«Comercio Justo» gana espacio en Chile en rubros agrícola y artesanal

Resultado de imagen para comercio justo agricolaEntre un 10% y 15% sobre el costo de producción pagan las empresas que practican este modelo transaccional a sus proveedores. Para obtener la certificación, se exige la participación de todos los integrantes de la cadena de valor.

En Chile, más de 20 organizaciones y tiendas están certificadas en la práctica del «comercio justo», un modelo transaccional alternativo que está basado en una asociación tanto entre productores y comerciantes como entre empresas y consumidores.

En nuestro país, los rubros que lideran en esta modalidad son el agrícola y el artesanal. Algunas de las empresas que rigen su actividad bajo esta práctica son Viña Miguel Torres, Agrícola Los Zorrillos, Beas y Tapia Ltda.,Viñedos Esperanza de la Costa y Calypso Chile.

La certificación que entregan las agencias para otorgar su sello o certificados ( Fairtrade, Fair for life o Guaranteed Fair Trade ) de «Comercio Justo» requiere el cumplimiento de diez principios básicos que exige la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO). Entre las condiciones figuran realizar prácticas comerciales justas, pagar un precio justo, rechazar el trabajo infantil y forzoso, generar buenas condiciones de trabajo y respetar el medio ambiente.

Jaime Valderrama, presidente de la Asociación Chilena por el Comercio Justo, afirma que este esquema de negocios recién se está implementando en nuestro país, y lo define como «una forma real de formalizar la responsabilidad social empresarial».

Las exigencias entre las certificaciones varían. La Viña Miguel Torres, por ejemplo, que tiene el certificado Fair for life , exige pagar al proveedor un adicional de 10% sobre el costo de producción.

«La uva país en el mercado vale $50 el kilo, mientras que nosotros pagamos $200, ya que nuestra certificadora fija un límite inferior de precio», explica Rodrigo Costandil, subgerente de sustentabilidad de la Viña.

Por otra parte, la exportadora Beas y Tapia Ltda., que desde 2013 pertenece oficialmente a la WFTO, aplica entre un 50 y 60% sobre el costo de taller de las artesanías.

«Dependiendo de dónde se compre la artesanía se le hace el recargo, ya que se considera el transporte», explica Bernardo Luck, dueño de la exportadora.

Certificadoras

Para tener una certificación de las acreditadoras WFTO y FLO, las empresas deben pagar una membresía anual que se fija según el volumen de ventas. En el caso de FLO, también hay que pagar un royalty por utilizar el logo en sus productos. Cuando estos son exportados, el importador debe asumir estos costos.

Por otro lado, las organizaciones que se certifican a través de IMO solo deben costear la auditoría anual que realiza una empresa externa a la agencia, que finalmente otorga el certificado.

FLO e IMO, a su vez, premian a los proveedores individuales y contratados que trabajan con empresas certificadas, ya que les otorgan una prima por cada producto vendido que tiene que ser reinvertida en proyectos que apunten a mejorar la calidad de vida de los trabajadores, de sus familias y de la comunidad cercana. «Los proveedores utilizan la prima mayormente en salud, educación e infraestructura comunitaria», precisa Rodrigo Costandil.

EL CONCEPTO DE «COMERCIO JUSTO» SURGIÓ EN 1964, LUEGO DE QUE UN GRUPO DE PRODUCTORES DEL SUR DE EUROPA PIDIERA «COMERCIO, NO AYUDA» EN UNA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS.

Fuente: Isidora Barberis A.
Economía y Negocios
El Mercurio