Los planes de Start-Up Chile: una nueva figura legal «más independiente» y tener un impacto real en el crecimiento del país

Resultado de imagen para startup chile

Rocío Fonseca, directora ejecutiva del programa, explica que ya están trabajando con abogados en un nuevo marco legal que les permita agilizar procesos. Actualmente forman parte del Ministerio de Economía y dependen de dos subgerencias de la Corfo.

Poco más de un año lleva a la cabeza de Start-Up Chile la ingeniera en biotecnología Rocío Fonseca.

Sentada en una de las salas de conferencia de la sede del programa de la Corfo en la calle Lastarria en el centro de Santiago, cuenta que la iniciativa que lidera está entrando en una nueva fase, quizás la más desafiante de todas. Explica que durante los primeros cinco años del proyecto el objetivo era posicionar al país como un referente en innovación y emprendimiento a nivel mundial y cambiar la mentalidad de los chilenos, haciéndoles ver las oportunidades en el área de los emprendimientos tecnológicos. Eso ya se cumplió.

Ahora, y tras un estudio que demostró que las compañías aceleradas por Start-Up Chile lograron levantar 10 veces el capital que Corfo les había entregado, el foco ahora está puesto en convertirse en un aporte económico para el país. «Nuestro objetivo es generar impacto económico en el país, eso no lo teníamos antes, era más impacto social. Ahora el foco es generar impacto económico y nuestro sueño, que lo queremos cumplir en un mediano o largo plazo, es diversificar la matriz económica de Chile en una base de tecnología y de innovación. Para nadie es sorpresa que no podemos vivir del cobre, de la minería, para siempre, sino que nos tenemos que mover a un mundo de innovación y tecnología», comenta Fonseca, quien explica que para lograr esos objetivos hicieron una apuesta concreta por sumar más startups orientadas al Business to Business (B2B), es decir aquellas que prestan servicios a otras compañías y no a consumidor final.

Junto con eso apostaron por el desarrollo de tres redes internas: un club de empresas, una red de inversionistas y una red pública. Con el primero, que ya cuenta con 100 miembros, buscan crear conexiones entre grandes compañías y startups del portafolio de la aceleradora, para que juntas desarrollen nuevos negocios; mientras que la red de inversionistas pretende hacer frente al eterno problema de acceso a financiamiento que enfrentan las compañías tanto en Chile como en el extranjero. «Yo siempre digo que hay muy poco venture capital en Chile y en Latinoamérica en general. Entonces generamos esta red de inversionistas que es a nivel mundial, y también latinoamericano y chileno para mostrar nuestro portafolio, y a la fecha tenemos más de 100 socios entre inversionistas ángeles, venture capital y private equity . Acá hemos visto que los inversionistas más tradicionales de Chile quieren dar el paso, y estamos tratando ahí de romper las barreras, de que no inviertan solamente en inmobiliarios, sino que se atrevan a arriesgar más y a trabajar con los emprendedores, y eso ha sido súper bueno», explica Fonseca.

La tercera red, agrega la directora ejecutiva del programa, es más incipiente, y busca ayudar a los organismos públicos a encontrar soluciones innovadoras a sus procesos y necesidades.

-2017 será el último año de la actual administración. ¿Se están preparando para el cambio de gobierno? ¿Qué expectativas tienen?

«Frente a un eventual cambio de bando, estamos bien parados, no estamos preocupados. Sí me tiene ocupada la figura, el marco legal de Start-Up Chile. Ahora estamos adentro de una gerencia y de repente hay procesos administrativos que son un poco más largos por el rol legal, por la figura que tenemos ahora dentro de la Corfo, entonces queremos explorar un modelo de mayor independencia, ahí estamos dándole vuelta a qué marco legal».

-¿Esto se ha conversado ya?

«Sí, se ha conversado harto. Para andar rápido, necesitas el auto completo, entonces no podemos tener cosas que están funcionando más lento, no porque no haya el espíritu de cambiarlas, sino porque hay distintas figuras que no nos permiten movernos más rápidamente. Está el Ministerio de Economía, está la Corfo, dentro de la Corfo hay gerencias, y nosotros estamos adentro de la gerencia de emprendimiento, y estamos transversal a dos subgerencias, entonces en el organigrama operacionalmente de repente nos cuestan mucho algunos presupuestos por la figura que tiene adentro de la Corfo. Lo que estamos viendo ahora es cómo hacemos un giro e independizar Start-Up Chile para que si queremos correr como queremos correr, lo hagamos con otra figura legal».

-¿Y ese proceso de independencia se vislumbra difícil?

«Depende de la figura, estamos prospectando la figura legal, los abogados saben más. Tenemos una meta en tiempo, creemos que es sano. Necesitamos más independencia y más velocidad, entonces estamos barajando varias alternativas. Está súper incipiente el tema, pero tenemos un deadline y barajamos varias alternativas».

El plan, asegura la directora ejecutiva del programa, es que la independencia de Start-Up Chile se concrete antes de que finalice la actual administración.

Un libro de exportación

Con una cantera de más de 1.300 compañías aceleradas y con la nueva generación de emprendedores, la número 17, programada para arribar al país en febrero próximo, Start-Up Chile es uno de los programa de aceleración más grandes del mundo -son 10 veces más grandes que una incubadora tradicional- y por lo mismo una de las prioridades de la actual administración es poder seguir manteniéndose en la élite mundial, sin sacrificar la calidad.

Start-Up Chile es a estas alturas un proyecto conocido, replicado y admirado en distintas partes del mundo, y es justamente esa realidad la que llevó al programa a desarrollar su próximo proyecto. Se trata de un libro en el que están consolidando una metodología que han denominado Open Acceleration , que explica cómo funciona el programa a grandes rasgos. «Vamos a hablar de cómo, sin perder competitividad mundial, entregando un buen servicio con pocos recursos económicos disponibles, podemos generar cambios. Esto parte porque nos invitan mucho de países en desarrollo, porque nos ven como un paso que se puede dar, como un objetivo que se puede lograr. Cuando los países en desarrollo ven a Silicon Valley, lo ven en Marte, en Plutón, y a nosotros nos ven como que es posible», dice Fonseca.

– ¿No ven como competencia a todos esos países que se interesan en replicar el modelo de Start-Up Chile?

«Para nosotros son colaboradores, con casi todos somos socios. Antes las aceleradoras estaban miradas para acelerar el negocio local y ahora las aceleradoras se están viendo también como puerto de entrada para abrir nuevos mercados. Entonces, por ejemplo, en Estados Unidos tenemos varias aceleradoras socias y no somos competencia porque si un emprendedor chileno quiere abrir operaciones en Estados Unidos, es mucho más fácil a través de una aceleradora que hacerlo solo sin conocer a nadie. Lo que hemos hecho es abrir colaboración con las distintas aceleradoras, cosa de que si un chileno o alguien del programa se quiere ir, llega a esa aceleradora, es bienvenido y desde ahí sale al mundo. Eso nosotros lo llamamos programa de softlanding y a un emprendedor le ahorra mucho tiempo, mucha plata».

Reestructuración de regiones

Actualmente, Start-Up Chile está dividido en tres programas internos: «The S Factory», una iniciativa de preaceleración; «Seed», el proyecto original, que entrega $20 millones; y «Scale», un fondo por hasta $60 millones al que pueden postular las compañías que están más avanzadas.

Junto con eso también poseen la modalidad «Go Regional», que está considerada dentro del programa «Seed» y que entrega $5 millones adicionales a los proyectos que se instalen en regiones. Hasta la fecha han viajado fuera de Santiago cerca de 40 startups , pero el resultado no ha sido del todo satisfactorio, por lo que se modificará para 2017. «Pasaba que los emprendedores venían por seis meses a Chile y al tercer mes tenían que irse a regiones, y eso era complicado porque no tenían los contactos y debían adaptarse de nuevo. Lo que vamos a hacer en 2017 es que terminen el programa «Seed» en Santiago y después se van a regiones por seis meses más, y la idea es que antes de irse ya estén negociando con las regiones», explica Rocío Fonseca.

En términos prácticos, esos emprendedores recibirán $20 millones por los seis meses iniciales y luego otros $10 millones por los otros seis meses que se instalen en regiones.

Fuente: economiaynegoios.cl