El cooperativismo como respuesta resiliente ante crisis globales

El cooperativismo se ha consolidado como una respuesta resiliente ante las crisis globales, ofreciendo una alternativa solidaria y sostenible frente a las adversidades económicas, sociales y ambientales. Este modelo promueve la autogestión, la equidad y la participación democrática, aspectos que lo distinguen de las estructuras empresariales tradicionales.
Las cooperativas operan bajo principios como la ayuda mutua, la solidaridad y la distribución equitativa de los beneficios, lo que les permite adaptarse eficazmente a contextos de crisis. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, muchas cooperativas demostraron su capacidad de respuesta al mantener la continuidad de servicios esenciales y apoyar a sus miembros en situaciones de vulnerabilidad.
Además, el cooperativismo contribuye al fortalecimiento del tejido social al fomentar la participación activa de sus miembros en la toma de decisiones y en la gestión de recursos. Esta estructura democrática no solo mejora la cohesión interna, sino que también promueve una mayor justicia social y económica en las comunidades donde operan.
En un mundo marcado por crisis recurrentes, el modelo cooperativo se presenta como una herramienta eficaz para construir sociedades más justas, equitativas y resilientes, demostrando que la cooperación y la solidaridad son claves para enfrentar los desafíos globales.
Fuente: Geocritiq
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