“LA FUERZA DE LA COOPERATIVA ES LA FUERZA DEL GRUPO”

El director general de la cooperativa agrícola francesa Fleuron d’Anjou, Yves Gidoin, asegura que los pequeños y medianos empresarios del agro en Chile podrían beneficiarse enormemente de la asociatividad en cooperativas.

“Chile es un gran productor y exportador agrícola, que cuenta con grandes empresas. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que también hay empresarios y agricultores pequeños que podrían entrar en el modelo de cooperativas y unirse para ser más fuertes”, afirma Yves Gidoin, director general de la cooperativa agrícola francesa Fleuron d’Anjou y presidente de la comisión internacional de Vegepolys, polo de competitividad que aspira a ser clúster de  referencia mundial de vegetales y plantas.

Lo dice con la autoridad que le da el haber visitado innumerables veces Chile, ocasiones en las que ha recorrido las zonas agrícolas ubicadas entre las regiones VI y VIII. En su último y reciente viaje visitó la zona del Biobío y sostuvo reuniones con Eurochile y con representantes de Innova Biobío: “Quedé muy impresionado, porque aunque Innova Biobío no está estructurado como cooperativa, sí tienen esta filosofía de asociatividad, ya que sus miembros se reúnen para conversar y tratar temas deinnovación, lo que los ayuda a tener una política común entre ellos y poder asociarse para dichos temas”, declara.

Las cooperativas y clusters tienen una larga historia en Francia. “La asociatividad y el cooperativismo en Francia se remontan a principios del siglo XX, pero su creación se acentuó desde la Ley de Orientación Agrícola promulgada en los años 60, cuando era ministro de agricultura Edgard Pisani. Esto permitió a los productores agrícolas de Francia poner en valor más su producción agrícola, y favoreció también la puesta en asociación de estos agricultores y el reforzamiento a las cooperativas agrícolas”, recuerda Yves Gidoin, quien además identifica las claves que han servido para el éxito que han demostrado a lo largo del tiempo: Un origen que, más allá de lo productivo, es por sobre todo social (“el espíritu es compartir, poner en común el trabajo, tener un sentido de bien común entre todos los productores, una especie de comunidad”), y la capacidad de adaptarse “a los cambios del mercado y a la necesidad de transformarse en empresas y de tener una estructura más organizada”.

“Dado este contexto, los productores se han convertido en dueños y accionistas de estas cooperativas. El modelo de cooperativa ha evolucionado mucho. Hoy en día la cooperativa es una verdadera empresa, que en el caso de Fleuron d’Anjou factura 70 millones de euros, cuenta con más de 200 empleados y 120 socios que son productores agrícolas, y que incluso tiene vocación internacional. La fuerza de la cooperativa es la fuerza del grupo”, afirma.

–En el contexto actual de globalización, ¿cuáles son los desafíos más importantes que enfrentan las cooperativas y polos de competitividad, como Fleuron d’Anjou y Vegepolys, en su internacionalización?

“Internacionalizarse es muy importante ya que permite acceder a nuevos mercados. Esta toma de conciencia fue difícil al principio para los socios del polo de competitividad, el entender que la internacionalización es una oportunidad para lograr nuevas innovaciones y concretar experiencias de colaboración entre los productores de la cooperativa y del polo de competitividad y actores internacionales.

Muchos productores están delegando sus exportaciones a otros organismos, pensando que ellos no lo pueden hacer. Pero gracias a Vegepolys, lograron llegar a un punto en que los productores pueden ir a los mercados identificados por el polo de competitividad y donde ya se han alcanzado acuerdos. No es fácil entrar a otros mercados, ya que muchos de ellos son a la vez competencia para sus propios mercados. Pero es posible llegar a acuerdos con los productores locales”.

–Siendo que estas asociaciones se basan mucho en la buena voluntad, ¿cuál es el espacio que tiene la competencia entre los mismos socios?

“Efectivamente, dentro de la cooperativa se plantean problemas de competencia, porque unos tienden a querer la parte más importante de un mercado que, además, se reduce cada vez más. Por lo mismo, en el marco de la cooperativa hay una instancia de conversación que permite favorecer el interés general.

En el polo de competitividad también hay mucha competencia, pero lo que lo diferencia de la cooperativa es que tiene un espacio abierto a los proyectos de innovación, lo que permite que pequeños grupos de socios se puedan juntar para generar su propio proyecto de innovación, los que son confidenciales.

En todo caso, hay que tener claro que estos problemas existen también en otras instituciones, no son propios de las cooperativas”.

–¿Cómo ve el estado de la cooperación entre instituciones como la suya y similares chilenas? ¿Qué más me puede contar sobre el trabajo conjunto que van a hacer con Innova Biobío?

“La cooperación está en un muy buen lugar. La colaboración con la Fundación Eurochile e Innova Biobío es esencial, ya que las problemáticas del mundo vegetal tanto de los franceses como de los chilenos son muy similares. En ese sentido, estos intercambios son muy fértiles para generar una cooperación e intercambio entre ambos.

La clave y el punto de partida de esta cooperación debiera ser entre Vegepolys y la Fundación Eurochile, y luego debiera existir cooperación con Innova Biobío, porque son productores muy avanzados, de un buen nivel, respecto a otros productores más pequeños.

Sería muy bueno poder poner en marcha en Chile una antena del polo de competitividad Vegepolys, para concretar e intensificar las relaciones entre Chile y Fleouron d’ Anjour, y poder concretar proyectos de innovación en conjunto. Después de todo, la cooperación es la pasión de trabajar juntos”.

Fuente: EuroChile