LA GANANCIA DEL COMERCIO JUSTO ES AYUDAR A PERSONAS QUE VIVEN EN CONDICIONES INFRAHUMANAS

Carmen García-Rosado en la tienda de comercio justo de Oxfam Intermon en Salamanca.

Intermón acaba de cumplir 70 años de andadura; más adelante se convirtió en Oxfam Intermon, tras unirse con Oxfam internacional. Ahora la sede central va a cambiar de la ciudad de Oxford a Nairobi, en Kenia, «porque nos parece que el centro tiene que estar en un país del sur», explica Carmen García-Rosado, que es miembro del comité de Oxfam Intermón en Salamanca y quien amablemente ha facilitado la información que aquí se detalla sobre el comercio justo del que esta organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo es promotora y que acerca a la ciudadanía salmantina esta posibilidad de ayudar gracias a su tienda situada en el número seis de la céntrica calle Ancha.

Carmen García-Rosado describe el comercio justo como «un comercio no convencional, de tal manera que el objetivo no es como en cualquier otro comercio». En esta forma de vender, «las ganancia son beneficiar a las personas que muchas veces viven en condiciones infrahumanas, porque no tener agua es infrahumano», en palabras de Carmen García-Rosado, que es una ciudadana sensible y que ha conocido en primera persona las necesidades del mundo. «No tener agua es peor que no tener educación y que no tener casa», dice, y con esta frase define una de las situaciones que esta mujer se ha encontrado y que conoce gracias a su empeño por ayudar a los demás, apoyando el buen hacer de Oxfam Intermón, al igual que lo hacen, de un modo u otro, los 40 voluntarios con los que cuenta esta organización humanitaria en Salamanca y, por otro lado, los clientes y socios que frecuentemente acuden a la tienda de comercio justo para adquirir productos de este tipo de venta no convencional.

El comercio justo es una modalidad de negocio especial, en el que priman las condiciones y la dignidad humana y que cuenta con una serie de principios.

Todas las tiendas de comercio justo son llevadas por personal voluntario, esta es una de las bases fundamentales para que sea un «comercio libre», que permite que «todo lo que hay en las tiendas de comercio justo ya esté pagado, es decir los proveedores cobran en el momento en que mandan los productos». Esta cuestión es fundamental para favorecer el desarrollo de las zonas pobres en las que se compran los objetos que se pueden adquirir en las tiendas de comercio justo. Esto también hace posible que «todo lo que ingresamos lo destinemos a volver a comprar», considera García-Rosado. Siguen esta metodología con el fin de poder «pagar un salario justo». Precisamente este aspecto, el de proporcionar una ganancia digna a las personas que trabajan es una de las virtudes del comercio justo, que va acompañada de otras condiciones, para favorecer el desarrollo en esas zonas. Entre ellas se contempla que los niños no trabajen; que al menos la mitad de las personas que trabajen sean mujeres; y que se cuide del medio ambiente.

Los productos que las tienda de comercio justo venden no son especialmente baratos por dos cuestiones, una de ellas es la prima social y la otra, la alta calidad.

La prima social se explica porque además del producto que se adquiere, «se recauda para la sanidad, la educación y otras cuestiones básicas». La calidad sube el precio pero es «excelente», porque tiene dos valores añadidos, uno de ellos es que los productos y alimentos que se comercializan deben ser de primera calidad, el otro es que respetan el medio ambiente, es decir, que para producirlos o fabricarlos no se utilizan productos nefastos para la naturaleza.

Dignidad

Tal como relata Carmen García-Rosado esta contribución tiene un fin claro, «que las personas puedan tener una dignidad, se sientan personas, tengan reconocidos sus derechos, tengan una vida saludable y con esto cuidamos que haya una igualdad entre hombres y mujeres». El fundamento de toda esta labor es que, «en definitiva el comercio justo cambia la vida de miles de personas».

Esta tarea que Carmen García-Rosado define como «una lucha contra la pobreza», parte de iniciativas como la tienda de comercio justo salmantina pero tiene una extensión que llega hasta esos lugares en el mundo con extrema situación de necesidad. La acción se vertebra en campañas al estilo de:‘Arroz que enseña a leer’; ‘El café te enseña a escribir’, es decir, «eslogan que pretenden que las personas compren nuestros productos y dar a conocer Oxfam Intermón». En las tiendas tienen muchos tipos de productos, como es el caso del café de Nicaragua para propiciar el empoderamiento de las mujeres, fomentando que sean propietarias del terreno o al menos copropietarias con el marido para contribuir a «que se sientan más personas y se genere igualdad».

Una vez en el terreno también trabajan y el agua es el primer paso, pues «en el momento que tienen agua, los niños pueden ir a la escuela porque ni las mujeres ni los niños tienen que hacer cinco kilómetros para abastecerse de agua».

Carmen García-Rosado subraya el alto nivel de sensibilización de las personas que reciben en la tienda de comercio justo, muchas de las cuales son socias, por cuya razón cuentan con una tarjeta a través de la cual consiguen descuentos para comprar ayudando a quienes más lo necesitan.