CRECIMIENTO Y PRODUCTIVIDAD

La sensibilidad del empleo e ingresos a las políticas fiscales e inacción del Banco Central invitan a cuestionar nuestra estructura productiva, dependiente de los precios internacionales y otras variables que son desestimadas por el peso del Gran Santiago en los indicadores claves de la gestión macroeconómica.

La productividad depende de la competencia, contraria a la excesiva legislación que sobrepasa fijar reglas y que intenta normar comportamientos, valores y ética. ¿Fomentamos la competencia?, ¿castigamos a quienes atenten contra ella?, ¿subsidiamos la disruptiva innovación?

Alpacas, conejos angoras y avestruces quedan en el olvido de estrategias fallidas de producción, ante el litio, celulosa y salmones que lograron, independiente de lo perfectible, su sitial.

¿Qué industrias se están fomentando con miras de largo plazo? Los cluster mineros quedaron en el olvido ante el precio internacional de los metales; el Mila, la Bolsa de Clima de Santiago, la Bolsa de Riesgo y los bonos de carbono mueren lentamente ante el desprecio de ministros que rehuyen los “mercados”. El cluster de plásticos, sufre el mismo destino que la celulosa, un agónico futuro a pesar del valor agregado que contienen y que necesitamos.

Nos faltan deseos de competir y nos sobra estado protector. Nos faltan estrategias de producción de largo plazo y sobran subsidios perennes, pero aunque lo hiciéramos: ¿Encontrarían la estabilidad macroeconómica necesaria? La respuesta es no.

Bordeamos la estanflación y la única forma de salir de ella es el enroque de instrumentos y objetivos de política económica entre sus agentes, pero dudo de la capacidad técnica para normar cómo hacerlo sin destruir por completo la autonomía del Banco Central.

El crecimiento económico no lo es todo, pero la falta de él sí. Crecer implica partir por la base: el emprendimiento. Seguir con la innovación, la competencia, los mercados y la eficiente gestión macroeconómica unificados para lograr un sólo objetivo, que a mi parecer debiera ser: la creación de puestos de trabajo con remuneraciones sobre el promedio; reconociendo que el objetivo final  de la economía es crear puestos de trabajo de producción de valor agregado que nos alejen de un país dependiente de los precios internacionales, principalmente.