Crónica de una solidaridad anunciada

Hola Juan ¿cómo estás? Vamos en camino con una compa ¿por dónde te encontramos? – fue el mensaje de Ana que me llegó al teléfono.

Las espero por la calle Alberdi, en la entrada – le respondí.

Terminé de escribir la historia clínica de un paciente y fui a la puerta del Hospital a encontrarme con Ana y su compañera. Cuando llegué a la entrada, esperé unos minutos; mientras tanto me puse a contemplar los naranjos que adornan la vereda del hospital, que con una majestuosa sencillez transitan el otoño para resistir el invierno, con el objetivo de infundir a las calles el perfume del azahar que anuncia el dulce aroma de la primavera tucumana. De pronto, se acercaban dos personas con barbijos que tapaban la mitad de su cara y una de ellas traía una bolsa grande repleta de rectángulos de colores que presionaban las paredes de la misma. Me di cuenta de que lo que traían eran barbijos y ahí pude reconocerlas.

Nos saludamos con los codos, como lo indica la pandemia. Ana me presentó a su compañera: Killa, que significa Luna en Quichua, la antigua lengua heredada del imperio Inca y utilizada por los colonizadores españoles y monjes jesuitas para exprimir los cuerpos originarios en las Reducciones de indios; y que hoy prevalece en algunas comunidades preexistentes del norte argentino que continúan aportando cuerpos golondrinas a la voracidad capitalista del agronegocio. Entramos al hospital y caminamos por el pasillo central hacia el ala Este, donde se encuentra el verde del patio y les compañeres de la limpieza.

Con Ana nos habíamos conocido virtualmente hace una semana atrás por medio de otra compañera, trabajadora de la salud. Ellas son activistas en una organización nacional que se llama Frente de Organizaciones de Lucha (FOL) y me comentaron que desde el año 2018 están coordinando una cooperativa textil en uno de los barrios más castigados de Tucumán: La Costanera. Divina Costura-Taller Textil es un espacio de autogestión que nuclea aproximadamente a 15 mujeres trabajadoras del barrio, produciendo prendas y juguetes de tela. La aflicción por la pandemia del COVID-19 hizo reconfigurar su producción textil para realizar barbijos. Como forma de una respuesta organizada propusieron brindar barbijos a les trabajadores de la salud que se encuentran expuestos a la infección por el coronavirus.

La intención de este enorme gesto de solidaridad también fue compartida con otres trabajadores de los hospitales Centro de Salud, Eva Perón y Obarrio. En una reunión por teléfono, concluimos que las personas en nuestras filas que más necesitan estos insumos son las que se encuentran garantizando la limpieza de los hospitales. Las que se encargan de garantizar que las superficies estén limpias, borrando los gérmenes con sus rastros y limpiando los fluidos cuajados que expulsan los órganos enfermos para configurar una cartografía exterior del hastío con el que se manifiesta la entropía de los humores hipocráticos en el suelo de la guardia o de las salas. Elles son indispensables y también urge protegerles.

La palabra Cooperativa sublima la connotación de ayuda colectiva, de trabajo en conjunto para un beneficio mutuo; una palabra de la cual no sospecharíamos lo más mínimo que tuviera un significado negativo sino lo contrario. Pero esta unidad léxica, en la realidad de les trabajadores de la limpieza de los hospitales, se traduce en una cápsula que esconde la brutalidad de la precariedad laboral en la salud. El gobierno contrata a las cooperativas de limpieza para evitar poner en planta permanente a personas que trabajan diariamente en la insalubridad extrema, sin obra social, sin aportes jubilatorios, sin ART, sin paritarias, sin aguinaldo, sin licencia por vacaciones, sin derechos laborales, sin sindicatos. Hoy son el regimiento menos protegido en la batalla contra la pandemia ya que les entregan un barbijo para siete días, aumentando la posibilidad de tener la misma suerte de los Battalions of Pals en la batalla del Somme de 1916. No se puede esconder la responsabilidad del gobierno.

Sin entrar en profundidad en la discusión lingüística de significante y significado, de concepto y huella psíquica sobre la palabra Cooperativa, es claro ver las diferencias que existen en la realidad de las dos cooperativas. Por un lado, la textil Divina Costura es un espacio progresivo, donde las mujeres se organizan de forma colectiva y buscan ayudarse mutuamente; por el otro, las de limpieza son un fraude laboral. Una palabra con distintas expresiones en la realidad condicionada por la materialidad, las relaciones sociales y la política.

Un ejemplo claro de que se trata de un «signo ideológico» conceptualizado por Voloshinov, un lingüista soviético, quien sostiene que “aquello que hace vivo y cambiante al signo ideológico lo convierte al mismo tiempo en un medio refractante y distorsionador de la existencia. La clase dominante busca adjudicar al signo ideológico un carácter eterno por encima de las clases sociales, pretende apagar y reducir al interior la lucha de valoraciones sociales que se verifica en él… cualquier injuria puede llegar a ser elogio, cualquier verdad puede ser para muchos una gran mentira”.

Pero la solidaridad de les trabajadores no es pasiva. Nace, crece y se reproduce para levantarse erguida con sus miles de brazos dispuestos a tejer sus lazos llenos de vida. Una pequeña demostración se manifestó en la mañana del lunes 4 de mayo en el patio del hospital Padilla. Dos mujeres de la Cooperativa textil Divina Costura del barrio Costanera le entregó a les trabajadores de la limpieza del hospital barbijos para cuidarlos en la pandemia. Un clima de alegría se apoderó de la mañana fresca y dibujó diversas sonrisas en cada une de nosotres mientras compartíamos algunas palabras de gratitud.

Charlamos que estos lazos de solidaridad entre trabajadores también se expresan en distintos puntos del país, como lo demostraron les compañeres en Madygraf, una fábrica de la industria gráfica recuperada por sus trabajadores, que reconvirtió su producción para realizar sanitizantes de alcohol y dar a los hospitales; o como la textil Neuquén que fabrica elementos de EPP para les trabajadores de la salud. Les trabajadores organizades muestran el norte proponiendo una salida concreta a la crisis sanitaria. Qué importante sería que los sindicatos se pongan a la cabeza de organizar y desarrollar estos nexos entre los trabajadores.

No se nos escapa que estas cooperativas deben sobrevivir al mercado y en un contexto de crisis económica generalizada. El gesto solidario de las trabajadoras textiles es entonces aun mucho mas loable. Las compañeras se despidieron y decidí acompañarlas hacia la salida del hospital. En el trayecto conversábamos sobre cómo les trabajadores de la salud podríamos ayudar en los barrios donde la política de clase del gobierno ha intensificado la mano dura y a infestado de policías en lugar de nombrar y preparar más agentes sanitarios que ayuden y promuevan la salud en los sectores populares. Nos despedimos, pero acordamos mantenernos en contacto.

Regresando a mi trabajo me puse a pensar que éste fue un ejemplo importante de unidad a pequeña escala en nuestra provincia, pero, si se generaliza y se magnifica podría ser la clave para enfrentar la crisis sanitaria y social. Y que tal vez esta condición por sí sola no es suficiente ya que es necesario reorientar la totalidad de los recursos bajo el control de les trabajadores. Los ingenios que producen alcohol pueden abastecer a los hospitales y a los sectores más vulnerables; la industria alimentaria podría producir alimentos de acuerdo a las necesidades de los sectores más carenciados; las textiles podrían producir EPP; y junto a los docentes podríamos coordinar la ayuda en todos los barrios de Tucumán.

Pensé que mucho podríamos ganar si nos organizamos de conjunto toda la clase trabajadora tucumana para que las ganancias de los empresarios no sea la prioridad de resguardo ante la crisis sanitaria; son nuestras vidas, las de nuestros seres queridos, las de nuestra clase las que se ponen en riesgo sino se tocan los intereses económicos de ese puñado de capitalistas. Ingresé al sector de emergencias donde los dolores de la sociedad se desbordan y colapsan, con la fe inquebrantable en que las y los trabajadores puedan hacer real este anhelo.

Fuente: laizquierdadiario.cl