El pasado miércoles 22 de junio, en Santiago, se inauguró la IV Macrorrueda de Negocios para Pymes de la Alianza del Pacífico, en la antesala de lo que será la cumbre de dicha iniciativa de integración regional a celebrarse la próxima semana en la Región de los Lagos. Esta actividad en particular, agrupó a importadores y exportadores de México, Colombia, Perú y Chile con el objetivo de incrementar el potencial exportador de las pequeñas y medianas empresas de la región y su salida al mundo. Las expectativas que tenían los organizadores y participantes estimaban una proyección de negocios entorno a los USD $200 millones.

Durante la inauguración de la macrorrueda participó la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien destacó la labor de las PYMES en el comercio de la región y dio la bienvenida a alrededor de 600 empresas nacionales y extranjeras al encuentro comercial.  “Este espacio no sólo reconoce el talento y el trabajo de nuestros emprendedores, y empresarios y empresarias, ofrece además, la oportunidad de acceder a mercados globales, uno de los principales desafíos para las empresas de menor tamaño que deseen, justamente, expandir sus negocios” expresó la mandataria chilena.

Por su parte, el director de ProChile, Roberto Paiva, destacó a la Alianza del Pacífico como iniciativa de integración en América Latina y como una oportunidad de crecimiento, más aun cuando existe un protocolo comercial entre los países miembros vigente desde mayo de este año. “La Macrorrueda de Negocios es una acción concreta del trabajo de los cuatro países, en que se busca llevar a la práctica los beneficios que se han negociado para sus empresas”. Y agregó que “esperamos que las Pymes chilenas sean protagonistas y que la utilicen para llegar a los mercados de la AP”.

En un trabajo dedicado para que representantes del sector cooperativo y de la Economía Social accedan también a estas instancias de intercambio e internacionalización de sus productos, la División de Asociatividad y Economía Social del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, hizo un importante esfuerzo junto a ProChile y la Direcon para que empresas cooperativas también pudiesen participar de esta instancia, así como de otras actividades orientadas a la promoción de las exportaciones en el futuro. Al respecto, la jefa de la DAES, María José Becerra Moro, indicó que, entre los años 2014 y 2015, el mundo cooperativo en Chile exportó un total de USD$ 155.867.065. De ese total, según información de la misma división, cerca de un 15% corresponde a exportaciones de cooperativas que son pymes. “Como División, queremos instalar una consideración transversal de la economía social y cooperativa en los diferentes ámbitos relevantes de la economía nacional, siendo la promoción de las exportaciones y la internacionalización una importante prioridad de nuestro trabajo y los lineamientos de fomento que hemos definido para los próximos años”, señaló.

La cooperativa vitivinícola Loncomilla, desde Talca, llegó a la macrorrueda de Santiago con la expectativa de generar vínculos y posibles negocios con importadores de los países de la alianza. Aunque ya exportan hace algunos años sus productos a destinos de Europa y China, éstos aún no llegan a México, Colombia y Perú. Se trata de una empresa con sello de Comercio Justo, comprometida con el bienestar de sus socios, que Antes de comenzar con las reuniones que tenía programadas con potenciales clientes extranjeros, Álvaro Muñoz, Gerente General de la cooperativa, destacó los esfuerzos de integrar a los representantes del sector en este tipo de instancias y visibilizar a la economía social y cooperativa en los diferentes ámbitos, y relató un poco de su experiencia en materia de exportaciones, así como los principales desafíos que enfrentan hacia adelante para seguir creciendo junto a sus socios.

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Álvaro Muñoz, Gerente General, Cooperativa Loncomilla:

Exportamos nuestros vinos a mercados que tengan una mayor sensibilidad por el cooperativismo y el Comercio Justo

¿Cuál es la historia de la cooperativa Loncomilla y a cuántos socios agrupa actualmente?

La cooperativa se formó en el año 1959 y, en la actualidad, reúne a 105 socios productores de uva. Agrupa aproximadamente 1.000 hectáreas de viñedos en las comunas de San Javier, Villa Alegre, Loganví, Pelarco, también en Hierbas Buenas, en la región del Maule. Nuestra bodega también es bastante grande y cuenta con veinte millones de litros de capacidad. Tenemos muchos desafíos hacia el futuro y por eso queremos usar todas las herramientas e instrumentos que tiene el gobierno -ProChile, Indap, Corfo, Inia- todas las instituciones que nos puedan ayudar para seguir creciendo y desarrollando productos nuevos para el mercado, especialmente con innovación, que ha sido un tema importante para nosotros.

Por ejemplo, el año pasado sacamos dos vinos desalcoholizados, que fue una innovación bastante importante. Lo hicimos con el apoyo del Inia. Tenemos hoy un vino de 0,5° de alcohol y un vino de 6° de alcohol, principalmente orientados a personas que por temas de salud o religión no pueden consumir alcohol pero, no obstante, quieren aprovechar las ventajas que tiene este producto en la salud, como los antioxidantes. Estamos en un proceso de darnos a conocer e introducir el producto en el mercado que, si bien es un nicho y aunque nos gustaría que la integración al mercado fuese más rápido, estamos conformes con lo que hemos hecho y logrado.

¿Cómo ha sido su experiencia en la exportación de sus productos?

Nuestra cooperativa exporta sus productos hace aproximadamente seis años. Al principio solo exportábamos vino a granel, pero hace ya cuatro años empezamos a exportar vino envasado, es decir, en botellas, con nuestras propias marcas. Comenzamos exportando a través de un bróker, primero a China, luego de a poco a Europa y, el año pasado, a EE.UU. Hemos ido ganando de a poco mercado en otros países. Veíamos –y aún sigue siendo así en muchos casos- que en Chile era muy difícil competir y era además un momento en que los precios en el mercado nacional estaban bajos, así que decidimos arriesgarnos un poquito. Existen miedos al momento de exportar, como que no te paguen o que el importador rechace el producto, de entramparse en la documentación para poder hacerlo, que es muy compleja. Pero nosotros decidimos exportar al ver las dificultades a nivel local y apuntamos a exportar nuestros vinos a mercados que tengan una mayor sensibilidad por el cooperativismo y el Comercio Justo.

Hoy seguimos exportando y, aunque la mayor parte de la producción sigue siendo a granel, tenemos planes de en el mediano y largo plazo exportar la mayor parte envasado. Son planes ambiciosos.

¿Qué apoyos necesitarían para eso? ¿Cómo ves el camino?

Es que es una producción muy grande. Veinte millones de litros son treinta millones de botellas. Si lo piensas, al día de hoy resulta casi inalcanzable. Tendríamos que tener una logística, una fuerza de ventas, un marketing y una marca muy posicionada, como la tienen las grandes viñas de Chile. Pero no nos queremos cerrar a la posibilidad y hay que hacer todos los esfuerzos. Así, año a año, hemos ido de a poco aumentando el vino envasado y reduciendo el vino a granel.

¿Qué ventajas tiene la asociatividad al momento de enfrentar desafíos como exportar o sortear épocas de crisis?

Cuando eres chico y produces poco, tienes un menor poder de negociación. Hay que ir a pedir por favor que te compren la uva, que te la reciban, sin importar cuánto paguen, porque se va a podrir. En la cooperativa es diferente, porque se entrega la uva y se salta esa pericibilidad que tiene la uva. Además terminas con un producto con un valor agregado, que es el vino a granel, que se puede guardar por mucho más tiempo, lo que permite negociar mejor. Y, de ahí, si saltas al eslabón siguiente y lo embotellas, ya tienes una marca, un vino que tiene una presentación, con el que vas a lograr un mayor retorno.

La otra componente que nos permite enfrentar estas cosas de mejor forma es que hay un departamento técnico en la cooperativa que constantemente está asesorando a los socios en el manejo de sus viñas, en temas como poda, fertilización, riego y nuevas plantaciones. Las decisiones que toma la persona que está asociada, son mucho más informadas y aterrizadas que el que está fuera de este circuito.

En otros países hay cooperativas de segundo orden, que creo que Chile debiera empezar a mirar. Son como cooperativas de cooperativas. Por ejemplo una cooperativa de segundo orden de vino agrupa a diez cooperativas particulares, ayudándoles con poder de negociación, para transparentar precios, transparentar mercados, distribuir oportunidades. En definitiva, se consiguen más cosas.

FUENTE: DAES