El sector agropecuario es sin duda uno de los más vulnerables a la expresión de los distintos fenómenos climáticos. Chile, por ejemplo, ha sido golpeado con fuerza en los últimos años por sequías, heladas y lluvias primaverales que han terminado por afectar en distintos grados el desarrollo del negocio. Por lo mismo, los expertos son enfáticos en resaltar la importancia de conocer y manejar herramientas como los seguros, que permiten resguardar el capital de trabajo y trabajar con mayor tranquilidad.

En la actualidad, los agricultores chilenos tienen a su disposición una amplia gama de seguros agrícolas, pecuarios y de coberturas de precio, los cuales cuentan con un subsidio estatal que es administrado por Agroseguros, institución que en septiembre de 2014 reemplazó al extinto COMSA (Comité de Seguro Agrícola).

“Nadie tenía idea qué era el COMSA, por lo que optamos por renovar su imagen. Queríamos crear una mayor cercanía con los agricultores y otros actores del sector”, dice Camilo Navarro, director ejecutivo de Agroseguros.

La gran apuesta

Pero la intención de la institución, cuya finalidad además es desarrollar y promover seguros para el agro, no sólo se quedó en el cambio cosmético, sino que intentó ir un poco más allá. La idea de la plana ejecutiva era generar un cambio en la visión de los agricultores, quienes siempre han creído que estas herramientas sólo apuntaban a proteger a los más pequeños.

“El agricultor debe tener conciencia que los seguros son una buena herramienta y que son para todos”, asegura Navarro.

Por lo mismo, una de las prioridades de la nueva administración fue cambiar las condiciones en las que se administraba el subsidio estatal. Y es que históricamente esta herramienta correspondió al 50% de la prima neta, más 1,5 UF por póliza, lo que le permitía al agricultor pagar sólo el equivalente a la prima neta menos el subsidio con un tope de 80 UF anuales por RUT.

En ese escenario, si la prima era baja, como ocurría con las pólizas contratadas por pequeños agricultores, el subsidio podía llegar a financiar sobre el 90% del costo del seguro. En el caso de los usuarios de Indap, esa institución bonificaba adicionalmente hasta el 95% del remanente no subsidiado por el antiguo COMSA, por lo que el agricultor sólo debía pagar aproximadamente un 2,5% de la prima (+IVA).

“El gran problema que tenía el sistema antiguo era el tope de 80 UF, lo que en el caso de un pequeño agricultor se le podía ir en 6 hectáreas. Esto, en la práctica, desincentivaba a los más grandes”, dice Camilo Navarro.

Hoy esa situación ha cambiado, ya que se estableció un subsidio base de 40% + 1 UF, aunque con algunas bonificaciones dependiendo de la conducta que tenga el asegurado. Así, por ejemplo, si el agricultor renueva su seguro podrá aumentar en 10 puntos su subsidio. Si además hace una contratación colectiva a través de una institución financiera, proveedor de insumos o gremio, entre otros, será bonificado con 10 puntos más. El sistema también bonifica a los agricultores por la contratación de productos nuevos (10 puntos), cereales (5 puntos) y desarrollo de la agricultura en zonas extremas (5 puntos).

“En Aysén, por ejemplo, si un productor contrata un seguro a través de Río Baker podrá optar a 65% de subsidio, gracias a que será nuevo, lo hará a través de un gremio y a que está ubicado en una zona extrema”, explica Camilo Navarro.

Sin embargo, uno de los cambios más importantes es el que se relaciona con el tope. Y es que si bien el monto sigue siendo de 80 UF, éste no estará limitado por RUT como ocurría antes, sino que por póliza. Así, en la práctica, el agricultor podrá extender el beneficio a distintas aristas de su negocio.

Un cambio en la mirada

Más allá de los esfuerzos que se puedan hacer a nivel institucional, Camilo Navarro sostiene que los productores agrícolas chilenos, en general, no tienen una cultura de seguros, básicamente porque no entienden con claridad cuál es el objetivo de estas herramientas.

“En el negocio agrícola no todo se trata de traspasarle el riesgo a terceros sino que el agricultor debe entender que a través de una buena gestión hay riesgos que él mismo puede asumir”, asegura.

El director de Agroseguros se refiere a que el productor debe entender que los seguros, en general, son herramientas que apuntan a cubrir incidentes extraordinarios y no comunes y corrientes. Por lo mismo, dice, es importante que los agricultores cuenten con mitigadores de riesgo.

De hecho, éste es uno de los impedimentos para que especies como las cerezas —las cuales se vieron sumamente afectadas durante la última primavera a causa de las lluvias— entren a la paleta de especies frutales cubiertas por el seguro agrícola.

“Las cerezas tienen siniestros prácticamente todos los años, los cuales se relacionan mayoritariamente con las lluvias primaverales. Así, bajo ese esquema, asegurar una hectárea de cerezas sería carísimo. Por lo mismo, lo más viable para un productor que se encuentra en una zona expuesta es invertir en techos, que serán los mitigadores, y dejar el seguro para un evento extraordinario, como podría ser quizás una helada”, indica Camilo Navarro.

A juicio del ejecutivo, no se debe olvidar que la toma de un seguro en el negocio agrícola apunta a que un productor pueda ser más eficiente y competitivo a través de la mayor cercanía que tendrá con su óptimo productivo.

Los nuevos productos

La producción de nueces, al igual como ha ocurrido con las cerezas, se ha transformado por estos días en uno de los negocios con más proyección de la agricultura nacional. Esto, en teoría, podría llevar a pensar que existe cierto interés de parte de los productores por contar con productos que les permitiera asegurar sus producciones. Sin embargo, en Agroseguros comentan que esto no ha sido tan así. De hecho, cuentan que en 2014 se realizó un estudio, donde se abordaron los eventuales riesgos a los cuales se encuentran expuestos los nogales a lo largo del país y se realizaron propuestas de coberturas para potenciales productos, el cual fue entregado a Chilenut.

“Ellos, en su oportunidad, dijeron que no tenían percepción de riesgo, lo que parece una locura si se toma en cuenta que sí están expuestos a potenciales peligros como pueden ser las heladas y otras cosas”, comenta Navarro.

De acuerdo al director de Agroseguros en este caso, al igual como ocurre con las cerezas, los productores se quedan con la idea de que el seguro es caro y los beneficios muy escasos.

Pero esta situación no detiene a la institución dirigida por Camilo Navarro. Entre las novedades que pretenden sacar adelante durante 2016 figura un producto que permita asegurar las estructuras de los invernaderos. Y es que a la fecha sólo se puede asegurar lo que se encuentra dentro. En ese contexto, la póliza podría cubrir terremotos, vientos, lluvias o cualquier evento climático que pueda comprometer la estructura de estas herramientas.

De igual forma, se trabajará en extender el seguro agrícola para las flores a otras zonas del país, especialmente más al sur. Cabe destacar que este seguro en la actualidad se encuentra disponible entre las regiones de Coquimbo y del Biobío.

En Agroseguros pretenden seguir entregándoles herramientas a los agricultores de la Región de Aysén, para lo cual se contempla ampliar las coberturas para proteger especies agrícolas, ya sea en invernadero o al aire libre.

Otro de los sectores donde Agroseguros tiene puestos sus ojos es en el negocio apícola. De hecho, pretenden durante 2016 comenzar a trabajar en un piloto, basado en los antecedentes recabados en un estudio hecho hace algún tiempo. Es más, por estos días, las compañías aseguradoras se encuentran negociando con sus reaseguradores para determinar los riesgos y coberturas que se podrían establecer. La idea es cubrir el plantel, la colmena y la producción. En el caso de las colmenas, éstas tendrán que tener algún grado de identificación, lo que en la práctica significará contar con algún elemento de tipo tecnológico.

Por estos días, además, se acaba de terminar un estudio sobre camélidos en la zona norte, donde la idea, dicen en Agroseguros, será proteger a los animales del ataque de otros animales y de la falta de alimento producto de la sequía. Al igual que en el caso anterior la principal dificultad para asegurar a estos animales será contar con algún sistema de identificación.

¿Y la sequía?

Uno de los aspectos que más ha perjudicado el desarrollo de la actividad agrícola, especialmente en la zona centro-norte de Chile, ha sido la sequía, fenómeno que en el caso de la agricultura de riego no se encuentra contemplada dentro de los riesgos cubiertos por el seguro agrícola. Es más, a juicio de Camilo Navarro, es muy poco probable que se vaya a contemplar en el futuro.

“Lo que ocurre es que en el norte la agricultura es de riego y no de secano. Así, si en algún momento existiera un seguro que cubriera la sequía en frutales, el productor siempre preferiría regar las plantas que no se encuentran aseguradas, lo que llevaría a que no se pudiera controlar esa situación”, indica.

De hecho, aclara que por estos días, la sequía sólo se cubre cuando afecta a ciertos cultivos de secano, bajo determinadas condiciones.

Sin embargo, abre la puerta a que en algún momento se puedan llegar a asegurar los caudales a nivel de embalses o ríos, es decir, los niveles de aguas existentes. Y es que en este caso, especifica, no existe riesgo moral a diferencia de lo que ocurre en otras situaciones, donde una persona puede alterar la realidad para beneficiarse.

“La sequía es importante, ya que disminuye la producción de un determinado producto. Sin embargo, hay episodios como las heladas o los granizos que pueden terminar haciendo que se pierda toda la producción. De hecho, en los 15 años de historia que tiene el seguro agrícola los episodios que han involucrado mayor cantidad de recursos han sido las lluvias extemporáneas excesivas y las heladas.”, afirma Camilo Navarro.

Seguros pecuarios

En lo que respecta a los seguros pecuarios, los esfuerzos de Agroseguros están centrados en mejorar el Seguro Bovino que se lanzó hace tres años. Si bien en la institución reconocen que las colocaciones han avanzado más lento de lo que se quisiera, esperan que esto cambie con el tiempo.

“En la actualidad este es un seguro que en general se asocia mucho a Indap. Además, los productores más grandes lo consideran muy caro para lo que es”, indica Camilo Navarro.

Por lo mismo, la idea ha sido tratar de bajar el costo de la póliza, el que se ha encarecido de manera importante en el último tiempo, debido a la alta siniestralidad. A modo de ejemplo, en la institución comentan que de los 140 casos denunciados en el último año, alrededor de 130 correspondieron a la muerte de un animal, lo que, a juicio de Camilo Navarro, significa un costo demasiado alto para las compañías aseguradoras involucradas.

Por lo mismo, se ha planteado la idea de incorporar el concepto de “franquicia”, en el que se debe asegurar la pérdida (muerte) de al menos 20% de la masa ganadera asegurada para realizar una denuncia.

“Es decir, si el productor tiene 10 animales, tiene que haber al menos dos animales muertos para que pueda hacer la denuncia. Después se le aplicará el deducible, donde sí se mantiene la lógica del 10%”, explica Camilo Navarro.

De hecho, esta modificación ya ha fue incorporada al Seguro Ovino que se acaba de lanzar. En este caso, una de las grandes demandas del sector era el ataque de otros animales asilvestrados o carnívoros como perros, zorros y pumas.

Navarro comenta que para implementar este seguro los productores interesados deben realizar algunos esfuerzos como realizar un manejo individual de los animales, lo que en la práctica significa ponerles aretes, tal como ocurre con los bovinos.

“Nosotros como Agroseguros no podemos asumir esos costos. De hecho, en la Región de Aysén, donde está funcionando este seguro, los recursos para aretear a los ovinos corrieron por cuenta del gobierno regional, por lo que los productores no deben pagar nada”, asegura.

Hoy la idea es ampliar el funcionamiento de este seguro a la Región de Magallanes.

“Este tipo de problemas se da normalmente desde la Región de Los Lagos al sur. Más hacia al norte, los problemas que afectan a los ovinos se relacionan más con la sequía y la falta de alimento, por lo que en ese caso habría que analizar otro tipo de seguros”, explica Camilo Navarro.


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