El impacto de la «Economía Colaborativa» en la movilidad urbana

 *Por Mariano Tappata

La incursión de las plataformas de economía colaborativa de transporte en América Latina es una realidad y ha tomado a muchos por sorpresa. Si bien la estrategia de entrada utilizada por empresas como Uber ha sido la misma en cada país, las respuestas de los gobiernos varían significativamente. Por ejemplo, mientras que la regularización de Uber en México fue relativamente rápida, el gobierno en Argentina decidió prohibir todas sus operaciones. Más allá de estas diferencias, el denominador común parecería ser la escasez de debate y estudios que evalúen el impacto de estas plataformas en la movilidad general y en el servicio de transporte público individual en particular. Esta falencia, que no es exclusiva de América Latina, es entendible: los gobiernos han tenido que reaccionar sin tiempo suficiente para analizar la intrusión de un servicio que afecta directamente el sistema de transporte público individual.

El servicio que ofrecen estas plataformas colaborativas ha dejado en evidencia las ineficiencias propias del servicio tradicional de taxis. El avance tecnológico y la mayor conectividad en la población han permitido que una simple aplicación logre mejorar sustancialmente la calidad del servicio sin impactar, o incluso reduciendo, su costo de provisión. Pero la creación de valor de estasapps no termina allí. Como el software admite flujos de información en tiempo real, el uso de tarifas flexibles y dinámicas permite una asignación de recursos más eficiente, aumentando el bienestar de la sociedad. Esto último es muy importante en mercados como el de transporte urbano donde los “desequilibrios” son comunes ya que la oferta se encuentra mayormente regulada y la demanda presenta alta volatilidad durante las distintas horas del día.[1]

Más allá de las reacciones inmediatas, algo ha quedado claro: el futuro transporte público individual será más parecido al servicio actual que provee Uber que al del modelo tradicional de taxis. Estará en cada gobierno elegir cómo incorporar los avances tecnológicos para mejorar la movilidad y el sistema de transporte urbano. Cualquier decisión requerirá la consideración y toma de posición respecto a los siguientes tópicos:

  • Regulación: La naturaleza de las plataformas de economía colaborativa hace que la competencia por el mercado sea intensa y resulte en mercados concentrados (en poca competencia en el mercado). Las decisiones de regulación de la competencia suelen corresponder al ámbito nacional ya que se rigen por visiones y principios económicos más generales. Por el contrario, la regulación del transporte urbano es, por obvias razones, de carácter local y deberá ser consistente con los principios básicos de competencia adoptados.
  • Derechos de propiedad: La resistencia a la entrada de Uber y otras plataformas se debe principalmente a la incertidumbre existente respecto a su impacto en el valor de las licencias de taxi tradicionales (costo hundido para los taxistas y futura recaudación del gobierno). En ese sentido, es importante que cada gobierno establezca claramente el alcance de los derechos de propiedad sobre el transporte público individual y la interpretación de cada sistema de movilidad que afecte estos derechos.
  • Manejo de la tecnología: Como mencionamos arriba, más allá de la posición que se tome respecto a las plataformas colaborativas, el uso de apps mejorará el sistema tradicional de taxis en todas las ciudades y debería ser implementado. Más difícil será la consideración de las opciones en términos de quién y cómo se realizará el desarrollo de apps, su implementación, la administración y el trabajo de actualización continua e integración con sistemas de información existentes.
  • Política de transporte: Quizá el punto de partida para cualquier análisis radica en definir claramente la función objetivo del gobierno local en materia de transporte y movilidad urbana. La calidad de la movilidad es el resultado de la interacción de todos los instrumentos a disposición del gobierno que afectan el beneficio y costo relativo de cada medio de transporte (bicicleta, vehículos privados, bus, metro, taxi, etc.). Cada ciudad deberá definir sus preferencias en materia de congestión y, dadas las posibilidades y limitaciones de cada una, elegir cómo regular el transporte público individual. Para esto siempre es informativo preguntarse, para la ciudad correspondiente, ¿En qué medida la regulación de taxis pre-Uber fue diseñada teniendo en cuenta sus externalidades sobre la congestión y la movilidad? Es común que ciudades con dificultades financieras consideren el mercado tradicional de taxis de forma aislada y exclusivamente como un mecanismo generador de rentas. Ciudades sin presión presupuestaria tienen más libertad para imponer incentivos que afecten la oferta y demanda de taxis de forma tal que complemente y no sustituya el sistema de transporte público de buses y metro.

Sin dudas, la economía colaborativa del transporte presenta grandes retos para todas las ciudades de América Latina. Sin embargo, el desafío se presenta como una oportunidad única para mejorar la movilidad urbana y diseñar un nuevo paradigma de transporte. En ese sentido, los esfuerzos realizados en el BID para desarrollar un marco de análisis para la región serán de suma utilidad.

Transporte Público Individual - MARCO REGULATORIO - med

[1] Para conocer más detalles del funcionamiento de estas plataformas puede consultar esta entrada que realicé para el blog de Foco Económico en abril:http://focoeconomico.org/2016/04/27/la-economia-uber/

*Mariano Tappata es profesor visitante de la Escuela de Negocios McDonough de la Universidad de Georgetown (Washington D.C., Estados Unidos).

FUENTE: Blog del BID Moviliblog - http://bit.ly/2cVChB9 - Banco Interamericano de Desarrollo

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