Viticultura y comercio justo en Chile

Vinos LautaroPor Marco Coscione

En enero de 1997, la Sociedad Vitivinícola chilena Sagrada Familia (Vinos Lautaro)envío a Bélgica su primera exportación de vino de comercio justo. Hoy día, sus vinos llegan a otros países como Inglaterra, Alemania, Polonia, Finlandia, Austria, entre otros. “Gracias al comercio justo siempre hemos recibido precios por encima de los que paga el mercado local para la uva” comenta Raúl Navarrete, gerente general. “Además, los productores empezaron a recibir los beneficios de un eslabón mayor de la cadena comercial, la producción de vino de forma asociativa. Y si a eso le sumamos los beneficios del premio social de comercio justo, los productores han recibido el apoyo de programas de mediano y largo plazo que les ha permitido, por ejemplo, renovar sus infraestructuras, sus viviendas, mandar sus hijos a estudiar a la universidad y promover una mayor equidad de género”.

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Entre las organizaciones chilenas
Viñas Caupolicán destaca por el protagonismo de sus mujeres: “El machismo en el campo chileno aún es muy fuerte y a las mujeres nos toca romper esquemas autoritarios y patriarcales”, subraya Paola Parra, gerente de la organización. “Al principio, en las reuniones, los hombres estaban por un lado y las mujeres por el otro; pero poco a poco empezaron a sentarse todos juntos. Que Chile haya tenido una presidente mujer ha ayudado mucho, y que en nuestra organización yo sea la gerente, pues también”.

En 2007, la viticultura chilena sufrió una desastrosa caída del precio de las uvas viníferas: se llegó a pagar hasta 40 pesos (0.076 USD en 2007) el kilo de uva varietal fina que, por lo menos, tenía un costo de producción de aproximadamente 80 pesos. “Fue por eso que salimos a la calle: en esas manifestaciones nos conocimos, empezamos a compartir nuestras visiones y decidimos crear una sociedad anónima con aportaciones de cada socio”. La marcha fue el momento para unirse y fomentar un nuevo proceso organizativo, marcó el origen de Viñas Caupolicán. En ese proceso las mujeres tuvieron un papel protagónico. De hecho las reuniones siempre se desarrollaban en la casa de Doña Margarita, la primera presidenta de la sociedad.

Solo dos años después de su creación, en 2009, Caupolicán se certifica en comercio justo Fairtrade, también con apoyo de la municipalidad. En la comuna de Sagrada Familia, actualmente existen tres organizaciones de pequeños viticultores de comercio justo: “Vinos Lautaro”, “Viña Caupolicán” y “Wichan Chile”. En agosto de 2016, con el apoyo de Vinos Lautaro y la Coordinadora Nacional de Comercio Justo de Chile, laCoordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo se reunió con el alcalde Martín Arriagada para dar a conocer la campaña “Ciudades y Pueblos Latinoamericanos por el Comercio Justo”.

Según Paola, el desarrollo de la campaña a nivel local será muy importante, también para los mismos productores, para que puedan realmente entender y promover el sentido del comercio justo, más allá de un mejor precio de venta y un premio social: “Sería bonito que poco a poco los mismos productores puedan explicarle a los habitantes de la comuna, a sus propios vecinos, qué es el comercio justo, y qué beneficios trae para los más pequeños”.

Con las mejoras económicas y sociales de los productores, sin embargo, también aumentaron las aspiraciones de las nuevas generaciones; ahora difícilmente los hijos se quieren quedar en el campo. Según Raúl este problema no tiene respuesta desde las mismas organizaciones de productores; más bien, por un lado, desde el Estado, con políticas diferenciadas para la agricultura familiar a pequeña escala, el fomento de la comercialización de estos actores y la prohibición de la división de las parcela entre varios hijos en caso de parcelas de pocas hectáreas (cuya subdivisión solo favorece a las grandes empresas y plantaciones, y aumenta la desigualdad rural); por el otro, desde la sociedad en su conjunto, a través de una adecuada valorización del trabajo campesino, el fomento del consumo responsable y la construcción de circuitos locales y nacionales de comercio justo, que promuevan actividades económicas rurales más atractivas también para los jóvenes.

Para este tipo de esfuerzos necesitábamos una organización más amplia, que articulara a varias organizaciones de comercio justo en el país”, comenta Raúl. La Coordinadora Nacional de Comercio Justo de Chile se creó formalmente en 2015, después de varios esfuerzos a partir de 2011. El rubro del vino ha sido fundamental en este caso, y es muy importante para el comercio justo certificado Fairtrade en Chile, así como en el Cono Sur, donde Argentina es el otro país con presencia de organizaciones certificadas.

Según Raúl, en el Chile de hoy, están dadas las condiciones políticas para que haya cada vez más apoyo a la agricultura familiar campesina: “Las autoridades públicas quieren retomar los principios y valores del comercio justo como herramienta y apoyo fundamental para el desarrollo de la agricultura familiar campesina. Y es normal que el Estado quiera promover un esquema comercial en el cual los campesinos se empoderan, dan sostenibilidad a sus negocios y promueven desarrollo equitativo”. Además, Raúl confía mucho en la cultura de la sociedad chilena: “Antes de la dictadura nos caracterizamos por tener una alta cultura cívica. La dictadura abandonó esos valores, transformó una sociedad culta en una irreflexiva, incapaz de sacar conclusiones y nuevas perspectivas que no fueran impuestas desde afuera o desde arriba. Aún no logramos sacudirnos plenamente de esos vicios; sin embargo, los jóvenes de hoy han logrado poner en jaque a las ataduras del periodo pinochetista y han logrado despertarnos de nuevo”. Hoy, todos los sectores políticos expresan la necesidad de construir una sociedad más justa, solidaria y equitativa, reduciendo las enormes desigualdades que la siguen caracterizando. “Yo creo que el comercio justo, que no tiene banderas partidarias y cuyos valores pueden ser apoyados por todos, podría ser muy bien acogido en el país, y desarrollarse en nuestra sociedad”.

En Chile aún hay harto camino para recorrer… pero los productores tienen las ideas claras y la coyuntura social del país abre perspectivas interesantes para el desarrollo del movimiento en su conjunto.

FUENTE: ELPAIS.COM