«Los supermercados cooperativos son una de las soluciones»

«La «solución» a la actual insostenibilidad global (ecológica, social y ecológica) me parece algo muy complejo, y solo soy capaz de entrever de forma un poco simplista algunos pasos que estamos intentando dar en el corto plazo. Es necesario ir mucho más allá, y a la vez centrar nuestros esfuerzos en construir alternativas de sostenibilidad en el aqui y el ahora»

 "Los supermercados cooperativos son una de las soluciones"

Entrevista a Daniel López García

¿En qué momento llega este tipo de cooperativa? 

En un momento de fuerte repunte del consumo estatal de alimentos ecológicos, que en 2015 subió un 25%. El consumo interior sigue siendo muy bajo en relación con el contexto territorial (1,1% del gasto familiar alimentario total, frente al 7 y 9% de ciertos países europeos) y a la importancia de la producción (casi un 6% de la Superficie Agraria Útil, siendo el Estado español el 1º país por superficie certificada ecológica en la UE, y 6º en el Mundo), pero crece a muy bien ritmo y parece que al fín está despegando. Esto, sin duda, está siendo percibido por la gran distribución, que ostenta el oligopolio de la venta de alimentos (5 empresas comercializan más del 60% de los alimentos en el Estado español) y que ve que el alimento ecológico empieza a tener tirón, y por ello todas las grandes cadenas están incorporando alimento ecológico y local. Por poner un ejemplo, Carrefour tiene, como principal mensaje en la entrada de muchas de sus tiendas, el anuncio de que ofrecen más de 1000 productos ecológicos. Esa diversidad de productos es baja, equiparable a la de una tienda especializada muy pequeña (de alrededor de 100 metros cuadrados); pero suficiente para que la empresa haga bandera de ello en tiendas de muchos miles de metros cuadrados.

¿Qué necesidades viene a atender?

En este momento de expansión del consumo, también se están dando cambios en las redes alimentarias alternativas. Se está evolucionando desde una hegemonía muy clara del modelo de pequeños grupos de consumo (10-20 unidades de consumo), dispersos y desorganizados, a una fuerte diversificación de canales de acceso al alimento local, ecológico y justo. Por ejemplo, mercados de productores/as, pequeño comercio, venta a pie de finca, tiendas cooperativas o incluso distribuidoras con enfoque social e introducción en los comedores escolares. La diversificación de canales comerciales responde a una necesidad de atender a distintos perfiles de consumo; y también a incrementar el volumen de lo que se distribuye, ya que los pequeños grupos de consumo a menudo realizan pedidos muy pequeños, lo que resulta costos y tedioso para las iniciativas productivas que les abastecen. El modelo de las cooperativas de consumo (que a menudo también tienen a la producción como parte de su membresía) con tienda abierta al público en horario comercial, y que combinan el producto local de productores/as socios/as con otros productos que permiten completar la cesta de la compra, está siendo un modelo de gran empuje en este contexto. Por ejemplo, con el elevado crecimiento de cooperativas como Landare (Pamplona-Iruña, más de 2800 familias socias) o Bio-Alai (Vitoria-Gasteiz, con más de 1500 familias socias), pero también en otros territorios, como Andalucía. Permiten una mayor comodidad para perfiles más diversos de consumo; profesionalizan la gestión, y elevan el volumen de alimentos que mueven, abaratando los costes de distribución y logística, que en alimento fresco ecológico suelen ser muy elevados. Además, permiten una gran seguridad a las iniciativas de producción asociadas, que pueden «sembrar todos sus campos», como alguien me dijo, porque tendrán quien les compre la producción.

¿Cree que funcionará, en València?

En València hay mucha producción y un elevado consumo. Además, el papel relevante de l’Horta en el imaginario colectivo local supone un trasfondo de gran peso para que las habitantes de València prefieran comprar producto ecológico de l’Horta, producido por su gente y comercializado a través de un canal justo y transparente, si la forma de adquirirlo se ajusta a sus tiempos de vida. ¡No puede fallar!

¿Son los supermercados cooperativos la solución?

Son una de las soluciones. Solucionan algunos de los problemas de bajo volumen de distribución y baja diversidad de producto en los pequeños grupos de consumo. Pero hay que ir a más. El horizonte, en un escenario de colapso en el medio plazo vinculado con el cambio climático y el pico del petróleo (y muchos otros materiales clave, incluida el agua dulce), ha de ser la relocalización de los sistemas alimentarios, y su viraje claro y masivo hacia la agroecología. En el camino hacia ese horizonte, las grandes cooperativas de consumo permiten experimentar importantes saltos de escala en los modelos económicos cooperativos vinculados con la alimentación, y por ello son importantes. Pero hace falta articular todas estas pequeñas (y no tan pequeñas) experiencias en sistemas agroalimentarios locales; y a su vez vincular estas redes alimentarias con otros tejidos económicos vinculados con la economía social y solidaria (energía, vivienda, ropa, servicios al consumo, etc.), en proyectos territorializados de economías sostenibles y democracias radicales. La «solución» a la actual insostenibilidad global (ecológica, social y ecológica) me parece algo muy complejo, y solo soy capaz de entrever de forma un poco simplista algunos pasos que estamos intentando dar en el corto plazo. Es necesario ir mucho más allá, y a la vez centrar nuestros esfuerzos en construir alternativas de sostenibilidad en el aqui y el ahora. Creo que Som Alimentació es una propuesta de gran interés en este sentido.

Fuente: El Salmón Contracorriente