El cooperativismo: Una vía práctica hacia el Buen Vivir

(Ecuador) La organización cooperativa es una asociación voluntaria de personas unidas por un fin común, cuyas acciones se sustentan en valores y principios de apoyo mutuo, igualdad, libertad y autonomía, participación, educación continua, compromiso con la comunidad y con la naturaleza. En esa medida, el cooperativismo se constituye como una forma alternativa de procesos políticos y de estructuras colectivas que priorizan el buen gobierno, la coherencia entre medios y fines, y en definitiva, la búsqueda de avances cualitativos en la democracia. El cooperativismo, y la profundización de su estudio y sus prácticas, podría constituirse como punto de referencia fundamental para las aplicaciones reales del concepto de Buen Vivir.
por Sebastián Endara

La opción por la vida humana amenazada demanda una nueva solidaridad, aquella que reconoce que la opción por la vida del otro es la opción por la vida de uno mismo. El otro está en mí, Yo estoy en el otro”.
(Franz Hinkelamert)

1.- Introducción.

En el Ecuador hasta hace poco registraban alrededor de 5 millones de personas sumidas en la pobreza y por lo menos 1 millón cien mil en la extrema pobreza (Vásquez, s/a). Sin embargo, este problema no sólo es ecuatoriano, se trata de un problema global y sistémico. Según Rodrigo Vásquez, en 1960 había 1 rico por cada 30 pobres, ahora hay 1 por cada 80. El mismo autor afirma que 4 magnates del mundo poseen juntos una fortuna superior al PIB de 42 naciones que abarcan a 600 millones de personas. El neoliberalismo (actual versión del capitalismo) con los corolarios del rendimiento, ganancia, lucro, competencia han organizado un mundo donde el capital tiende a la acumulación y la concentración. Adicionalmente habría que mencionar que la estructura productiva de la actual sociedad garantiza en una campaña sistemática y permanente, el sometimiento mental a la lógica de la gran industria. Se trata de la manipulación industrial de la conciencia y la eliminación de cualquier posibilidad de crítica, incluso frente a las evidentes muestras del deterioro de nuestros hábitats. El capital responde a una lógica que no tiene que ver ni con la vida, ni con la gente, no tiene ética alguna.

Que el espejismo del progreso goce todavía de popularidad se explica solo por la instauración de una ideología basada en el ejercicio sistemático de la excitación y el deseo hacia los bienes y servicios que la administración de la dominación es capaz de entregar (Marcuse, 1969). Incluso los procesos democráticos están más dirigidos a profundizar la aceptación de la democracia actual como el sistema más avanzado de organización colectiva hasta ahora aplicado, antes que a generar nuevos niveles de comprensión y práctica para la libertad. La democracia se desarrolla en un contexto de creciente pauperización existencial y política. La idea de progreso a ultranza, amasada en los albores de la modernidad, implica poner en riesgo la libertad y la posibilidad del cambio hacia una sociedad mejor, es decir, una sociedad sin los niveles de pobreza y exclusión, sin los niveles de violencia y coerción, sin los niveles de intolerancia, sin los niveles de hacinamiento y congestión, sin los niveles de egoísmo, sin los niveles de apatía y manipulación mental, sin los niveles de contaminación y destrucción ambiental, en definitiva sin las incoherencias que vivimos cotidianamente en la ‘cúspide’ de la historia humana. Reconocer que el costo del progreso implica nuevas sujeciones no es racional, sino que la vía del cambio requiere imaginar, experimentar y asumir nuevas formas de gestión de la vida colectiva.

Frente a este sistema que persiste en su iniquidad, en su explotación, en su irracionalidad, se levantan formas distintas de hacer las cosas, formas que de alguna manera son impertinentes al sistema, son antisistémicas, profundamente populares y arraigadas en otras lógicas, en otras formas de entender la vida de las personas y de la naturaleza. Una de estas formas ha tomado cuerpo en lo que ahora se denomina como cooperativismo. El cooperativismo es una práctica muy antigua en nuestras comunidades del Abya Yala: la minka por ejemplo seria un antecedente del trabajo voluntario para el beneficio de todos. El cooperativismo surge como una alternativa a un sistema basado en la explotación, la desigualdad, y la injusticia. Es un sistema basado en firmes principios éticos: la solidaridad, la ayuda mutua, la centralidad de las personas por sobre todas las cosas, la democracia, la igualdad, la justicia, la educación, la cultura. Una cooperativa es una sociedad de personas unidas de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales en común, mediante una empresa de propiedad conjunta y gestión democrática. Sus prácticas se sustentan en los principios y valores universales del cooperativismo, las prácticas de buen gobierno, el cuidado de la naturaleza, y ahora también contribuyen a imaginar el Buen Vivir.

2.- Consideraciones sobre el Buen Vivir.

El Buen Vivir está pensado con categorías que surgen en la marginalidad. Sus connotaciones están dirigidas por aquel espíritu que permitió la vida y la alegría a pesar de las condiciones más hostiles de existencia en la que personas y pueblos se ven a diario obligados a desenvolverse. El Buen Vivir como afirman Eduardo Gudynas y Alberto Acosta es una alternativa al desarrollo no una alternativa de desarrollo, hace un corte, una separación con el desarrollo convencional, genera una vía distinta de comprensión del contexto, de la situación, y produce la posibilidad de que surjan distintas maneras de dirigir la acción en función de otras prioridades vitales gestadas más allá del coloniaje. De ahí que ya no sea conveniente seguir hablando de desarrollo, crecimiento, aumento, acrecentamiento, incremento, adelanto, progreso, avance, mejora, perfección, engrandecimiento, enriquecimiento, evolución, expansión, industrialización, madurez, prolongación, vanguardia. Se ha tratado de encontrar buenos sinónimos de desarrollo como el término florecimiento, para dar otra connotación al desarrollo. Al respecto habría que decir que incluso el término ‘florecer’ significa también prosperar y crecer en riqueza o reputación, asimilándose así a los valores a los que el Buen Vivir se opone. Otra visión de las cosas propone hablar de transcursos, de devenires, donde el fin se supedita a los medios, donde los medios (el cómo) son la representación del fin en sí mismo. El transcurso implica tanto la gestación, la germinación de la propuesta (wacharina), como la singladura, los rumbos, los caminos, en plural. El Jatunñan, el Kapakñan, -el camino real, el camino de la vida noble-, siempre es un chakiñan -camino de pie-. Es una metáfora que el transitar por el “Gran Camino” requiera del uso de nuestros pies; el contacto permanente con el suelo asegura que en el recorrido siempre pensemos desde ese vínculo que tenemos con la tierra que pisamos.

No obstante, la homogeneización capitalista -y sus ideas de progreso y desarrollo- han cooptado el lenguaje epistemológico y gnoseológico (el lenguaje para conocer el mundo) introduciendo sus connotaciones axiológicas -que peremnizan el modelo capitalista- incluso en categorías que intentan explicar otras formas de vida. Por eso, y ahora más que nunca, debemos retomar el valor creativo de la metáfora, que puede decir las cosas que el lenguaje técnico-racional ya no puede decir. El lenguaje estético se reviste de su connotación política y la construcción del Buen Vivir, del Sumak Alli Kawsay, recupera su función liberadora.

El problema estructural de los sistemas políticos modernos ha sido esa suerte de incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre la teoría y su aplicación, entre la parte inteligible y la parte sensible, entre los fines y los medios, entre el contenido y la forma. Si se plantea una sociedad de libertad, igualdad y justicia para todos, y en la realidad ocurre lo contrario, existe un problema de forma. Si se quiere construir una sociedad democrática, tolerante y diversa y para ello se usa la violencia, la intolerancia y el desprecio, existe un problema de forma. Si se plantea una sociedad autónoma y descentralizada y para ello de utilizan mecanismos centralistas, concentradores y totalitarios, hay un problema de forma. Y se trata de problemas de forma porque la expresión real de los principios, en nuestros actos, en los hechos, es lo único que determina la consistencia y el valor de la propuesta teórica. El Buen Vivir, el Sumak Allí Kawsay que con una exactitud lacónica plantea alcanzar ‘la vida buena y hermosa’, pone de relieve la cuestión del problema de la forma planteando al elemento estético como parte constitutiva de un proyecto colectivo. La centralidad de la estética en el proyecto del Buen Vivir genera una ética dirigida menos a los problemas de legitimación metafísica que a la coherencia en la aplicación de los principios en el espacio comunitario, que por otro lado, es el único espacio de valoración de la vida. El Buen Vivir le devuelve a la ética su verdadera función, pero además, la fuerza de su propósito tiende a acortar la brecha entre lo actual y lo posible, negando aquello que no permite la realización de la estética, en la imaginación creativa de otros modos de ser del mundo.

2.1.- El Buen Vivir como concepto negativo

“Si los individuos están satisfechos hasta el punto de sentirse felices con los bienes y servicios que les entrega la administración, ¿por qué han de insistir en instituciones diferentes para una producción diferente de bienes y servicios diferentes? Y si los individuos están precondicionados de tal modo que los bienes que producen satisfacción, también incluyen pensamientos, sentimientos, aspiraciones, ¿por qué han de querer pensar, sentir e imaginar por sí mismos?
Herbert Marcuse

Pablo Dávalos afirma que el Buen Vivir se opone a la lógica del desarrollo económico occidental, a aquella concepción que separa al hombre de la naturaleza, al pensamiento y las prácticas que rompen con la ética, a la ruptura con el pasado y la cultura de los pueblos, y al colonialismo epistémico. Así mismo, David Cortez, afirma que el Buen Vivir rompe con la matriz occidental del entendimiento del desarrollo. Nos remite a un estado de equilibrio, pero no un equilibrio pensado en los términos cristianos y modernos, sino a una vida armónica entre los seres humanos y la naturaleza con lo cual la lectura de relación de fuerzas se complejiza asumiendo siempre el contexto socio-cultural y natural como una variable determinante en la gestación de las mismas relaciones.

El Buen Vivir es un concepto negativo pues manifiesta su criticidad a la realidad. Por lo mismo no puede convertirse en ideología del Estado, porque pierde todo su carácter revolucionario y transformador. Es un concepto que articula una valoración cualitativamente distinta de la vida y se opone a progresar en la irracionalidad y en la servidumbre, no puede constituirse como bandera de legitimación de prácticas de poder que no cuestionan la esencia misma de la falta de libertad. El Buen Vivir es un concepto liberador, que encarna una forma distinta de decir las cosas, desde la subalternidad, desde los estamentos excluidos y discriminados que han soportado en carne propia la desigual distribución del poder, la explotación y la pobreza. El Buen Vivir se consolida como concepto negativo de la dialéctica que niega la negatividad de la vida actual, pues significa la negación de un orden prepotente, enajenante que no considera las relaciones humanas que subyacen a la relación económica entre los seres humanos, ni la relación de estos con la naturaleza, como hábitat que permite el aparecimiento de la vida. El Buen Vivir debe servir de puente hacia una sociedad cualitativamente distinta de la sociedad capitalista. Ya en los años 70´s Marcuse la definía como “una sociedad con una elevada concentración de poder político y económico, con un sector ampliado y que se sigue ampliando de automatización y coordinación de la producción, de la distribución y de la comunicación; con propiedad privada de los medios de producción y que sin embargo depende de manera creciente de una intervención cada vez más activa y ampliada del gobierno. Es una sociedad en la cual las necesidades tanto materiales como culturales de la población de base son satisfechas en una escala jamás vista, pero de acuerdo con las exigencias y los intereses del aparato y de los poderes que lo controlan. Y es una sociedad que crece a condición de acelerar el despilfarro, el desgaste planificado y la destrucción, mientras que las capas inferiores de la población continúan viviendo en la pobreza y en la miseria”. (Marcuse, 1970)

Gastón Hocquard dice que para Marcuse una de las dimensiones esenciales del pensamiento es su dimensión negativa que establece una tensión crítica entre el ser y el deber ser, por ello el pensamiento crítico es “esforzarse por definir el carácter irracional de la racionalidad establecida y por describir las tendencias que empujan a esta racionalidad a engendrar su propia transformación”. (Hocquard, 1973). Sin embargo siguiendo a Jaime Carbonel, Marcuse nos habría alertado acerca del “peligro que significa en la sociedad unidimensional, la derrota de toda lógica de protesta, que clausura las posibilidades del pensamiento negativo”. Alerta además que “la creciente productividad de la sociedad industrial avanzada ha llenado al hombre de necesidades artificiales” (Carbonel, 2000) que literalmente enganchan al trabajador al sistema, en donde el creciente nivel de vida vuelve inútil cualquier idea de transformación. Por eso se pregunta: “¿Cómo protestar contra el opulento capitalismo que nos concede la nevera, el televisor, el video o la lavadora? Y cita a Marcuse: “En tanto este sistema prevalezca, se reduce el valor de uso de la libertad; no hay razón para insistir en la autodeterminación, si la vida administrada es la vida más cómoda e incluso la “buena vida” (Carbonell, 2000).

2.2.- El buen vivir como bien ser

El Buen Vivir implica el buen pensar. Beatriz Sarlo dice que somos aquello que pensamos que somos. La identidad devela así una doble característica, por un lado nos invita a reconocer su estatuto de producto, -que supone su elaboración en condiciones determinadas-, y por otro lado, que este producto modela y determina tales condiciones. La circularidad que implica el concepto de identidad es compleja, más que nada ahora, que se impone un elemento transformador de las dinámicas colectivas a nivel mundial; la globalización que implica una suerte de aplanamiento de las diferencias “culturales” que impidan el funcionamiento de los mecanismos de un mercado que siempre ha estado vinculado a las imposiciones del comercio internacional.

La explosión massmediatica y de las nuevas tecnologías de la información, a más de constituirse en la base técnica de la globalización se convierten en el soporte sobre el cual se desconstituyen las identidades locales, pues el énfasis de los mensajes que circulan por la “red” son funcionales al ordenamiento hegemónico, que a pesar de haber desarrollado paralelamente un espíritu crítico que cuestionó la idea de verdad, la misma idea de progreso, declarando el fin de los metarrelatos, basa su poder en el discurso capitalista. La modernidad genera, en la homogeneización cultural, una tendencia casi patológica hacia lo nuevo. Ése es el único producto que importa. La Modernidad es la época de la propulsión. En la superación de la historia se trazó una línea incuestionable y determinista que anuló el presente en función de la promesa de un presente con ventajas comparativas. El sentido de esta lógica no se concretiza en sus alcances sino en sus desechos. Por lo mismo debiéramos tratar de pensar en alternativas, pero, siguiendo a Darío Sztajnszrajber, cabe preguntarse, si la modernidad es la época en la que, según Vattimo, el valor de lo nuevo se volvió determinante, ¿cómo se “supera” la época de la superación permanente?

Quizá la respuesta sea seguir bregando por el mantenimiento de lo que el sistema actual desea que sea borrado. En la omisión de nuestras formas de ser y de pensar el mundo, tiene sentido resistir y rescatar la dignidad. Resolver aquello que la modernidad no pudo o no quiso resolver con la ilusión de la que habla Martín Barbero: inclusión abstracta y exclusión concreta. Por eso nuestras culturas adquieren un matiz político de proporciones insospechadas, aún. En nuestras culturas se intenta construir la ideología del sistema capitalista, que sigue siendo injusto, opresor, y desigual. En nuestras culturas, por lo tanto, debe estar el germen de la resistencia a los colonialismos y a la servidumbre. Las culturas necesitan procesos de enculturación y de diálogo. Nuestra visión de la vida, con nuestras significaciones (nuestra gramática), nuestro pueril apego a la naturaleza, nuestra sencilla manera de negarnos a la opulencia, deberán afianzarse en otras prácticas y en distintas maneras de decir las cosas, y de decir los sueños.

3.- El Cooperativismo

“Sólo los esfuerzos de miles de inteligencias trabajando sobre los problemas pueden cooperar al desarrollo de un nuevo sistema social y hallar las mejores soluciones para las miles de necesidades concretas”.
Pedro Kropotkin

En la sociedad capitalista la libertad está definida por el tener, quien más libre es tiene más y como todos queremos ser libres emprendemos una cruenta y despiadada lucha por la libertad a través de la acumulación. La acumulación que aparece como uno de los efectos de la razón, de la inteligencia, y de la capacidad humana, no es sino uno de los resultados de la forma productiva históricamente acuñada por el capitalismo. El otro efecto es la explotación. Acumulación por un lado y explotación por el otro, pocos ‘libres’ y muchos sometidos, y en general, sistemas de servidumbre a la lógica de la mercancía, la cual determina la interrelación de los seres humanos en términos estrictamente materiales.

Pero es interesante que en una de una de las épocas más violentas del capitalismo industrial, en la llamada “Década del hambre”, se geste el Movimiento Cooperativista, en el año 1844, cuando un puñado de trabajadores quisieron lograr lo que en nuestro imaginario actual denominamos como Buen Vivir. Este movimiento conocido como “Los justos pioneros de Rochdale” partió de cuestiones de organización comunitaria elemental; los obreros asalariados, mal pagados y empobrecidos decidieron asociarse de manera espontánea para mejorar, de entrada, sus condiciones de vida, utilizando los mismos instrumentos que el sistema les negaba, pero con una lógica diferente que consistía en dejar a un lado la lucha individual y generar procesos de cooperación y solidaridad mutua. Según cuenta Rodrigo Vásquez con esfuerzo propio y sin la intervención de filántropos o autoridades los trabajadores decidieron ayudarse entre sí y crear la primera empresa cooperativa basada en principios de profundo valor democrático y solidario, que subsisten exitosamente hasta la fecha.

A la luz de esta experiencia, el movimiento cooperativista se expandió a nivel mundial y gradualmente fue reconocido como una forma de organización alternativa que contribuye a la vida de miles de familias que no encuentran ni en el Estado ni en el mercado, las condiciones para mejorar su existencia. El movimiento cooperativista tiene como principio fundamental la generación de procesos de educación ciudadana, de educación cooperativa, de fomento a la participación y la responsabilidad con la comunidad, que permitan nuevas formas de leer la sociedad. En el austro ecuatoriano también se vivió una experiencia similar luego de que en marzo de 1993, en el sector de La Josefina, ubicado en la provincia del Azuay, un enorme deslizamiento de tierra a causa de la minería irresponsable provocó el taponamiento de los ríos Cuenca y Jadán. Como consecuencia, se formó un gigantesco lago de casi 1 kilómetro de longitud y más de 40 metros de altura. Las aguas, una vez liberadas destruyeron prácticamente el cantón Paute. En la espera, en improvisados campamentos, la población de manera espontánea habló de sus formas de vida, del futuro de su cantón, de la solidaridad, y de ahí surgieron emprendimientos colectivos seminales para la región y la zona sur del país, entre los que se cuentan el desarrollo de la Cooperativa Jardín Azuayo.

3.1.- La cooperativa: principios, valores y doctrina

“Un modelo basado en las personas no produce personas basadas en un modelo”

En términos generales se puede definir una cooperativa como una sociedad de personas unidas de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales en común, mediante una empresa de propiedad conjunta y gestión democrática. Sus prácticas se sustentan en los principios y valores universales del cooperativismo, y las prácticas de buen gobierno. Una cooperativa es una organización del pueblo que fomenta la participación de todos a través del respeto, la igualdad, la justicia y la democracia. En nuestro país acaba de promulgarse la Ley de Economía Popular y Solidaria que establece un momento de gran expectativa frente al futuro del movimiento cooperativista en la construcción de una economía más justa, ética, solidaria y popular.

En la Ley de Economía Popular y Solidaria explícitamente se establece que por economía popular y Solidaria se entiende “la forma de organización económica, donde sus integrantes, individual o colectivamente, organizan y desarrollan procesos de producción, intercambio, comercialización, financiamiento y consumo de bienes y servicios, para satisfacer necesidades y generar ingresos, basadas en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad, privilegiando al trabajo y al ser humano como sujeto y fin de su actividad, orientada al Buen Vivir, en armonía con la naturaleza, por sobre la apropiación, el lucro y la acumulación de capital”. (Artículo 1. Ley de Economía Popular y Solidaria. Ecuador)

Podríamos encontrar varias fórmulas para entender una cooperativa, fórmulas que además tengan el aval de la academia, pero nuestro interés es más bien mostrar otros puntos de vista generados en la misma gente vinculada al cooperativismo, se trata de hacer un quiebre en la economía política del sentido. Además, así se pondrían en evidencia los impactos que tiene una cooperativa en su labor educativa, en la creación de contenidos propios y saberes gestados en una lógica solidaria de intercambio de aprendizajes, de valoración de la opinión popular. En el mes de diciembre del año 2010 se realizó la pregunta, ¿qué es una cooperativa? y ¿qué significa para usted cooperar? a aproximadamente 230 colaboradores de la Cooperativa Jardín Azuayo, obteniendo interesantes reflexiones, algunas de las cuales anotamos a continuación:

Cooperar:

Cooperar es trabajar juntos sin menospreciar a nadie para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente (Janneth Prieto), Cooperar es ayudar de alguna manera a nuestros semejantes por el camino correcto, sin esperar recompensa alguna a cambio (Diana Pacheco), cooperar es trabajar juntos para conseguir objetivos en común (María Esperanza Hidalgo), Cooperar es la esencia para una sociedad mejor (Jenny Brito), cooperar es estar dispuesto a ofrecer algo para ayudar al crecimiento de los demás, (José Cuello), cooperar es la sinergia de esfuerzos tras un objetivo en común, (Fabián Cuesta Astudillo), cooperar es un sentido comunitario de darle la mano a quien más lo necesita (Octavio Guaña), cooperar significa apoyo incondicional (Jenny Bustamante), cooperar significa compartir y crecer juntos (Carlos Mendieta), cooperar es poner toda mis capacidades al servicio de los demás (Guillermo Cabrera), cooperar es unir esfuerzos solidarios para un Buen Vivir (Adriano Rojas), cooperar es aportar con el objetivo de conseguir un fin común (Andrés Arias), cooperar es la muestra del sentimiento más puro, el amor (Jenrry Naranjo), es aprender a ser parte del universo, de la naturaleza (Noemí Rodas), cooperar es compartir (Lucas Achig), cooperar es un acto solidario que permite llegar a todos a la meta (Henry Quezada), cooperar es unir esfuerzos, ideas y pensamientos para que una organización o una persona encuentre un mejor futuro (Marcelo Yunga), es unificar fuerzas, talentos, conocimientos para alcanzar objetivos comunes (Mariuxi Fajardo), cooperar es saber que mis manos se multiplicaron para hacer mi sueño realidad, es contribuir con mi esfuerzo al crecimiento de mi comunidad (Verónica Piedra), cooperar es ayuda mutua, es hacer una minga por el bienestar común (Graciela Quezada), Cooperar es mezclar lo mío con lo tuyo para salir adelante (Miryan Barreto), es una oportunidad de cambio en esta época en que se vuelve difícil cambiar la realidad de los pueblos, el pensamiento de sus habitantes. Es creer que la unión hace la fuerza (Elena Bermeo), cooperar es dar lo mejor de mí, por otras personas que no conozco (Fernando Pulgarin),cooperar es ratificar que la unión hace la fuerza (Galo Gallegos), cooperar es pensar en el otro (René Unda), es enseñar a hacer mas no a dar haciendo (Manuel Piedra), cooperar es hacer todo entre nos, como apoyar-nos, animar-nos, comunicar-nos, conocer-nos, crear-nos, amar-nos, todo entre nos (Paciente Vázquez), cooperar es dar y recibir (Paola Caranqui), cooperar no es competir, es sumar fuerzas (Maira Gonzales), cooperar significa superar los límites de la individualidad (Alba Morocho).

Cooperativa:

La Cooperativa es una forma de vida, es una opción, una alternativa para ser mejores personas, es pensar en los demás, pensar en el nosotros, es unión y compromiso mutuo (Richard Yunga), es una escuela de aprendizaje en donde cada experiencia que compartimos nos deja lecciones y enseñanzas para la vida (Janneth Prieto), es como compartir una tarde de domingo junto a tu familia y tus amigos (Octavio Guaña.), un espacio de participación sin distinción de razas, etnias y culturas (Adrian Morocho), es una doctrina socio económica, un medio para superar la formación individualista por convicción cooperativista y no por lucro (Rommy Quezada), es una organización con identidad que piensa primero en las personas (Henry Quezada), es una gran escuela, donde aprendemos grandes lecciones de los demás y a pensar en ellos como seres humanos (Marcelo Yunga), es una escuela de economía popular donde me enseñan que puedo crecer sin perjudicar a mi prójimo (Verónica Piedra), es un lugar en donde a contra corriente, los sueños son posibles (Nelly Molina), es una nueva forma de vida (Franklin Vázquez), es mirar hacia el futuro (María Isabel Rivadeneira), es un modo de vida (Fernando Pulgarin), es una oportunidad de desarrollo en pueblos alejados, con un ambiente de trabajo cálido, en donde las personas son tratadas por lo que son y no por lo que tienen (Elizabeth Eras), es el motor del desarrollo local, es la mano amiga que ayuda (Xavier Jara), es una institución que busca construir colectivamente y de forma solidaria a una nueva sociedad, en cuyo centro está el ser humano ante todo (Ronald Ordóñez).

3.2.- Principios cooperativos

“La cooperativa es una familia, no una empresa capitalista”
Paul Singer

A nivel mundial existe la aceptación explícita de los principios cooperativos que guían la actividad operativa de este tipo de organizaciones y que abren la puerta a la reflexión filosófica de contenidos más profundos. Se trata de siete principios que surgen desde la experiencia de Rochdale, cuando los pioneros se autoimpusieron ciertas normas que debían seguir con radicalidad, y que han sido revisados y modificados sobre todo en el siglo XX (1937, 1966 1995) cuando la organización cooperativa ya contaba con una estructura más amplia.

A manera de divulgación, anotamos estos principios siguiendo la propuesta de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI):

Primer Principio Cooperativista: Adhesión abierta y voluntaria.
Las cooperativas son organizaciones voluntarias, abiertas a todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades de ser socio/a, sin discriminación social, política, religiosa, racial o de sexo.

Segundo Principio Cooperativista: Control Democrático por parte de los Socios/as.
Las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus socios/as, los cuales participan activamente en la definición de sus políticas y en la toma de decisiones.

Tercer Principio Cooperativista: Participación Económica de los Socios/as.
Los socios/as contribuyen equitativamente al capital de sus cooperativas y administran dicho capital en forma democrática.

Cuarto Principio Cooperativista: Autonomía e Independencia.
Las cooperativas son organizaciones autónomas de ayuda mutua, controladas por sus socios/as. Si entran en acuerdos con otras organizaciones, incluidos los gobiernos, o si obtienen capital de fuentes externas, lo hacen en términos que aseguren el control democrático por parte de sus socios y mantengan la autonomía de la cooperativa.

Quinto Principio Cooperativista: Educación, Capacitación e Información.
Las cooperativas brindan educación y capacitación a sus socios/as, a sus dirigentes electos, sus gerentes y empleados/as para que pueden contribuir eficazmente al desarrollo de sus cooperativas. Informan al público en general, especialmente a los jóvenes, a los líderes de la comunidad y los medios de opinión, en torno a la naturaleza y los beneficios del cooperativismo.

Sexto Principio Cooperativista: Cooperación entre cooperativas.
Las cooperativas sirven a sus socios/as en forma más eficaz y fortalecen el movimiento cooperativo al trabajar de forma integrada mediante estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales.

Séptimo Principio Cooperativista: Preocupación por la comunidad.
Las cooperativas trabajan para lograr el desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas aprobadas por sus socios/as.

Las cooperativas también tienen una base programática propia, de acuerdo a sus contextos, su actividad, el estado de sus comunidades, las prioridades de sus socios. Así por ejemplo, la visión de la Cooperativa Jardín Azuayo en su plan estratégico 2009-2013 dice: “Somos una sociedad de personas con cultura cooperativa que buscamos nuestro Buen Vivir, el de nuestras comunidades y el de la sociedad en general, privilegiando a los sectores populares, con una organización solidaria y confiable, solvente, referente del Cooperativismo nacional e internacional; con este fin desarrollamos actividades sociales y financieras eficientes, competitivas y de calidad, integrando pueblos y culturas.” Mientras que la Misión afirma: “Fomentamos el desarrollo de una Cultura Cooperativa haciendo de nuestra institución una escuela de cooperativismo, con organización, participación, comunicación, información e interacción en redes institucionales. Desarrollamos productos y servicios sociales y financieros acordes a la demanda con tecnología adecuada, cobertura nacional e internacional, que permitan la recirculación de los recursos locales y regionales con sentido de equidad entre socios y entre regiones”. A la declaración de principios se suman algunos valores explícitos e implícitos que articulan las actividades de la cooperativa en todos sus niveles. Entre los valores podemos anotar: Democracia participativa, Buen Vivir-Sumak Alli Kawsay, responsabilidad social y ambiental, economía popular y solidaria, identidad y autonomía, apoyo mutuo, justicia económica, defensa de los derechos humanos, cooperación, construimos un mundo mejor, somos sociedad de personas no de cosas, igualdad en la diversidad, libertad en comunidad, autoestima popular, dignidad y resistencia.

3.3.- Estructura operativa, educación y comunicación

“El cooperativismo y la economía social es un movimiento de emancipación de los sectores populares y una alternativa al capitalismo”.
Juan Pablo Martí

Una cooperativa es la vivencia radical de procesos democráticos. El gobierno de los socios y socias así como la estructura burocrática – técnica, responden a satisfacer las necesidades del socio/a. La parte burocrática-técnica lleva a cabo la política desplegada por el gobierno de los socios/as en varias instancias de reunión, diálogo y toma de decisiones, a nivel de cada localidad, de cada oficina, y del conjunto de las oficinas, además de participar en instancias como el Consejo de Administración. También existe una instancia máxima que es la Asamblea General de Socios. En la Cooperativa Jardín Azuayo, los directivos son elegidos cada dos años y realizan su trabajo de manera voluntaria. Dentro de las oficinas, los directivos electos conforman comisiones de crédito que conjuntamente con el personal técnico evalúan las peticiones de crédito de los socios y socias con lo cual se garantiza una adecuada atención de los requerimientos de los socios.

La estructura política-administrativa de la Cooperativa Jardín Azuayo, por ejemplo, es una estructura compleja que implica un fuerte trabajo comunicacional y educativo. Los programas de educación cumplen una función determinante en la consolidación de la propuesta de Jardín Azuayo, en sus formas de comunicación e información popular, en la difusión del imaginario de la institución como organización que busca el Buen Vivir. La Escuela de Cooperativismo actualmente cuenta con programas de formación para socios, para directivos y para empleados, el Diploma en Economía Popular y Solidaria, Buen Vivir y Cooperativismo con el aval de la Universidad Politécnica Salesiana, e incluso se está impulsando la creación de una maestría en Economía Popular y Solidaria con la misma universidad.

Organigrama de la Cooperativa Jardín Azuayo

En el Programa de Educación para Directivos los socios que cumplen funciones de dirección se preparan durante dos años en temas como Cooperativismo, Roles y Funciones, Finanzas Cooperativas, Educación Cooperativa, Comunicación Cooperativa, Desarrollo Personal y Cultura Cooperativa, y Finanzas Personales. Los réditos sociales de este programa son invaluables en términos de la posibilidad de mejoramiento en la calidad de vida de las personas, que supone la comprensión del cooperativismo como una verdadera alternativa de construcción de la democracia y la ciudadanía plenamente participativa, emprendedora, solidaria y consciente de su papel fundamental en la conformación del futuro de cada localidad y del país.

La educación y formación cooperativa es distinta de la educación académica tradicional, es una educación dialógica donde no existe la figura del maestro sino que todos son estudiantes de todos, todos tienen algo que decir y aportar, no es una educación individualista sino grupal. En la Cooperativa Jardín Azuayo se dice que “la educación y formación se hace cooperativa cuando es nuestra y todos participamos. Es cooperativa cuando lo que aprendemos nos interesa a todos. La educación y formación se hace cooperativa cuando el lenguaje y el método es comprensible a todos, cuando nos enseña a leer la vida, a transformarla. La educación y formación se hace cooperativa cuando todos somos estudiantes de todos, es democrática cuando producimos conocimientos colectivamente, es creativa, crítica, transformadora y alegre”.

Por otro lado, en las prácticas cooperativistas tienen mucha importancia la cuestión de la comunicación y la información a la sociedad. En la Cooperativa Jardín Azuayo ya se habla de educomunicación, de autogestión de la comunicación y la información, de diálogo, de generación de contenidos propios. No se puede hacer una comunicación alejada de aquello que son los principios del cooperativismo. Se trabaja por desarrollar y construir modelos de comunicación propios que logren abarcar la diversidad cultural y étnica de la sociedad, un modelo que promueva espacios de diálogo donde todas y todos tengan la posibilidad y el derecho de ser escuchados y escuchar, un modelo donde exista una verdadera participación de las personas, donde los actores no sean simples observadores sino productores de contenidos y propuestas de comunicación.

El afianzamiento discursivo del cooperativismo, que supone la valoración de la voz de las personas, es determinante en los procesos de construcción democrática de base. Constituye un verdadero quiebre con una filosofía política gestada en los centros del saber (sobre todo europeos). Se trata de una contrapropuesta popular, fidedigna con la gestación de un pensamiento cooperativista, el fomento por vías no tradicionales de la participación activa y voluntaria de los socios, verdaderos portavoces del sentido, principios y valores del cooperativismo.

Ante las preguntas: ¿Cuáles son los principales obstáculos para el desarrollo de la democracia en nuestros pueblos y comunidades? ¿Cuáles serian los elementos de una auténtica democracia? ¿Cómo seria nuestra sociedad con procesos auténticos de democracia participativa, incluyente? ¿Cómo aporta el cooperativismo en la construcción de una mejor democracia? Los estudiantes dijeron:

(Freddy Ordóñez)
Una verdadera democracia solo se construye cuando existe igualdad entre todos, cuando al hombre se lo considera como el fin y los recursos son distribuidos equitativamente, sin discriminación de ningún tipo; en la autentica democracia todos tendremos acceso a una educación, salud, empleo digno, donde se deseche la corrupción, egoísmo, individualismo, envidia y la ciudadanía participe activamente en todos los procesos políticos. Con autoestima y elevado criterio cumpla sus deberes y exija con altura los derechos que los ampara en la Constitución.

(Silvia Villa)
Para construir procesos de organización política pienso que todos debemos participar y saber que tenemos derechos y obligaciones que cumplir y hacer cumplir. Por otra parte un obstáculo que tenemos es que siempre estamos dependiendo de alguien y no aprendemos a ser participes de nuestra localidad en donde vivimos. La cooperativa busca que todos los soci@s, emplead@s y directiv@s aprendamos que el Buen Vivir se da con la unión y el apoyo mutuo.

(Pablo Uyaguari)
Históricamente la democracia participativa, por lo menos en el Ecuador, ha dependido del poder político el cual a su vez ha dependido exclusivamente del poder económico. Si a ésto sumamos que el poder económico ha estado concentrado en muy pocas manos, entonces encontramos que las oportunidades para el desarrollo, en aspectos básicos como salud educación, vivienda y empleo, para las grandes mayorías ha tenido grandes barreras. Afortunadamente los espacios y oportunidades para las grandes mayorías, especialmente a raíz de la crisis del modelo neoliberal, emerge y son cada vez más posibles los espacios de fortalecimiento organizativo y cooperativo, lo cual indefectiblemente debe generar espacios de mayor democracia y participación.

(Claudia Abril Zumba)
El cooperativismo es un aporte fundamental dentro de la democracia ya que la cooperatividad se traduce en la participación total de los individuos que conforman una sociedad y en el momento en que se logre conglomerar a todos estos individuos y compenetrar sus ideas hablaremos de una total democracia.

(Jackeline Olmedo)
Pienso que uno de los obstáculos para que no exista una verdadera democracia se da en el momento en que no todos somos conscientes de que los seres humanos tienen los mismos derechos y obligaciones en cuanto a participación, toma decisiones, ideas, capacidad de proponer, dándose como resultado la monopolización de unos pocos, quienes toman las decisiones sin tener en cuenta la opinión del resto.

(Diana Sari)
Para construir un sistema de organización política es necesario que todas las personas que conformamos un país, entendamos que tenemos derechos y deberes, los mismos que debemos cumplirlos y hacerlos cumplir. Uno de los grandes obstáculos para no cumplir con la democracia es sólo esperar que nos den haciendo las cosas, sin ser partícipes de las actividades propuestas por los líderes de las comunidades, en este sentido el cooperativismo busca la unión de las personas y pueblos para mejorar la calidad de vida.

(Moisés Salvador Buñay)
Los procesos de organización política se debe a una organización y participación ciudadana de todos los integrantes con la participación directa de todos sus miembros con deberes y derechos; el obstáculo más grande es que estemos desintegrados sin dar lugar a la participación activa de todos los ciudadanos con sus inquietudes y diferencias.

(Edison Jaramillo)
Entiendo que los deberes y derechos que todos los ciudadanos tenemos son fundamentos que norman el desarrollo de la democracia, pero el mal manejo de nuestros recursos no permite que surjamos, imaginen que en pleno siglo XXI todavía en mi cantón no contamos con agua potable. Entonces ¿Cómo podemos llegar al Buen Vivir? Como personas que contribuimos en la sociedad tratemos de hacer lo posible por cambiar el egoísmo y unir fuerzas, para contribuir a la vida que queremos. La cooperativa J.A. constituye el ejemplo de unión, solidaridad y necesita que todos apoyemos esta labor social que nos hace bien.

(Norma Redrován)
Desde mi perspectiva, democracia es un término esencial en todo el sentido de la palabra ya que abarca un sin número de aspectos en el ser humano, es decir la democracia nos lleva a una vida digna, donde todos y todas tenemos derecho hacia un mejor porvenir, donde las personas tenemos que actuar con libertad participativa, donde tengamos que actuar de acuerdo a nuestros límites y deberes; de esta manera todos y todas aportaríamos a una sociedad para que tenga un mejor desarrollo social, político, económico.

(Liberato Quindi)
Puedo destacar que el Buen Vivir es la vivencia en sí mismo de lo que llamamos Calidad de Vida y que nos permite mirar y apuntalar hacia el verdadero desarrollo. Pero no podemos hablar de un verdadero desarrollo, sí éste no se concreta en la familia en armonía con el entorno social y natural, solo así obtiene su sentido de integralidad aplicando los valores éticos a practicar el Buen Vivir con: solidaridad reciprocidad, bien común, respeto, tolerancias, trabajo y decisiones colectivas y relación con la naturaleza, sólo así aplicaremos la verdadera Democracia.

(Manuel Jesús Pichizaca)
En la Constitución del Ecuador se ha venido ya reconociendo los derechos, a la democracia, al Buen Vivir. Para llegar a una democracia perfecta hay mucho que trabajar en la vida práctica que hasta la actualidad solo está en papel y tinta pero sin embargo en la ciudadanía en general no puede haber una democracia si no deja de ser individualista y si no hay una verdadera cooperación de la sociedad y de la familia.

(Mélida Guchún)
En mi comunidad se realizan los procesos de organización política con el apoyo de la ciudadanía que es la que escoge a las personas que más han trabajado con la sociedad. Yo pienso que los principales obstáculos (para la realización de la democracia) son: el machismo, la drogadicción, la corrupción de algunos político, el racismo, y la falta de diálogo.

(Martina Guamán)
La nueva constitución nos ha dado nuevas facilidades de democracia para que podamos participar todas las personas de diferentes culturas con los mismos derechos y deberes en todos los ámbitos sociales y políticos y organizativos. Gracias a la educación podemos conocer las normas leyes y reglamentos que nos hacen respetar a la ciudadanía en general.

(Carmen Isabel Cambisaca)
La sociedad ha ido evolucionando y cambiando desde sus inicios, para ello ha influenciado muchos los aspectos económicos, los avances tecnológicos, sociales, políticos. En nuestro país el predominio del caudillismo, las presiones de las oligarquías, los enfrentamientos ideológicos y la dependencia económica externa, fueron algunos de los factores que provocaron la inestabilidad, la lucha de multitud de facciones, el subdesarrollo y el estancamiento generalizado, se sucedieron épocas de libertad y democracia con otras en las que se generalizaron los regímenes autoritarios y las dictaduras militares. Actualmente vivimos una democracia muy debilitada ya que las oligarquías y los grupos de poder no permiten ejercer a los y las ciudadanas todos sus deberes y derechos elementales que los lleve a tener una vida digna y en armonía entre seres humanos y naturaleza. Por lo tanto es importante hacer conciencia de hasta cuándo podremos soportar estas injusticias y qué podemos hacer para tratar de cambiar esta realidad. Creo que en el lugar y en el espacio en que estemos debemos interiorizar esos principios y valores que rigen a nuestra cooperativa y ponerlos en práctica en nuestra vida, familia y comunidad.

4.- Perspectivas al Futuro

“La utopía es una fuente de ideas sobre el sentido de la vida, una referencia para el juicio, una reflexión sobre el destino, una imaginación de los horizontes”.
(Franz Hinkelamert)

El cooperativismo y las prácticas cooperativas pueden comprenderse como parte de las alternativas para la construcción del Buen Vivir. No obstante las cooperativas también deben sincerarse en sus prácticas, en sus fines y en sus medios y deben comprometerse con la generación de las condiciones de otro tipo de desarrollo. Las cooperativas, como empresas exitosas, pueden ser cooptadas por el sistema y pueden servir incluso de punto de desarrollo y expansión del mismo sistema. De ahí que sea necesaria la actualización permanente de los criterios que ligan la acción cooperativista, los principios y valores, los relatos que las orientan. A continuación se presentan algunas ideas que podrían articular próximos debates y análisis más profundas y exhaustivos:

  • El objetivo fundamental y la razón de ser de las cooperativas es el bienestar de las personas, el servicio comunitario en correspondencia con valores humanos, sociales y ambientales, sobre todo generando procesos de inclusión justa, afianzando las identidades locales, la autonomía local y el creciente empoderamiento de los socios con respecto a sus estructuras cooperativas a partir del afianzamiento de la participación activa de los socios, el fortalecimiento de sus directivas, el compromiso en los principios éticos del cooperativismo.
  • Las cooperativas deben trabajar por el reconocimiento del movimiento cooperativista, no sólo como un instrumento que ayuda a salir de las crisis, -puesto que el movimiento cooperativista se caracteriza por haber posibilitado la vida de miles de personas en las peores crisis económicas de la historia-, sino como un instrumento de construcción alternativa de otra sociedad posible, justa, solidaria, cooperativista. En este sentido las cooperativas generan soluciones locales para problemas globales.
  • Las cooperativas, como empresas alternativas, no deberían competir en el mercado capitalista con las mismas herramientas del sistema capitalista, por eso hay que potenciar los instrumentos del sistema cooperativista, la colaboración e integración con sociedades cuyo principio sean las personas, en concordancia con el principio de cooperación entre cooperativas.
  • Es una necesidad creciente que las cooperativas gradualmente vayan incluyéndose en el diálogo social para la construcción de la sociedad, aportando con las experiencias de organización, filosofía y principios cooperativos. En esa medida se deben promover liderazgos comprometidos y diferentes en base al desarrollo de la educación cooperativa que busca la amplificación de las potencialidades personales y colectivas.
  • El trabajo de la educación cooperativa es determinante en el sentido y desarrollo del cooperativismo, y más aún si se considera que lo realmente importante es la concreción de hábitos y conductas cooperativas entre las personas.
  • Las cooperativas tienen al menos tres tipos de aspectos en los cuales trabajar: Aspectos de orden económico, satisfaciendo necesidades de la población de manera eficiente, a bajísimos costos y con gran consideración humana. Aspectos de orden social, despertando nuevos sentidos sociales y reiterando la confianza mutua entre los seres humanos, y aspectos de orden moral, contribuyendo a la consolidación de nuevos sentidos de valoración de la vida y de las personas.
  • Las cooperativas tienen el reto de hacer gente orgullosa de ser cooperativista, comprendiendo que uno de los elementos fuertes del cooperativismo es la sinergia, es decir la suma de energías individuales, con voluntad y alegría en pos de la construcción de un mundo mejor. Por eso en el cooperativismo los sueños son muy importantes, los sueños de futuro digno, lleno de esperanza.