LA INTEGRACION DE LAS COOPERATIVAS, CLAVE EN SU INTERNACIONALIZACION

Los retos a los que deben hacer frente este tipo de asociaciones.

Los nuevos retos que plantea un mundo globalizado exigen que los modelos empresariales se adapten a esta nueva realidad. Más aún si hablamos del sector agroalimentario, donde la importancia de los mercados exteriores es más que evidente. En este sentido, las cooperativas se han convertido en una herramienta fundamental para la internacionalización, aunque se enfrentan al reto de ganar dimensión.

España, pese a contar con unas 3.800 cooperativas que facturan más de 26.183 millones de euros anualmente, está muy lejos de acercarse a otros países europeos en cuanto a dimensionamiento del sector. Para abordar el principal reto al que se enfrenta el cooperativismo en nuestro país, el diario elEconomista celebró el pasado jueves el Observatorio Cooperativismo agroalimentario, el reto de ganar dimensión, patrocinado por Banco Sabadell, en el que un panel de expertos debatieron sobre los principales asuntos que afectan a estas organizaciones.

En el encuentro -moderado por Rafael Daniel, director de la revista elEconomista Agro-, participaron Pedro Barato, presidente de Asaja; Fernando José Burgaz, director general de Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Agustín Herrero, director general de Cooperativas Agro-alimentarias de España; José Antonio Morante, director de Negocio Agrario de Banco Sabadell; y Rafael Sánchez de Puerta, subdirector general de la cooperativa Dcoop.

Así, durante la jornada se dio una visión comparada del cooperativismo en la Unión Europea y en nuestro país, se hizo balance de la Ley de Fomento de la Integración de Cooperativas y de las Entidades Asociativas Prioritarias y se habló de la importancia de superar los localismos y el resto de factores que impiden la integración. Por otro lado, durante la mesa de debate se trató el tema de la profesionalización e incorporación de jóvenes y mujeres a la gestión y de la apuesta por la I+D.

Para comenzar la jornada, los ponentes dialogaron sobre las circunstancias que impulsaron el nacimiento de estas organizaciones. Así, Burgaz explicó que «las cooperativas tienen un origen social y surgen para dar una respuesta a la necesidad de apoyo mutuo en el mundo rural. A lo largo de su historia, ha sido un auténtico sustento y estructura, articulando muchas poblaciones». A esto, Herrero añadió que «el cooperativismo nació ante los abusos en los precios. Las situaciones de dificultad que se tuvieron que afrontar durante los años cincuenta, sesenta y setenta, llevaron a los agricultores a la inviabilidad. Esto fue útil hasta el marco de una Política Agraria Común (PAC) que prácticamente regulaba los precios». Sin embargo, el director general de Cooperativas Agro-alimentarias de España cree que «desde 2003, con la nueva PAC han cambiado radicalmente».

Así, según Burgaz, «los tiempos y las condiciones económicas han variado y, para hacer frente a un mundo globalizado y volátil, esas estructuras necesitan evolucionar». Una reivindicación a la que se sumó Herrero, quien opina que «hemos ido hacia un modelo de liberalización, han desaparecido los mecanismos de regulación de la oferta, se ha internacionalizado la economía y la cadena alimentaria se ha vuelto muy asimétrica, por lo que el modelo cooperativo necesita una adaptación. En España tenemos una buena base para dimensionar al sector». Una necesidad de cambio y adecuación al entorno que se justifica en la propia evolución reciente del sector. En este sentido, Sánchez de Puerta contó que «las cooperativas son un modelo de éxito y, aunque es cierto que se crearon para estar próximas al agricultor, hoy no tiene sentido que en un mismo pueblo sigan existiendo más de una, incluso de la misma industria, es un lujo que los agricultores no pueden permitirse».

Comparativa con Europa

De este modo, la integración de varias cooperativas y la necesidad de ganar dimensión es el debate por excelencia en el sector y que suscita opiniones de diversa índole. Para comprender esta situación, Morante planteó una cuestión fundamental: «¿Hay demasiadas cooperativas en España?» Una pregunta que nace de observar la realidad de otros países como Holanda, donde existen muy pocas organizaciones de este tipo. Algo que, en palabras de Herrero «no es comparable, puesto que estos países son casi monoproducto. Pero no podemos perderles de vista, porque operan en el mismo mercado común que nosotros y debemos tener en cuenta sus estructuras y su capacidad de competir».

En este punto, el director de Dcoop cree que «un alto número de cooperativas es compatible con integrarse de cara a la comercialización y a la internacionalización». Así, aunque las opiniones en cuanto a cómo proceder difieren, los actores del sector suelen coincidir en la necesidad de unirse de cara a coger fuerza en los mercados exteriores.

Salir al exterior

Por su parte, Burgaz explicó que «en este momento, la agricultura y la alimentación españolas están absolutamente abiertas al exterior. Por ejemplo, el aceite está exportando aproximadamente dos tercios de su producción y, de media, un tercio del total del sector alimentario va al mercado global».

En este sentido, añadió que «para ir al extranjero hacen falta volumen y profesionalización y, evidentemente, una pequeña cooperativa no puede asumir este proceso con éxito». Por su parte, Barato destacó que «no podemos ir 27 a vender, sino que vaya uno representando a todos. Esto lo hemos visto ya en el vino: antes había más de cien vendedores, ahora son sólo unos treinta». Como ejemplo de éxito, Sánchez de Puerta presentó a la propia Dcoop, que aglutina a 110 cooperativas: «Esos 110 gerentes ya no tienen que preocuparse de la comercialización, sólo de los costes y de la calidad del producto».

A esto, Burgaz añadió las ventajas en cuanto a financiación: «Evidentemente, las condiciones de acceso al crédito, a proyectos de innovación o incluso a temas de gestión de riesgos son muy distintos si se impulsa a través de grandes o pequeñas cooperativas, porque su solvencia es muy distinta».

Sin embargo, Barato también advirtió que «las cooperativas tienen una lógica fundamental y es que, en muchos pueblos, son la única empresa que existe. Tienen que evolucionar, evidentemente, pero esto significa quitar estructuras y juntarnos para comercializar y comprar lo que necesitamos para producir».

En este debate tiene un papel fundamental la Ley de Fomento de la Integración de Cooperativas y de las Entidades Asociativas Prioritarias, una iniciativa de Miguel Arias Cañete en su etapa como ministro de Agricultura. Tal y como explicó Herrero, «la gran virtud de esta norma es que ha colocado el tema de la integración sobre la mesa de debate. Sin embargo, debería intentar aunar criterios y medidas en el ámbito autonómico, porque la política agraria está prácticamente transferida al 100%». A esto, Barato añadió que «de qué sirve que apoyemos la integración si después las Comunidades Autónomas siguen trabajando en sentido contrario».

A este freno, Burgaz sumó que «hace falta que exista realmente un proyecto empresarial común y, después, que se susperen los vetos personales y los intereses. A veces, son los propios directivos de las cooperativas los que ponen pegas, porque entienden que quizá sobren tras la integración».

Profesionalización

Otro de los temas que salió a relucir durante la jornada fue la profesionalización que, según Sánchez de Puerta, «no es el problema del cooperativismo, aunque toda la formación siempre es bienvenida. Sin embargo, es importante delimitar las tareas y los objetivos de cada miembro». Por su parte, Barato añadió que «un pilar fundamental son los idiomas: es un lujo tener a chicos jóvenes que acaban de terminar la carrera y que, al descolgar el teléfono, hablan en inglés, francés…».

En este sentido, también se habló del papel de los jóvenes en el sector agroalimentario y en las cooperativas. Al respecto, Barato explicó que «ellos se están incorporando a industrias que son rentables, como ésta».

Para concluir, el director de negocio Agrario de Banco Sabadell, José Antonio Morante, habló del nuevo paradigma en el que se mueve hoy el día el sector agroalimentario y, concretamente, las cooperativas: «Desde Sabadell hemos trabajado para que no se nos vea sólo como un banco que ofrece financiación e inversión, para lo cual organizamos unas jornadas sobre la importancia de exportar para crecer, a las que vamos con socios».

«Las cooperativas somos muy exigentes con nosotros mismas. Pero nuestra trayectoria es increíble. Se debe apoyar este modelo porque es eficiente. Además, los logros de las cooperativas no son sólo suyos, sino también del resto de agricultores», concluyó Sánchez de Puerta.

FUENTE: ELECONOMISTA ES