Las cooperativas de consumo, otra alternativa comunitaria

Una cooperativa de consumo está formada por un grupo de personas que desean cambiar sus patrones de compra eliminando los intermediarios con el fin de conseguir alimentos frescos a bajos precios.

Se organizan de forma regular para comprar directamente del agricultor verduras y frutas frescas, a través de un acuerdo informal que se lleva a cabo por ambas partes, consumidor y vendedor. Esta es una buena alternativa para las personas que no tienen acceso a los pequeños mercados locales cercanos a sus comunidades.

Una amiga me introdujo hace algún tiempo a ese pequeño mundo de las cooperativas de consumo y me llamó poderosamente la atención la efectividad de dicha organización. “Todo es cuestión de voluntad” me comentó una de sus afiliadas.

Una manera de comenzar con esta encantadora actividad es reunir a un determinado número de personas que estén interesadas en hacer una compra conjunta de este tipo de productos. Una vez constituida la cooperativa deberán distribuirse las responsabilidades de ubicación de los agricultores, compra de los alimentos, contactos de las personas interesadas y repartición de las cestas.

Existen dos modelos, o se selecciona semanalmente los productos que cada miembro quiere consumir, o se simplifica esta acción colocando en cada cesta la misma cantidad de productos para todos. De esta manera los participantes pagarían una cuota fija todos los meses.

Es importante que para que la cooperativa funcione, se formen unas comisiones de trabajo que se encargarían de la gestión de compra, administración, contacto y calidad de los productos. Obviamente el éxito dependerá del compromiso que adquiera cada uno de sus voluntarios.

He encontrado fascinante esta alternativa de compra colectiva, porque nos permite acercarnos a los miembros de nuestras comunidades con el objetivo de lograr un bien común: estimular la economía local y beneficiar a nosotros como consumidores.

Esta alternativa de consumo está creciendo en todo el mundo, incluyendo a nuestros países latinos que de alguna manera están despertando hacia una conciencia más ecológica con el fin de alejarnos de ese consumo masivo que cada vez más nos separa del resto y nos individualiza cada vez más. Como personas pertenecientes a una comunidad debemos estimular este tipo de intercambio con productores verdes. Es una buena oportunidad para ejercer nuestros principios de participación e igualdad y fomentar los valores de autoayuda, responsabilidad y solidaridad. ¡Una actitud verdaderamente ecológica!

Fuente: inspirulina.com