FAO potencia agricultores para contrarrestar los efectos del cambio climático

FAO

Los huertos caseros son una opción para que las familias mantengan alimentos cerca y no dependan de la importación de alimentos, que muchas veces se vuelve escasa.

Durante el año pasado, la sequía agravada por los fenómenos asociados al cambio climático como El Niño y La Niña afectó el corredor seco centroamericano, dejando a miles de productores al borde de la hambruna y provocando  pérdidas agrícolas por $100 millones solo en El Salvador.

 Con el propósito de paliar dicho problema, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se ha dado a la tarea de trabajar paralelamente con varias organizaciones productoras nacionales y entidades de Gobierno.

“En los últimos cuatro años se han dado periodos de sequía recurrentes debido al cambio climático que afecta a todo el mundo, con especial efecto negativo en zonas secas, semidesérticas que tienen mayor vulnerabilidad como el corredor seco de Centroamérica, en el que El Salvador se encuentra en el medio”, señaló Alan González, director de país de la FAO.

“Es el único país de Centroamérica que todo su territorio es de bosque seco en sus diferentes niveles (…) estas sequías sin duda afectan a las economías de las familia, principalmente en sus economías y su seguridad alimentaria”, lamentó González.

Destacó además que impacta negativamente los ciclos de los cultivos, la producción de las cosechas y las reservas de las semillas para siembras futuras. Esta situación provoca que las familias tengan que recurrir a vender su ganado o aves de corral para hacerle frente al periodo de siembra, compra de abono, fumigación, así como los costos de alimentación, ante la escasez.

“En casos extremos como ha ocurrido en la región de Centroamérica, que les obliga a migrar a la ciudad a atraer ingresos para alimentos, ese es un daño indirecto en las economías de las familias”, explicó el profesional.

En términos de perdidas la FAO se apoya en cifras oficiales que indican que la sequía afectó el año pasado 85,858 hectáreas cultivadas con maíz lo que equivale a 4.7 millones de quintales de producción. En lo referente al frijol fueron 2,932 hectáreas afectadas, lo que significa 60,260 quintales de pérdida.

Sobrevivir en el campo

Con la idea de reducir las pérdidas agropecuarias, o al menos para que los productores de subsistencia tengan sustento alimenticio, la FAO recomienda a los agricultores realizar huertos caseros y diversificar sus cultivos, como una medida para contrarrestar los efectos de la sequía, que ha sido constante en los últimos años, y ha afectado zonas como el corredor seco de Centroamérica.

“Lo que se está haciendo es crear conciencia en los productores y productoras, porque hay muchos mujeres que producen granos básicos y hortalizas a quienes se les está capacitando a través de diferentes iniciativas”, refirió González.

Asimismo, reiteró que la sequía tiene impacto directo en las reservas de agua a nivel externo y en las vertiente subterráneas. La escasez de agua también trae como consecuencia buscar abastecerse de otras fuentes como aguas estancada, causando daños sobre todo en el sistema digestivo. Los incendios forestales son otro de los efectos de la sequía, que además dañan las reservas de los mantos acuíferos con que se cuenta.

 Señaló que también se han proporcionado insumos a las familias para establecer huertos familiares y comunitarios para producir los alimentos necesarios para la subsistencia.

La diversificación de cultivos es otra de las estrategias para hacerle frente al efecto del cambio climático, que además aportan una dieta más equilibrada a las familias y también reduce la importación de vegetales y verduras, según González.

Según el funcionario en la actualidad la factura anual de importación de alimentos ronda los $1,000 millones al año en alimentos que se compran, lo cual se puede lograr que se reduzca poco a poco a través de programas que le posibiliten a las familias producir sus propios alimentos e incluso exportarlos.

Cooperación italiana

Desde mayo de 2016, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Instituto Interamericano de  Cooperación para la Agricultura (IICA) implementan el proyecto “Asociatividad, Resiliencia y Mercados para Impulsar la Asociatividad agroempresarial en pequeños productores agropecuarios”, financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo a través de  $729,619.

La primera fase del proyecto tiene una duración de un año, y se ejecuta en dos municipios de los departamentos de Usulután y Morazán con el objetivo de contribuir en garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de manera sostenible en las familias de pequeñas y pequeños productores.

A raíz de este programa, los pequeños agricultores han recibido asistencia técnica para lograr incrementar sus rendimientos en granos básicos, conservar el suelo e infiltrar agua.  Además, han iniciado la producción de hortalizas bajo riego, lo cual les permite diversificar sus cultivos, ampliar la dieta y generar ingresos.

En esta primera fase se han instalado sistemas de riego a agricultores que tienen factibilidad de agua para riego en al menos 500 metros cuadrados.

Fuente: elsalvador.com