Producción hortalicera en Bulnes, ejemplo de sustentabilidad para la agricultura familiar campesina

Desde lo alto de su casa, por encima de las parras, Robert Jara alcanza a ver las hileras de repollos verdes lisos, crespos, morados, las dos variedades  de coliflores y las tres de brócolis. De las doce hectáreas que cultiva, las tres de hortalizas son su genuino orgullo y también las que le dan más rentabilidad.

La agricultura es lo que le gusta, pero ha podido dedicarse a ella desde hace sólo seis años. “Antes hice muchas cosas, había que educar los niños, pero desde siempre lo mío ha sido el campo”: que en parte es suyo y en parte arrienda. “Soy autodidacta, me las ingenio para aprender, claro que posteriormente he recibido capacitación de la empresa Natural Chile, especializada en productos orgánicos”. El productor es usuario del programa de Servicio de Asistencia Técnica de Indap, (SAT hortícola), que le ha brindado cursos especializados y la obtención de herramientas para sus labores. También es beneficiario del programa de praderas suplementarias y ha obtenido crédito para levantar una bodega en proceso de construcción.

“Me entretengo dibujando sobre el terreno, quizás pintaba para arquitecto, me gusta la simetría y los distintos tonos de las plantas”. Su esfuerzo no es sólo estético sino también es dirigido a la calidad de sus cultivos. “Me gusta que el producto salga natural”, dice Robert, que cada mañana parte desde el sector Las Rosas de la comuna de Bulnes, con su cargamento de dos mil hortalizas hacia la feria de Chillán, donde se ha ganado un lugar entre los compradores por la confianza que inspira su oferta. Tres días a la semana se instala también con un puesto en la feria de productos orgánicos del paseo Arauco de Chillán.

Antes de arribar a las hortalizas, el agricultor incursionó en los semilleros de pepinos y calabazas que se iban a Holanda y Estados Unidos. “Pero algunos problemas me hicieron desistir de ese intento. Este año tengo 64 mil hortalizas plantadas y aumentaré un poco la superficie, pero no mucho, para mantener la calidad”.

Los resultados que le prodiga su trabajo tienen efectos positivos en los mercados y en la academia. Con frecuencia llegan grupos de alumnos de la facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, campus Chillán, a conocer su sistema agrícola y es interrogado acerca de la calidad de las plantas, del suelo (“El trumao es el mejor suelo para los cultivos agrícolas”, enfatiza Jara”), los nutrientes, la distribución espacial, etc. “Los estudiantes, luego son evaluados con pruebas sobre la experiencia en terreno. Pienso que es muy enriquecedor este intercambio. Yo estoy invitado a dar conferencias en la universidad, casi no me lo creo”, indica el agricultor.

Se muestra contento al recibir la visita del director regional del Indap Bío Bío, Andrés Castillo, “pues es una manera de recibir reconocimiento por nuestros esfuerzos y además es estimulante  para el trabajo”. Robert Jara comparte la opinión que en gran medida el futuro de la pequeña agricultura “será sustentada en los productos sanos y agroecológicos, que permitirán una adecuada rentabilidad”.

Rodrigo Medina 
Periodista 
Encargado de Comunicaciones
Dirección Regional
INDAP Región del Biobío