Gracias a una rebelde gastritis Luis Carrasco comenzó a producir café de trigo y de arroz

 

 
Durante más de 15 años, Luis Armando Carrasco Silva sufrió una gastritis que le impedía consumir alimentos con cebolla, ají y  condimentos. Comer empanadas, que tanto le gustaban, era prácticamente un suplicio. Para darle un corte a sus malestares, buscó la forma de sanarse, pero no cualquiera: optó por la medicina natural. “Lo primero que me dijeron fue que debía cambiar mi alimentación y dejar de una vez y para siempre el té y el café, por la teína y la cafeína que contienen. La sugerencia fue que los reemplazara por café de higo, trigo o arroz”.
 
Habitante de Yungay, en la naciente región de Ñuble, Carrasco trabajaba por entonces en una empresa de seguridad y tenía un pequeño predio en la comuna. Dice que empezó a buscar el famoso y ancestral café de higo por todas partes, pero no lo encontró. “Yo conocía a una abuelita que sabía hacer café de trigo tradicional, así que le pedí que lo produjera para mí”, cuenta. ¡Santo remedio!
 
Así estuvo como un año, hasta que la anciana enfermó y ya no pudo seguir haciéndole la materia prima para sus infusiones saludables. “No me quedó otra que hacerlo yo, aplicando las técnicas que le había visto. Al principio no me resultó, pero logré encontrar el punto exacto de tostado”. Eso ocurrió justo cuando lo despidieron de su trabajo, situación que lo llevó a pensar en elaborar café de trigo para la venta.
 
“Le di vueltas a la idea y pensé: yo no soy el único que tiene gastritis, medio Chile debe sufrir de esta enfermedad, úlcera o colon irritable, así que puede ser un muy buen negocio. Además, es muy escaso en el mercado”, recuerda.
 
Habló con su familia y planteó la idea. La única que lo apoyó en su iniciativa fue su esposa, Berta Susana Betty. Su hija le dijo en su cara que estaba enloqueciendo. “Así que con el apoyo de mi mujer me lancé con este emprendimiento”, dice entre risas. Corría el 2013 cuando le dio el vamos al negocio, que bautizó Gandum (trigo en malayo) y que partió con una modesta máquina artesanal que diseñó él y que armó junto a un amigo soldador. El siguiente paso fue hacerse usuario del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), servicio que lo ha acompañado en su desarrollo hasta el día de hoy.
 
Casi sin darse cuenta, Carrasco empezó a ir a ferias campesinas, fiestas costumbristas y las ExpoMundoRural, donde su café de trigo tenía bastante aceptación. A poco andar ganó un proyecto del Programa de Desarrollo de Inversiones de INDAP y su emprendimiento tomó más fuerza. Construyó una sala de proceso y otra de habilitado, y obtuvo resolución sanitaria. En la actualidad produce cerca de 4.500 unidades mensuales de café de trigo (en grano y molido) y de arroz (especial para celíacos, ya que no contiene gluten), en formatos tradicional, con higo, arándano, rosa mosqueta, pimiento morrón, menta, cedrón, castañas y chai.
 
Tan bien le ha ido a Luis Carrasco con su emprendimiento, que hoy trabaja con toda la familia y nadie lo tilda de loco. En enero de 2017 obtuvo el Sello Manos Campesinas y desde ese mismo año vende su producción a través de la Red de Tiendas Mundo Rural. Sus proyectos ahora son ampliar la bodega, donde almacena sus cafés y también el trigo y el arroz que les compra a los pequeños productores de la zona.
 
Hoy ya no recuerda el sabor del café que proviene del cafetal ni sufre por los efectos de la cafeína en su organismo: “Todo los días comienzo la jornada tomando un café de trigo. La gastritis quedó en el pasado, puedo comer lo que me dé la gana y, lo mejor de todo, es que ahora tengo mi propio negocio”.
Comunicaciones Indap