15 VIÑAS DEL ITATA A TRAVES DE LA ASOCIATIVIDAD Y COOPERATIVISMO BUSCAN ABRIR MERCADOS EN EL EXTERIOR

De ser la principal zona vitivinícola del país, motor de las exportaciones y fuente de varias fortunas familiares, el Valle del Itata se precipitó al olvido a mediados del siglo XX. Y cuando Chile redescubrió sus viñas en la década del 90’ y sus vinos recobraron una fama mundial por su calidad, el Itata continuó olvidado, en el abandono más absoluto y casi a punto de desaparecer por una marea interminable de pinos y eucaliptos que se apoderaron del paisaje del secano costero.

Pero hace muy pocos años un puñado de productores vieron que todavía existía una historia posible de rescatar: Itata sigue teniendo la tercera superficie del país con mayor superficie plantada de uva vinífera: 15.827 hectáreas, y posee el 85% de variedades tradicionales, como la tinta País y la blanca Moscatel de Alejandría. 

En 2015 las exportaciones de vino de la Región del Bío Bío alcanzaron apenas los 5 millones de dólares, con media docena de viñas enviando sus botellas al exterior. En contraste, las viñas del Valle Central superaron los US$1.400 millones y hacen que Chile se empine como el cuarto exportador mundial de vinos del mundo, solo superado por las potencias europeas: Francia, Italia y España.

¿Qué pasó que el resto del país logró despegar y acceder a la primera división de la industria del vino y el Valle del Itata se quedó anclado en el siglo XIX?

La explicación que entrega Guillermo Pascual, académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción y representante zonal de la Asociación Nacional de Enólogos, es que se trata de un conjunto de obstáculos, que incluyen razones sociales y culturales, que dan cuenta del atraso y la postergación de toda una zona, que se empobreció desde la década de 1980 y que no fue capaz de aprovechar la apertura al mundo que hicieron las viñas del Valle Central. 

Aquí aparecen problemas como la atomización de la propiedad de la tierra, la falta de regularización de títulos de dominio, hasta la falta de acceso a las tecnologías y capitales para mejorar los procesos del vino, pasando por la desconfianza y la falta de asociatividad para generar grandes cooperativas que se encargaran de desarrollar el negocio.

Pero lo que ha ocurrido en los últimos cinco años muestra que no todo está perdido: los vinos del Valle del Itata, producidos con uva de cepas tradicionales, están conquistando a los críticos del vino y deslumbrando en los concursos internacionales.

Reunión en Viña de Neira
Una de las viñas del Itata Profundo que está trabajando fuertemente por salir al mundo es la Viña de Neira, de Ránquil. Allí Yamil Neira junto a su hijo Felipe forman parte del nodo “Vinos y berries”, que es un proyecto ejecutado por la Asexma Bío Bío por intermedio de Codesser, financiado por Corfo y apoyado por ProChile.

De las 15 viñas que participan en esta iniciativa, cuatro lo hicieron durante el verano en una misión de prospección comercial a Bogotá: Viña Manhle, Viña Itata Wine, Viñas Inéditas y la Viña De Neira, y recientemente se reunieron en esta última viña para realizar una evaluación de lo realizado y proyectar el trabajo durante el año 2016. 

“La misión fue útil para reafirmar que los vinos del Valle del Itata tienen un gran potencial para conquistar los mercados internacionales: los sommeliers de prestigiosos restaurantes de Bogotá no escatimaron halagos para los vinos que provienen de esta zona de Chile y se mostraron muy interesados en seguir conociendo la oferta que podamos llevarles”, indicó Felipe Neira.

Para la directora regional de ProChile, Sandra Ibáñez, las condiciones para “generar una alianza público-privada potente, que permita colocar los vinos del Valle del Itata en los mercados internacionales, es una realidad cada vez cercana, gracias al trabajo que se está desarrollando entre los productores y el apoyo de Indap y Corfo. Nosotros, como ProChile, estamos poniendo a disposición de ellos toda nuestra experiencia, para que esta salida al mundo se haga realidad”.

El enólogo Juan José Ledesma, de Viñas Inéditas, del sector de Cato, reconoció que “estamos conscientes del enorme potencial de nuestras parras, de la calidad que puede lograrse con las uvas del Itata”. Explicó que así como su iniciativa Terroir sonoro, que incorpora la música para dar un nuevo valor a los vinos, existen otras iniciativas que están incorporando innovación y tecnología a la producción local.

Juan Mardones, director ejecutivo del Comité Desarrollo Productivo Bío Bío, explicó que “este grupo de 15 productores de vino y 15 productores de berries que ha sido apoyado a través del nodo exportador que hemos levantado junto a ProChile, se capacitó en herramientas para la exportación e implementó una estrategia de internacionalización que ya está presentando sus primeros avances”. 

FUENTE: LA DISCUSION