Semillas Ancestrales para el futuro: el banco que levantó la productora chilota Cecilia Guineo

Cecilia junto a los ajos que produce en su predio

Cecilia Guineo Colguen es una chilota huilliche, guardadora de semillas ancestrales, cultivadora de la tierra con los saberes heredados por su pueblo, los mismos que la llevaron a recibir no sólo la certificación de productora orgánica, sino que el sello SIPAM (Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola Mundial) otorgado por la FAO a 10 municipios de Chiloé. Todo ello, más el trabajo de cultivo, reciclaje y cuidado del medio ambiente la hicieron merecedora a uno de los tres reconocimientos otorgado por INDAP en el reciente concurso “Premio a las Experiencias Exitosas de Agroecología en la Agricultura Familiar Campesina”.

Al concurso, primero de su especie en el país, llegaron 39 experiencias de todo el país, de las cuales hubo tres que destacaron por sobre las demás, obteniendo los primeros lugares. Asimismo, hubo otras tres que recibieron premios especiales, dentro de las menciones honrosas.

Uno de los principales requisitos para postular era mostrar que en el trabajo que desarrollan en sus predios se incorporan elementos de interculturalidad, una estrategia de diferenciación productiva y comercial, además de la vinculación con los mercados para comercializar sus productos. Tres características que Cecilia Guineo cumplió sin problemas.

Considerada una líder en su materia en la isla, esta productora presentó a distancia su experiencia – a través de un diaporama-  en el PRIMER SIMPOSIO DE AGROECOLOGÍA PARA LA AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA, donde emocionó a la mayoría de los presentes con su relato. Una experiencia, donde trabaja codo a codo con su marido y sus hijos en el sector de Coipomó Rural, a 12 km. de Ancud. Ella cuenta que trabaja la tierra desde los 7 años, cuando comenzó a conocer las semillas, hortalizas y otros de boca de sus abuelos.

Su familia lleva 32 años trabajando como agricultores y en su campo no sólo se cultivan hortalizas bajo plástico, sino que también frutales menores, procesados y una lechería orgánica. En distintas épocas recibe a turistas y también delegaciones de universidades, colegios y de otros países interesados en conocer este predio modelo. Desde el año 2002 es usuaria de INDAP, a través de diferentes programas, al igual que su marido quien ha recibido asesorías técnicas en lechería y gestión.

Su empeño en aplicar los conocimientos ancestrales del pueblo huilliche le ha permitido conservar productos nativos, tener un banco de semillas ancestrales de 20 variedades de papas nativas (las mismas que se usaban hace 400 años), rescatar el ajo POE, rescate de la quinoa chilota, reproducción de semillas de habas de colores, zanahorias de colores, arvejas antiguas, multiplicación de plantas medicinales y ajo tradicional, además de una lechería. Cuenta que en sus 22 há. de terreno todo es orgánico, “porque usamos todo lo que hay en el campo y en la playa para el cultivo, el que está libre de agroquímicos, ya que nosotros también fertilizamos con algas”.

Sus siembras son escalonadas, en las cuales rota e incorpora nuevas superficies, en las cuales hay un fuerte componente de reciclaje. “En nuestro predio elaboramos bocashi (abono orgánico) y biofert (biofertilizante) líquido para todas las siembras. También usamos patos como controladores de plagas de babosas e insectos terrestres, y en el caso de las plagas voladoras utilizamos diferentes flores”. Asimismo, fertiliza su predio con altas cantidades de materia orgánica, producida por la producción bovina, lo que permite mejorar la estructura y porosidad del suelo.

Dice que en este predio no se pierde nada, lo que permite ser un sistema en equilibrio. “Hay tiempo para esperar los ciclos biológicos de producción de los distintos cultivos, de abonar los frutales; y en los meses más fríos y oscuros dedicarnos a las mermeladas, conservas y manjar”.

Precisa que en cada rincón de su tierra está el concepto de rescate de saberes ancestrales, al cual no escapó la artesanía, ya que en el último año incorporó la cestería elaborada con fibras vegetales típicas del sur; ni la gastronomía que le ofrece a sus visitantes. En su experiencia modelo ha tenido ocho mil visitantes, y es un objeto de estudio por algunas escuelas de agronomía.

 Anita Hernández, ejecutiva integral de INDAP de Ancud, destaca que esta productora es una líder agroecológica en su zona, puntal de la Asociación de Productores Orgánicos de Chiloé, formada en el año 2008, además de integrar la Mesa de la Mujer Rural y el Comité Asesor de Agencia de Área, CADA, de INDAP. Su empeño la ha hecho ser reconocida por institucionales nacionales y extranjeras, mediante las cuales ha ido a contar su experiencia a Italia, Argentina, Alemania y Perú, entre otros lugares.

La agroecología es hoy un tema que se está instalando con gran fuerza entre los pequeños agricultores, y las cifras demuestran cómo ha ido creciendo la superficie plantada de productos orgánicos en Chile. Según el informe publicado el 23 de agosto por Odepa, sólo el año 2016 hubo un aumento del 30% con respecto al 2015 de la superficie agrícola certificada como orgánica en Chile, alcanzando las 131.973 há. plantadas.

Autor: Sonia Rivas / PRENSA INDAP

Fuente: INDAP