Las cooperativas de crédito y ahorro se han consolidado como una alternativa relevante dentro del sistema financiero nacional, ofreciendo financiamiento con un enfoque colaborativo y cercano. Su modelo, basado en principios de solidaridad y beneficio mutuo, ha permitido que amplíen su cobertura en distintas regiones, respondiendo a las necesidades de personas que buscan soluciones accesibles.
De acuerdo con cifras de la División de Asociatividad y Cooperativas (DAES), en Chile hay actualmente 2.159 cooperativas activas, un 12,6% más que en 2024, lo que ha permitido que 2,2 millones de personas accedan a servicios financieros antes limitados.
El impacto se observa en tres áreas principales: un acceso más equitativo a productos financieros mediante soluciones adaptadas a cada socio; la promoción de educación financiera para mejorar la gestión económica individual y comunitaria; y la incorporación de innovación tecnológica para optimizar procesos, fortalecer la sostenibilidad y aumentar la transparencia.
Este desarrollo ha sido posible gracias a la capacidad de las cooperativas para adaptarse a un entorno en transformación, integrando herramientas digitales sin perder su propósito social. De esta manera, han reforzado su papel en la inclusión financiera y en el impulso de economías locales.