Feminismo popular desde los barrios y las cooperativas de trabajo

Dos movimientos sociales han marcado la agenda en Argentina durante los últimos años y cobrado un dinamismo impensado tiempo atrás: el feminismo y la economía popular. Aunque no sin dificultades, ambos se cruzan en experiencias concretas en las que mujeres de los sectores populares toman la posta para construir sus propias fuentes laborales.

“Empecé a formar parte porque no tenía trabajo”, cuenta Cata de Bajo Flores donde desde 2016 funciona la Cooperativa Gastronómica Mujeres de América Libre. “Arrancamos a hacer pizzas y venderlas para ir al Encuentro Nacional de Mujeres”, añade Vicki, su hermana y compañera de trabajo.

Nucleadas a partir de las mateadas de la “Casa de la Mujer” surgidas en 2013, estas trabajadoras construyeron lazos de solidaridad que, a partir de intercambiar primero sobre sus experiencias personales, fueron dando pasos que derivaron en la creación de sus propios medios de vida.

“Entré porque había perdido recientemente el trabajo y necesitaba un ingreso”, explica Vivi otra integrante del emprendimiento productivo. “Cata me había hablado que tenían una cooperativa gastronómica y me interesó bastante”, dice.

La experiencia de Yesica fue distinta. Un día, yendo a comprar a una feria cerca de su casa, también en Bajo Flores, vio un cartel en el que se convocaba a personas que tuvieran experiencia en el rubro textil para “abrir una cooperativa”. “Así me enteré y empecé a asistir a las reuniones”, cuenta.

Se trata de los Polos Textiles organizados por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que integra la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Estos espacios fueron creados con el objetivo de generar mejores entornos laborales para las y los trabajadores textiles (en su mayoría migrantes) que realizan estas tareas en su casa y con toda su familia. Es por eso que la iniciativa también fue acompañada con la formación de guarderías como el Centro Infantil de Recreación y Aprendizaje (CIRA) para los niños y niñas.

Yesica recuerda que al principio no conocía a sus compañeros pero que eso fue cambiando. “Aprendí a trabajar en grupo”, dice y resalta que también le enseñaron formas de hacer mejor su tarea, de manera más rápida y eficiente.

“La primera vez que llegué a una cooperativa fue en el tema de vivienda, cuando estábamos con desalojos”, sostiene por su parte Susana. Ella es referenta de la rama de vivienda del MTE y participó de conflictos como el del hotel recuperado ubicado en la calle Brasil del barrio de Constitución.

“Abogados defensores nos proponían que formemos una cooperativa para así, juntas, organizadas y con una personería jurídica poder presentarnos a defender nuestra vivienda”, resalta.

El rol de las mujeres en la organización

Ante la consulta del lugar que ocupan las compañeras en las distintas iniciativas de la economía popular Susana no duda: “Son todo, es muy importante”. Y remarca que “en momentos de situación crítica de vivienda o de trabajo, siempre las que comienzan a tirar esa pesada carga son las mujeres”. “Después sumamos a nuestros maridos, hijos, pero la iniciativa es de la mujer”, afirma.

En la cooperativa gastronómica la situación es aún más marcada ya que solo está compuesta por mujeres. “Sería un poco raro que haya varones porque entre mujeres tenemos más confianza, nos hablamos de lo que sea”, explica Silvia, otra de las trabajadoras.

Vivi opina en la misma sintonía: “Creo que no hay hombres porque es un espacio de mujeres y porque sería difícil el trato, comprender qué hacemos y el rol que tiene cada una”.

“Si hubiera varones sería muy distinto, porque hablamos cosas de nuestras vidas entre mujeres. Nos conocemos y hablamos cosas de nuestras casas, nuestras familias y es muy lindo”, completa Cata.

Las cooperativas y la crisis económica

Yesica, del Polo Textil, destaca que actualmente la situación es difícil. En ese sentido comenta que les faltan herramientas “para poder habilitar una cocina, un baño más y algunas pequeñas cosas como un ventilador para poder trabajar mejor”.

A su vez “el desafío es conseguir fabricantes con mejor precio”. Al respecto enfatiza que se trata de “una lucha día a día para poder sobrellevarlo con mucha paciencia y saber que no hay que bajar los brazos” porque “después se van a ver los frutos”.

Por último señala que el objetivo es “crecer” y tener una marca propia. “La lucha sigue pero tenemos fuerza para no rendirnos”, asegura.

Silvia, de la cooperativa Mujeres del América Libre coincide en que “hoy en día está muy difícil” llevar adelante el proyecto “porque conseguir ingredientes es caro y la comida hecha sale más plata entonces los pedidos están escasos”.

Hacia el paro internacional

La experiencia concreta y la organización colectiva las hizo tomar consciencia de su rol como mujeres y trabajadoras. Es desde ese lugar que ninguna duda en participar de la jornada de lucha del próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En Argentina y varios países del mundo se realizará, al igual que los últimos dos años, una huelga de mujeres, lesbianas, travestis y trans.

“Invitamos a todas las mujeres para que se unan a esta marcha y mostrar que podemos hacer algo bueno del país”, apunta Cata. Mientras que Vivi añade: “Tenemos que unirnos para poder mostrarles a todos aquellos que piensan que somos locas, que no podemos hacer ciertas cosas, que sí podemos”. “Debemos apoyarnos entre todas porque somos discriminadas y hay que darlo todo por las mujeres”, remarca Silvia.

Para Yesica hay algo importante a resaltar en esta jornada y todos los días. “No tiene que haber discriminación porque todos somos seres humanos y tenemos el mismo derecho a trabajar en una empresa, fábrica, atención al público, etc.”, dice y se mete en un debate que atravesó al movimiento en las asambleas de organización previas en las que un reducido sector planteaba que el paro fuera exclusivamente de mujeres: “No por ser travesti te tienen que discriminar”.

Asimismo afirma que “hay muchísima homofobia”. “No se dan cuenta que somos personas con diferentes sentimientos, que en vez de amar o querer a un hombre amamos a una mujer y no por eso nos tienen que decir raras o que tenemos una enfermedad”, asegura.

Por eso es importante seguir luchando para que la comunidad LGBT+ “tenga un trabajo digno como cualquier otra persona”.

Finalmente Susana analiza que “en estos últimos tiempos se comenzó a pregonar más el feminismo popular, el rol de la mujer en todos los sentidos”. “Incluso en las calles, cuando tenemos que salir a reclamar nuestros derechos y por todo lo que significa dentro de las organizaciones la mujer cumple un rol muy importante”, dice.

“Y también en la política deberíamos poder empezar a compenetrarnos, tener voz para que esta sociedad no sea tan desigual y la opresión de la mujer termine” por eso el mensaje “más importante” de este próximo paro es que “todas salgamos, que seamos miles y miles en todo el país”, arenga.

Finalmente concluye: “Que sea tan fuerte la voz del 8M que estremezca todos los rincones, a todos los políticos y aún más hoy con este Gobierno insensible es necesario dar esta batalla de frente para sacar a Macri”.

Fuente: Notas Periodismo Popular.