Productoras viajan a México para fortalecer rubro hidropónico

exteriorSe trata de participantes y egresadas del Programa Formación para Mujeres Campesinas, convenio INDAP-PRODEMU.

Seis emprendedoras de distintos puntos de Paine tuvieron la posibilidad de realizar una gira técnica a México – país líder en hidroponía- para capacitarse y potenciar sus negocios. La experiencia según lo que relataron fue extremadamente positiva. Desde el punto de vista de lo que pudieron conocer, las redes que formaron e incluso el hecho de subirse a un avión, ya que ninguna de ellas lo había hecho antes.

Emocionadas y con ganas de contar los pormenores de lo que fue una travesía para ellas, fue el resultado de esta iniciativa, la que fue apoyada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), municipalidad de Paine, entre otras entidades. Lorena Soto, egresada, señaló que “lo que más rescato es la tecnología y no en cuanto a riego, sino a estructura y plástico de los invernaderos, acá nos creemos “el centro del mundo” porque tenemos cuatro invernaderos, allá el que menos tenía eran cinco hectáreas con viveros”, recalcó.

Otro punto que destacó Soto fue que la tecnología con la que trabajan es importada desde Israel, se trata de un tipo de plástico que cuando hace frío tiene la capacidad de dilatar sus poros para que entre mayor cantidad de luz y a su vez estos se aprietan cuando hay exceso de calor.

A la hora de las evaluaciones Carolina Salazar, también egresada, es optimista, “como pequeño productoras no estamos mal, estamos haciendo las cosas bien y equilibradamente, en menor escala, vamos bien encaminadas, tenemos que traer nueva tecnología y aplicarla a nuestras realidades”.

Consultadas sobre la posibilidad de imitar la experiencia de hidroponía que existe en México, Salazar comentó que “se podría y con apoyo estatal, vimos el caso de una empresaria que con esfuerzo generó un invernadero, luego se unió con sus hermanos y ahora posee diez hectáreas de invernaderos orgánicos, todo eso lo maneja una mujer”, enfatizó.

Marjorie Figueroa, además de la hidroponía, tiene árboles nativos y medicinales, asimismo se dedica a la apicultura, resalta de la gira la calidez humana de los productores, “nos decían: no importa que uno sea chico, porque así se parte. Ellos trabajan en comunidad, es decir, si la cosecha de tomates no se daba, no se quedan sin trabajo y por el contrario, si era buena la cosecha, todos ganaban desde el más chico al más grande. Algunos productores exportan a Canadá y cuando ves ese nivel tan grande de producción se abre la visión, por lo tanto, para escalar tenemos que esforzarnos más y traer tecnología”, indicó.

Igualmente comentó que el crecimiento desde lo personal fue enriquecedor, “por ejemplo yo ahora voy con un objetivo, yo sé a dónde voy y cómo hacerlo, las puertas que debo tocar y además allá hice muy buenas redes”, manifestó. Luego de la gira al país azteca Marjorie se embarcó rumbo a Canadá gracias a un programa de capacitación de CONADI, confesó sobre este segundo viaje que “al llegar a Canadá me di cuenta que ellos valoran mucho la pertinencia cultural, nuestros productos se venderían allá”.

Al respecto señaló enfáticamente el valor de la asociatividad, “si nosotras quisiéramos exportar tenemos que estar unidas, aquí hay que trabajar de manera conjunta, ver las cantidades, hay tratados de libre comercio por lo tanto hay que cumplir con una serie de requisitos, como por ejemplo el sanitario, pero se puede. ¿Por qué los grandes exportan?, porque es rentable. Por ejemplo, una miel que acá vendo en cinco mil pesos allá la vendí a 25 mil, 30 gramos de merkén que yo comercializo a tres mil –y que no es barato- yo allá lo vendí en quince mil. ¿Qué te quiere decir eso? que hay que apuntar directo al consumidor porque la ganancia es más grande que hacerlo a través de re vendedor”.

“Volar fue en dos áreas: volar en avión y emprender”

Marjorie Figueroa, vuelve a tomar la palabra porque la experiencia fue gratificante para ella desde muchos ámbitos y afirmó que, “es súper destacable el grupo de este viaje, era la primera vez que viajábamos en avión, íbamos como niñas chicas, todas queríamos ir al lado de la ventana, veíamos las nubes, etc., volar fue en dos áreas: volar en avión y emprender, ver que nuestros sueños pueden concretarse, uno a veces desde tu pequeño lugar piensas que no hay más, pero no, hay un mundo grande y hermoso, por lo mismo quiero agradecer a PRODEMU, recibimos el apoyo del Programa Formación para Mujeres Campesinas y este fue un premio al esfuerzo, a la perseverancia y al trabajo”.

Julia González, quien es parte del segundo año de la iniciativa que se realiza en conjunto con INDAP y que contempla tres años de capacitación, resaltó su crecimiento tanto personal como financiero. “Yo empecé de cero, no sabía absolutamente de nada, ahora tengo plantas ornamentales  y medicinales, el programa me ha servido mucho, he crecido como persona y en la parte económica también, porque apoyo a mi familia”.

Marjorie Figueroa complementó lo anterior al comentar que, “con la gente que más compartimos eran agrónomos, pero resulta que la “guinda de la torta” éramos nosotras, si bien el profesional tiene la teoría, nosotras tenemos la práctica, dábamos sugerencias, porque nosotras sin tener tanta tecnología nuestra lechuga hidropónica es mucho más bonita, entonces nos dimos cuenta en qué lugar estamos. Hicimos lazos muy grandes con el agrónomo coordinador de la gira, conocimos personas de Colombia, Perú, México y Chile, esto permite crear redes porque independiente del país, la cultura o el estudio, nos unió el querer emprender, saber más, conocer nuevas tecnologías, fue todo muy bonito”.

“Las chilenas alegres”

Figueroa explica que al principio de la visita al país del norte todo era muy formal y “nosotras éramos las “chilenas alegres”, es decir, siempre con una sonrisa, con una mirada optimista, nos vinimos llorando porque se crearon lazos muy fuertes”. Por otra parte y desde otra perspectiva, Carolina Salazar apuntó que “si bien este es un programa destinado a la mujer, se cumplieron varias expectativas grupales, yo creo que renacimos y fuimos capaces de delegar nuestros negocios a quienes quedaron acá, (…)también valorar lo que construimos como mujeres, algunas solitas, a algunas nos ayudan los maridos, fueron diez días en el que el grupo se compactó, sobresalimos por nuestra calidez, sentido del humor y nuestro cariño”.

Sobre si hay una meta en colectiva después del viaje, Carolina Salazar responde que se puede reafirmar la asociatividad porque el interés de las productoras es abaratar costos. La idea es a todas luces tener un mayor margen de ganancia. Relacionado con esto, Marjorie Figueroa, acotó, “yo tengo ganas de armar una cooperativa porque nos permitiría trabajar a nivel regional y nacional y porque no decirlo de manera internacional, por lo tanto la exportación es una meta, hay que trabajar en eso, desde artesanía, lechugas, productos procesados, se puede hacer una “paleta” de cosas para llenar un container.

Cabe destacar que socias del grupo están a la espera del resultado de una postulación a un proyecto de FOSIS, fondos que les permitiría la compra de un container con fosa séptica –para obtener resolución sanitaria- y sala de procesado para el envasado de hortalizas, con esto, podrían trabajar asociativamente y así optar a comercializar a mayor escala como supermercados, restaurantes, entre otros.

FUENTE: PRODEMU