Argentina: Una cooperativa que nunca dejó de crecer

SUPLEMENTO ESPECIAL. 85 AÑOS DE LA COOPERATIVA AGRARIA

El 31 de julio de 1932, en plena crisis económica mundial, surgió la primera cooperativa netamente agropecuaria asentada en la ciudad cabecera del distrito. Lo hizo, como otras que ya actuaban en localidades del partido, con el apoyo de la Asociación de Cooperativas Argentinas y de La Previsión Cooperativa de Seguros. Sería la doctrina cooperativa la que alentaría siempre su gestión. Se llamó la flamante entidad Cooperativa Granjera de Tres Arroyos, porque ése era su objetivo primordial: agrupar exclusivamente a los granjeros, impulsando su muy modesta actividad, tanto que algunos de los recuerdos iniciales habla de cómo a veces se entregaba media docena de huevos a muchas cuadras de la sede de la cooperativa, dentro de su empeñosa gestión.

El primer presidente fue Juan Bautista Etcheverry, quien se alejaría del cargo en noviembre de ese mismo año, asumiendo el vicepresidente, David Levitus. Allí arranca una realidad indudable, como es la muy alta participación en la actividad del campo regional y nacional, de la Cooperativa Agraria de Tres Arroyos.

El nacimiento de la cooperativa se produjo en plena crisis económica mundial. Buena muestra de los vaivenes y angustias de aquella época, son las manifestaciones que recogieron distintas publicaciones. El presidente, David Levitus, dijo por ejemplo que en 1933 estaban ante la «muerte inminente» de la cooperativa, aplastada por los gastos financieros, las escasas ventas y la necesidad de bajar los precios en 50% porque de otra manera no había consumidores dispuestos a adquirir los productos de granja.

Granos 

La contribución, especialmente anímica, de un grupo de cooperativistas de Tres Arroyos, hizo que se revirtieran las cosas y la comercialización de granos fue el camino elegido para nivelar el muy humilde presupuesto inicial. A partir del comienzo en la actividad granaria, la entidad empezó a recorrer la senda del crecimiento y la consolidación.

En 1937, entonces, modificó su nombre: pasó a ser Cooperativa Agraria de Tres Arroyos y aunque siempre existieron en el campo momentos buenos y malos, pudo seguir creciendo con el esfuerzo de sus asociados y directivos, de sus funcionarios y de la Asociación de Cooperativas Argentinas, a la que adhirió desde su difícil comienzo.

Nadie pensaría seguramente en ese momento, que la entidad llegaría a comercializar 540.000 toneladas de granos, el mayor volumen dentro de la Asociación de Cooperativas Argentinas, en el ejercicio cerrado en 1998. Cifra que casi empardaría en el ejercicio de 2016, evidenciando la evolución permanente que ha signado la vida de la entidad.

Aunque también es cierto que si los fundadores de la cooperativa y primeros socios despertaran hoy, seguramente les costaría entender cómo es esto de sembrar sin labrar la tierra; probablemente se asombrarían al ver una cosechadora devorando potreros seguida por sus autodescargables. Quizá preguntarían qué ha sido de las grandes majadas que poblaban los campos o a dónde fue a parar la gente que ocupaba tantas poblaciones, hoy convertidas en taperas.

Sedes 

La CATA luego de utilizar dependencias de la Sociedad Rural de Tres Arroyos, instaló su primera sede en un edificio arrendado a la señora viuda de Lagarde, situado en calle Pedro N. Carrera 556; de allí se trasladaría a otro emplazamiento más céntrico, en calle Istilart 202 esquina Brandsen; y más adelante, a su primer edificio propio, en Falucho y Pellegrini. Este tenía 888 metros cuadrados y su compra fue posible por un empréstito interno, mediante el cual los asociados aportaron una importante suma para comprar, al contado, el edificio.

En 1977 se habilitó el actual edificio de avenidas San Martín y Ameghino, una estructura de algunos miles de metros cuadrados que sigue siendo su sede central, además de contar con otras dependencias, así como sucursales en numerosas localidades de la zona, a las que accedió principalmente para suplir el accionar de otras entidades del movimiento solidario.

Revolución agropecuaria 

Fueron muchos los cambios producidos en 85 años y la Cooperativa Agraria ha participado en todos ellos. Desde el arrendamiento en 1948 de su primer elevador a la firma Bunge y Born, acompañó el crecimiento de la producción granaria hasta las más de 300.000 toneladas de capacidad de almacenaje que alcanzará a fines de 2017 cuando comience a acopiar en la planta de Barrow que en marzo le compró a la ACA.

La CATA fue pionera en ofrecer asesoramiento técnico a sus asociados con la creación del departamento agronómico en 1970, al que se sumaría el veterinario dos años más tarde. A principios de los 80, en una época de gran desarrollo tecnológico, realizó con la participación del INTA y la Chacra Experimental Integrada Barrow los concursos de producción de trigo pan, candeal y girasol, con gran participación de productores que, haciendo uso de un paquete tecnológico de avanzada, consiguieron rendimientos impensables para esas épocas. Se superaron los 6000 kg/ha en trigo y los 4000 kilos en girasol. También comenzó por esos tiempos con un programa de segregación de trigos de calidad, que ha mantenido sin interrupciones hasta hoy.

Pero no todas fueron rosas. En la década del 90 se produjo un fuerte proceso de concentración y como consecuencia de ello CATA se hizo cargo de numerosas cooperativas de la región, que se convirtieron en sucursales e incorporaron el grueso de sus asociados a la Agraria. Tales los casos de San Mayol, Orense, Bellocq, Oriente, Copetonas, Aparicio y Gonzales Chaves.

Con la expansión de sus actividades a todas estas localidades se llegó, en 1998, a superar las 500.000 toneladas de acopio. Después vino la crisis que entre 2000 y 2001 la llevó al borde del colapso situación que, afortunadamente, pudo superar para continuar con su evolución. Prueba de eso es que en 2009 ocupó el puesto número 579 en el tradicional informe anual que la revista Mercado realiza destacando las 1000 empresas con mayor facturación del país, y se ubicó 12 en el rubro comercialización mayorista de granos.

Solidez

 La realidad hoy muestra una cooperativa fuerte y consolidada y con una estructura de servicios digna de destacarse. Nueve centros de acopio cubren ampliamente las necesidades de los asociados y a su vez operan en la distribución de insumos, principalmente fertilizantes, agroquímicos y semillas en volúmenes que se superan año tras año. También ha mantenido activas las secciones de almacén, ferretería y corralón en la mayoría de las sucursales en la intención de estar siempre cerca de las necesidades de nuestros socios.

En este sentido, en pocos días se estará cumpliendo un año de la compra por parte de la CATA de Aventres, la planta de elaboración de avena arrollada que funciona en el Parque Industrial. Fue la primera incursión de la cooperativa en el rubro de la industria con el objetivo de empezar a crecer en forma vertical en la cadena de producción agregando valor a las materias primas que producen sus asociados.

En tanto, la cooperativa mantiene a disposición de los asociados un importante cuerpo de técnicos y se ofrecen regularmente cursos y conferencias sobre todos los temas de interés para los productores y sus familias. Además, a lo largo de su historia, la entidad ha tenido un activo rol frente a las necesidades sociales, participando de una red solidaria y atendiendo necesidades de escuelas y otras instituciones de bien público.

Toda esta historia de trabajo no hubiera sido posible si no se contara con la confianza de los asociados. Ellos y sus familias, con su apoyo, su consecuencia y su participación, en las buenas y en las malas, generación tras generación, se constituyen en la razón de ser de la institución.

Fuente: lavozdelpueblo.com