El 28 de julio, que acabamos de conmemorar, invita a reflexionar respecto a aquel chileno que habita el mundo rural y que nos permite aprovechar los frutos de la tierra.
La ruralidad ha experimentado cambios significativos que han hecho variar muchas de las características del campesino. Sin embargo, no se ha alterado el valioso patrimonio de ser custodio de una cultura y tradiciones que están en el origen de la sociedad chilena y constituyen la base de nuestra identidad.
El desafío desde INDAP, y del Ministerio de Agricultura, siguiendo los lineamientos del Presidente Piñera, es implementar una Política de Desarrollo Rural que permita al campesino de mayor vulnerabilidad recibir de forma eficiente los beneficios del Estado, convirtiendo al mundo rural en una opción que ya no se asocie a pobreza, aislamiento y escasez de servicios, sino a una forma de vida sana, sustentable y llena de oportunidades.
El avanzar en acelerar las resoluciones sanitarias o en la regularización de derechos de aguas, entre otras iniciativas, han sido claves para que el pequeño agricultor pueda incorporarse con más fuerza, y en mejores condiciones, al desarrollo de Chile.
Para los campesinos emprendedores, la misión es avanzar en la asociatividad y en su vinculación con los mercados. Programas como el de Alianzas Productivas han demostrado que la Agricultura Familiar Campesina es capaz de exportar al mundo sus productos.
Reconocemos en el campesino a un emprendedor rural que con mucha fuerza y talento, avanza hacia su incorporación a los múltiples mercados de comercialización para entregar alimentos para Chile y el mundo, y de esta manera permitir el progreso de su familia y hacer su valioso aporte al desarrollo del mundo rural.
Carlos Recondo L.
Director Nacional de INDAP
Fuente: latercera.com