“Autogestión, solidaridad y democracia son los valores distintivos de las cooperativas, y por tanto de las ikastolas”

Iñurrategui, durante su vista a Pamplona.

Iñurrategui, durante su vista a Pamplona. (UNAI BEROIZ)

El responsable de Educación Cooperativa de Mondragón reflexionó el jueves sobre el papel del cooperativismo en la sociedad actual con miembros de las ikastolas navarras.

PAMPLONA– ¿Cuál es su labor dentro del Grupo Mondragón?

-Es mi responsabilidad, fundamentalmente, coordinar y ayudar a las cooperativas de nuestro grupo en todo lo relacionado con la formación cooperativa, y de ese modo me dedico a la formación y asesoramiento de los miembros y socios de las cooperativas con el objetivo de que cumplan de la mejor manera posible sus funciones.

¿Cómo explicaría a un nuevo padre o madre de una ikastola los ejes fundamentales de su carácter cooperativo?

-Desde mi punto de vista, la autogestión, la democracia y la solidaridad son valores distintivos de las cooperativas, y por tanto de las ikastolas, como cooperativas de enseñanza. En el caso de las Ikastolas autogestión porque los padres y madres son los propietarios de las ikastolas y, al mismo tiempo, los máximos responsables de llevar adelante su propio proyecto;en ellos reside la capacidad de decisión y la consiguiente responsabilidad por aquellas decisiones tomadas. Democracia porque cada socio tiene el derecho de votar, tanto para elegir como para ser elegido para los máximos órganos de gobierno: la asamblea general y el consejo rector. Y, finalmente, la cooperación y la solidaridad son principios fundamentales entre los propios cooperativistas, además de con otros agentes sociales. En el caso de las ikastolas de Navarra, y por poner un ejemplo, este se manifiesta en la relación entre los centros de la Comunidad Foral y los del resto de Euskal Herria.

¿Cómo definiría a las organizaciones de economía social? ¿Cuál es el nexo de unión entre ellas y el cooperativismo?

-Podemos definir a la economía social como un tercer espacio entre la economía capitalista y la economía de Estado, y en ella juegan un papel importante una serie de organizaciones cuya titularidad no corresponde a la administración pero que tampoco responden a una mera lógica mercantil: cooperativas de diferentes tipos;sociedades laborales;mutualidades;empresas de integración social;centros de trabajo especial;y fundaciones.

¿Cuál es la aportación que realiza el cooperativismo a la sociedad actual?

-Los ciudadanos tenemos tres tipos de alternativas para responder a nuestras necesidades: la que ofrece la administración;la que ofrece el mercado;o la que puedan crear los propios ciudadanos. A lo largo del siglo XX fueron dos las predominantes: en muchos países se impusieron los intereses de los mercados y del capital, debilitando a los propios Estados y anteponiendo los intereses particulares a las relaciones comunitarias. En el polo opuesto, los denominados países socialistas, propusieron controlar el mercado, y en nombre del interés colectivo los aparatos del Estado fueron apagando y silenciando a la sociedad civil. En Europa el modelo socialdemócrata ha intentado equilibrar ambos, los intereses del mercado y los del Estado, pero también en ese modelo se ha debilitado el protagonismo que de por sí corresponde a la sociedad civil en aquellos temas de máximo interés para ella. Las cooperativas -entre ellas las ikastolas- y otros agentes de economía social han ido fortaleciendo ese tercer espacio para responder de un modo práctico y eficaz a través de la autogestión y del trabajo en común a sus propias necesidades y deseos.

¿Cuáles son los valores que subyacen en el cooperativismo?

-No existe cooperativismo sin cooperativistas. Es decir, la mera personalidad jurídica o la forma de organización no genera “per se” una práctica cooperativa enriquecedora. La responsabilidad, el trabajo, la solidaridad, el compromiso, el emprendizaje, la innovación, el respeto… son los ejes sobre los que se debe vertebrar el ser cooperativista y sobre los que debe pivotar su actividad si queremos edificar una cooperativa coherente y eficaz.

Es patente que a nivel de estructura organizativa esos son los puntos esenciales de las ikastolas desde su fundación, pero ¿cómo deben impulsarse en la práctica diaria? ¿Cómo deben transmitirse a las nuevas generaciones?

-Yo, personalmente, concedo gran importancia al hecho de hablar claro desde un principio sobre los temas que considero básicos. Debemos, por tanto, crear espacios para hablar de nuestra propia cooperativa. La formación en el cooperativismo es todo un proceso, que se enmarca dentro de un proyecto pedagógico comunitario. Debemos trabajar e impulsar la autogestión colectiva para fomentar la autogestión individual, que a su vez, y a modo de retorno, fortalecerá y ampliará una comunidad más autogestionada. En el caso de las Ikastolas los padres y madres tienen que ser socios conscientes, y participar activa y comprometidamente en la actividad de esa comunidad de la que son miembros;deberán fomentar el trabajo en común y la solidaridad.

¿Cuáles son, a su entender, los retos del cooperativismo en el siglo XXI?

-No tengo la menor duda de que es un modelo con una fuerza creciente. En la mayor parte de los países donde se está desarrollando la innovación social, ésta se sustenta en buena parte en el impulso de la lógica de la economía social y dentro de ella el cooperativismo. En nuestro caso, también se está dando un debate en torno a la pregunta de quién debe de ser el que responda a las demandas y necesidades de la ciudadanía, si delegamos esa responsabilidad al Estado a cambio de los impuestos que pagamos o tenemos que ser los propios ciudadanos constituidos en núcleos y redes comunitarias, adquiriendo el protagonismo que nos corresponde. Y creo que necesitamos de ambos. Una gran mayoría no tenemos duda de que no se pueden dejar en manos de los mercados temas fundamentales de nuestras vidas y que necesitamos una buena administración que gestione con calidad los recursos para dar respuesta a nuestras necesidades. Y, al mismo tiempo, necesitamos una ciudadanía activa, independiente y dueña de sus decisiones, que, además de pagar sus impuestos, sea capaz de afrontar sus ilusiones y problemas con el trabajo en común. Se trata de activar espacios y organizaciones donde las personas nos relacionemos vitalmente, colaboremos en auzolan y actuemos responsablemente para gestionar nuestros deseos y necesidades. Y todo ello desde la práctica de dos valores fundamentales del cooperativismo que son la solidaridad y la intercooperación, trabajando codo con codo con la administración pública y cualquier otro agente que comparta las necesidades de nuestra comunidad. El pasado y presente de las ikastolas han sido y son un referente en todo ello y es el reto de las madres y padres actuales legar un proyecto cooperativo fortalecido y con esas características a las generaciones futuras. – D.N.

las claves

“No existe cooperativismo sin cooperativistas. Debemos crear espacios para hablar de nuestra cooperativa”

“Los padres y madres de las ikastolas deben participar activa y comprometidamente en la actividad de la comunidad que integran”

“Podemos definir la economía social como un tercer espacio entre la economía capitalista y la economía de Estado”

“El cooperativismo es un modelo con una fuerza creciente;la innovación social se sustenta en buena parte por la economía social”

“Responsabilidad, trabajo, compromiso, innovación, respeto, emprendizaje… son ejes sobre los que debe vertebrar el ser cooperativista”

“El reto de las madres y padres de las ikastolas actuales es legar un proyecto cooperativo fortalecido a las generaciones futuras”