Guía básica para no perder el rumbo

Guía básica para no perder el rumboLa Alianza Cooperativa Internacional (ACI) define las cooperativas como “asociaciones autónomas de personas unidas voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y de gestión democrática. Estas cooperativas se basan en los valores de autoayuda, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. (…) Los miembros de las cooperativas creen en una serie de valores éticos como la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y la preocupación por los demás” [1]

Estos son los principios que una cooperativa, en teoría, debería compartir y sobre los que debería basar su funcionamiento. De todos modos, hoy en día se oyen muchas críticas a la mala praxis de grandes cooperativas y se evidencia que, por ejemplo, Fagor o Caja Laboral, en algún momento perdieron el norte de los valores cooperativos y sociales.

Los retos del crecimiento

El éxito mercantil es el raíl que guía hacia la expansión de una empresa, pero esto también comporta una problemática de gestión y organización que se debe superar, y más aún en el caso de empresas con valores e ideología como son las cooperativas. Así, los siguientes puntos diagnostican los peligros a tener en cuenta en una cooperativa en crecimiento:

 

  • El incremento del grado de complejidad de las operaciones dificulta una buena gestión democrática de la cooperativa, ya que es difícil que todos los socios tengan el suficiente conocimiento para llevar a cabo una buena toma de decisiones. El aumento de socios cooperativistas dificulta la alineación de sus intereses y provoca problemas de coordinación y comunicación.
  • Crecer en número de trabajadores puede hacer disminuir su grado de implicación con la cooperativa y su sentimiento de pertenencia, cosa que provoca la “desideologización” de la entidad y la lleva hacia la senda del capitalismo, pudiendo olvidar la misión principal de la cooperativa y su fin social y adoptando modelos de conducta deshumanizados.
  • Caer ante las presiones de competitividad del sistema capitalista puede afectar a las condiciones laborales de los trabajadores en beneficio de la competitividad del sector.

Aplicando valores a la competitividad

Estos son, en resumidas cuentas, los problemas a considerar cuando una cooperativa pretende crecer. De todos modos, una vez descubierto el diagnóstico, se deben poner los remedios:

  • Construir una cultura participativa y colaborativa, donde los trabajadores se sientan involucrados en el modelo de gestión de la empresa y así no caer en la tecnocracia. Se debe formar e informar a los socios para maximizar sus capacidades críticas. La cooperativa productora de válvulas Ampo es un buen modelo a seguir ya que, a raíz de una crisis en el 2000, reforzaron la implicación de los trabajadores y consiguieron crear debates y discusiones fructíferas para el futuro de la entidad.
  • Dejar clara la misión y la forma de trabajar en la cooperativa a los socios pretendientes. Se debe ser exigente, adoctrinar, formar y tener una buena comunicación con los socios para que toda la organización comparta y sienta los mismos valores y se alineen sus intereses.
  • Crear un sentimiento de pertenencia y una cultura de empresa ética y fortalecer el compromiso personal con la cooperativa. Para ello, se debe promover la colaboración entre trabajadores y establecer vínculos de amistad y compañerismo, haciendo de la organización algo más que un lugar de trabajo.
  • Una buena manera de construir esos sentimientos es organizando actividades de ocio para los trabajadores y sus familiares (como excursiones o actividades deportivas), o la impartición de cursos de ética empresarial o de promoción de la economía solidaria. Buenos ejemplos de cooperativas con ideología e identidad son las cooperativas agropecuarias en Cuba, donde todos están involucrados en la causa.

Para no caer en las garras del mercado capitalista se debe crecer con cabeza

Para no caer en las garras del mercado capitalista se debe crecer con cabeza y paulatinamente, ser pacientes y nunca olvidar la misión ni la visión original de la entidad. Muchas cooperativas caen en la ambición del modelo capitalista y olvidan sus raíces; se debe ser humilde, honrado y creer en el proyecto de una manera sostenible. Ejemplos de dichos comportamientos son la cooperativa Fiare Banca Ética, que no pretende crecer inapropiadamente en la captación de activo sino movilizar a la ciudadanía que apuesta por otro modelo de banca y de sociedad, o La Fageda, que en aras de conservar la esencia del proyecto rechazan la idea de servir sus yogures fuera del mercado catalán.

Paralelamente a las medidas expuestas, es recomendable controlar la eficacia social y el comportamiento ético de la cooperativa mediante procedimientos de auditoría social periódicos. De este modo la organización puede saber tanto sus puntos fuertes como sus puntos débiles y carencias respecto a los resultados sociales y solidarios, permitiéndoles realizar mejoras donde sea necesario, monitorizar los resultados y dar cuenta de ellos a todas las personas comprometidas con la actividad.

Las cooperativas han sido uno de los sectores menos castigados por la crisis y son el principal motor de la Economía Social y Solidaria en este país; es por eso que se debe andar con pies de plomo, procurar seguir una buena conducta, no querer correr y hacer las cosas bien para no desideologizar la entidad y para poder contribuir al cambio social hacia un sistema económico alternativo más humanizado. Tener una misión y una visión clara, unos valores que todos los socios sientan y un modelo de negocio basado en la ética, la colaboración, el compañerismo, la humildad y la democracia son los pilares de una buena gestión, pero esto debe ser una lucha diaria para no perder el rumbo.

Como Cristóbal Colón, fundador y presidente del grupo cooperativo La Fageda, dice en una entrevista a la revista Alternativas Económicas 4 , “no es fácil mantener la coherencia en el tiempo. Decir y hacer lo que uno piensa. Mantener el objetivo social no es fácil. No confundir medios y fines no es fácil. (…) Lo difícil es caminar, como en la vida, por el justo término medio” [2].

Àngel Teixidó Esteve    Universidad del País Vasco

Fuente: Elsalmoncontracorriente