El Círculo Virtuoso de la Nueva Economía

El Círculo Virtuoso de la Nueva Economía

Por Claudio Macías P.*

Los recientes incendios forestales en Chile dejaron en evidencia -más allá de la fragilidad de nuestra institucionalidad para prevenir y combatir- la disposición de todos los ciudadanos, tanto de Chile como de otros países, de solidarizar, ayudar, apoyar y movilizar recursos y voluntades para la reparación y reconstrucción. No se hicieron esperar las campañas solidarias y de apoyo, surgiendo focos en distintos ámbitos de la sociedad. Desde la llegada del super avión cisterna hasta la más reciente “colusión de amor”.

Este movimiento ciudadano, que surgió espontánea y masivamente, ha permitido amplificar la ayuda a los sectores y familias que sufrieron las consecuencias del desastre. Seguro, muchos tienen un horizonte de corto plazo para ayudar en la emergencia. Pero sin duda, otros permanecerán en el tiempo y se transformarán en parte del ecosistema de nuestras instituciones.

Basta ver el ejemplo de Desafío Levantemos Chile, que nació post terremoto del 2010 y hoy es ya una institución instalada en el país que ayuda a combatir la desigualdad donde está se encuentre presente.

El cambio en la sociedad se está haciendo real y cada vez más palpable en distintos ámbitos de la vida. Existe más sensibilidad frente a temas como el consumo responsable, la ética en las transacciones comerciales, y se mira con buenos ojos aquellas iniciativas empresariales con propósitos sociales o ambientales, emprendedores con proyectos que ayudan a combatir la pobreza y las desigualdades en educación, salud o empleo.

Diversas iniciativas están empezando a ser identificadas bajo el paraguas de una nueva forma de hacer economía. La “Economía Social y Solidaria” reúne distintas expresiones, algunas tradicionales, como las Cooperativas y Mutuales, y otras más recientes, como las Empresas B, el Comercio Justo o la Economía del Bien Común.

Con o sin fines de lucro, a todas las une el convencimiento de que el capital es sólo un instrumento para alcanzar objetivos a favor del desarrollo sostenible de la sociedad, donde las relaciones económicas y productivas se redefinen en base a principios de solidaridad, equidad, justicia, cooperación e inclusión.

Un estudio de la División de Asociatividad y Economía Social del Ministerio de Economía señala que al 2015 la economía social en Chile integra a más de tres millones de personas, lo que representa a casi un 40 por cuento de la población económicamente activa.

El cambio se percibe cada vez con más fuerza. Por citar solo algunas cifras, en nuestro país hoy existen alrededor de 42 empresas de comercio justo, cerca de 90 empresas B y casi 2 mil 900 cooperativas vigentes.

Un círculo virtuoso que se alimenta de la demanda ciudadana y de la respuesta de nuevas iniciativas empresariales o bien de prácticas al interior de compañías “más” tradicionales. Un círculo virtuoso que, propongo, se mueva a partir de cuatro engranajes que se potencian entre sí: Pensar, Creer, Actuar y Comunicar.

Pensar e internalizar que si existen otras formas de hacer empresa, incluso que conversan con los actuales modelos y que permiten avanzar hacia un mundo más solidario. No necesariamente son soluciones que aplastan a las otras, sino que pueden convivir juntas.

Las cooperativas más exitosas del país, Colún, Capel o Coopeuch, actúan bajo las reglas del mercado, pero utilizan las ganancias en beneficio de todos sus socios. Empresas B, aún aquellas con fines de lucro, están comprometidas en avanzar hacia un camino que redefina el concepto de éxito empresarial, ya sea modificando su propósito o bien mejorando sus prácticas en relación a sus trabajadores, proveedores o medio ambiente. Y en el comercio justo se dignifica la relación con los productores.

Creer que el cambio es posible y que depende de todos nosotros, en la medida que toda la sociedad en su conjunto aporte y contribuya a un bien común. Ejemplos de emprendedores sociales en todas las regiones de Chile hay muchos. A través soluciones innovadoras (como los lentes de Karün que utilizan redes de pescadores recicladas) ayudan a combatir la pobreza, disminuir las desigualdades u ofrecer mayores oportunidades a los sectores vulnerables, sin esperar a que el Estado solucione todo.

Actuar una vez que estamos convencidos de que el cambio es posible, desde la vereda que prefiera cada uno: proponiendo nuevas políticas públicas, convenciendo a las organizaciones donde trabajan a sumar iniciativas, difundiendo y sensibilizando. O bien actuando con pequeñas acciones en la vida diaria: reciclar, privilegiar la compra local, adquirir pautas de consumo responsable o preferir marcas que se comprometen con un pago justo a los productores, entre otras.

Y Comunicar. Existe consenso entre todos los actores activos de la Economía Social y Solidaria que el gran desafío actual del sector es la visibilidad, ya que para la gran mayoría de la sociedad hoy este movimiento es prácticamente invisible.

Piensa, Cree, Actúa y Comunica, los cuatro pasos del círculo virtuoso para construir un mundo mejor, sustentado en el bien común de las personas, la sociedad y el medio ambiente.