Hace un par de años los viñateros iniciaron un trabajo enlazado con el sector público, representado por la Seremi de Agricultura e Indap, con una millonaria inversión de 6 mil millones de pesos.
Con el pasar del tiempo, se han separado en tres grupos, con actitudes y logros diferentes.
Hay un sector liderado por Yenny Llanos, la fundadora de las “Viñateras Bravas del Itata”, que es altamente crítico de todo lo que se esta haciendo, desde el Plan Viñatero hasta el apoyo post incendio a los viticultores afectados por el fuego. Tienen una visión cuestionadora de la industria del vino y también frente al sector público, asegurando sentirse discriminados.
Hay otro sector que observa el proceso y muestra un avance más lento en la concreción de los centros de acopio de uva y vinificación asociativa, para lo cual el Gobierno ha dispuesto recursos concursables, en forma pareja, que los sectores con más historial de organización han gestionado en mejor forma, presentando proyectos y demostrando capacidad técnica para desarrollarlos.
En tanto hay grupos específicos de viñateros más organizados que han logrado sacar un mejor provecho de los instrumentos que ha dispuesto el Estado a través del Ministerio de Agricultura. Ejemplos son la cooperativa Covincen de Quillón y la organización de Viñateros de Guarilihue.
Ambas organizaciones efectuaron un rodaje el año pasado con Centros de Acopio Asociativo, donde han adquirido parte importante de la uva que se comercializa en sus comunas o sectores, lo que han impulsado los precios y han puesto en aprietos a los comercializadores especuladores. Esto porque trabajan con precios informados y parejos.
En Covincen de hecho se está instando una prensa neumática y están en desarrollo las obras que darán vida a la planta de vinificación de la cooperativa, que tendrá una marcha blanca procesando 400 mil litros de vino, que esperan comercializar en el mercado local y de exportación.