PROYECTO TRAMA :ESTAMOS CONVENCIDOS QUE EL TRABAJO COLABORATIVO Y ASOCIATIVO ES CLAVE

La campaña de concientización de los derechos de los artistas constituye una de las últimas partes del proyecto, presente en cuatro regiones del país, que es mejorar las condiciones laborales en el mundo de la cultura, y que ha desarrollado mediante capacitaciones, articulación de redes y generación de contenidos en cuatro áreas básicas: la creación de un mercado para las artes, la formulación de políticas públicas, la profesionalización de los artistas y el fomento de sus derechos.

Un positivo balance de su gestión en el Proyecto Trama, una iniciativa trienal de la Unión Europea (UE) enfocada en mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores de la cultura en Chile, hace la coordinadora de la iniciativa, la belga Els Lauriks (Amberes, 1983).

El Proyecto, que abarca el periodo 2014-2016, inició el lunes una iniciativa digital destinada a que sus destinatarios tomen conocimientos de sus derechos laborales y de autor, dada la gran precariedad en el sector, como determinó un estudio de 2014, que reveló -tal como lo destacó El Mostrador Cultura+Ciudad- que los artistas se especializan como médicos y ganan como temporeros.

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La campaña está acompañada de charlas y capacitaciones al respecto, en Santiago y regiones.

«Es importante hacer eso porque en nuestro estudio quedó claro que más del 70% de los artistas y gestores declaran no conocer sus derechos», explica esta lengüista y cientista política belga. Un desconocimiento que también afecta a sus empleadores e incluso funcionarios públicos ligados al sector.

«No es nada revolucionario. No estamos proponiendo en esta campaña cambiar las leyes o exigiendo cosas extraordinarias. Es solamente comunicar lo que dice la ley y lo que se debería hacer», aclara Lauriks. «Sabemos que es un camino a mediano plazo para avanzar hacia el respeto de la ley, pero un primer paso».

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Els Lauriks

Documentos accesibles

La campaña apunta a que los artistas, técnicos y gestores conozcan una serie de Códigos de Buenas Prácticas, divididos por disciplina, que el Proyecto ha creado junto a entidades como la Unión Nacional de Artistas (UNA), que agrupa a 17 gremios, para ayudar a los trabajadores, que pueden consultarlos aquí.

«Los códigos son documentos técnicos, accesibles, de consulta, que ojalá se transformen en una herramienta, para informar y empoderar a los artistas, y prevenir problemas laborales», indica Lauriks.

Esto se enmarca dentro del fin último del Proyecto, presente en cuatro regiones del país, que es mejorar las condiciones laborales en el mundo de la cultura, y que ha desarrollado mediante capacitaciones, articulación de redes y generación de contenidos en cuatro áreas básicas: la creación de un mercado para las artes, la formulación de políticas públicas, la profesionalización de los artistas y el fomento de sus derechos.

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«Lo importante es saber que la campaña de derechos es parte de un trabajo mayor y más amplio. Sabemos que mejorar la situación laboral de los artistas y técnicos no es fácil, y que es un tema complejo vinculado a una serie de variables. Nosotros intentamos sistémicamente trabajar varias de las variables», explica.

Lauriks destaca que su aporte es «informar, concientizar, empoderar. La idea es que los artistas se apropien de estos Códigos y los utilicen». La campaña es realizada a través de los medios de comunicación, las redes sociales, el mailing y el contacto con los 3.500 artistas y gestores que ha construido el Proyecto desde su inicio en 2014.

Balance del panorama

A la hora de los balances, a Lauriks le resulta difícil hacer un balance sobre el panorama laboral de los artistas, que era bastante desolador en 2014 según el estudio publicado ese año: un mayor desempleo (7,2%) frente a la media nacional (6,1%), una gran cantidad de trabajadores independientes (56,6%), donde un 27% no sabe si recibirá un sueldo a fin de mes, sólo un 27% tiene contrato y un 37% carece de previsión.

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«Es muy temprano para poder hacer una evaluación mayor», indica Lauriks. «Efectivamente las condiciones laborales de los artistas son bien dramáticas a nivel macro. A fin de año haremos una evaluación final para comparar los indicadores. Por eso no puedo dar una apreciación al respecto».

Sin embargo, intuitivamente la especialista se atreve a aventurar que»siento que en las personas con las cuales nosotros trabajamos, esas tres mil quinientas personas,  ha habido muchos impactos positivos del trabajo que nosotros realizamos. Un trabajo de articulación, de creación de redes, de información, capacitación, empoderamiento, de levantamiento de información, de visibilización de la problemática y posibles soluciones».

«Hablo de una suma de mucho micro impactos positivos que tienen que ver con, por ejemplo, un artista y un gestor que están juntos en una capacitación que ponen en práctica con la cual llegan a un posible financista, se conocen y empiezan a trabajar en conjunto, y acceden a un fondo. O un técnico que gracias a la capacitación arma un taller y logra más trabajo y más ingresos».

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Lauriks también menciona los 30 emprendimiento que fueron parte de un ciclo del Programa de Incubación de 2015, cuyas ventas subieron un 23% en promedio. «Hay impactos concretos en la situación laboral y los ingresos de los trabajadores de la cultura que han participado en Trama. Aunque de ahí a decir que el panorama macro ha mejorado, no sé. Siento que hay un movimiento, una maduración y profesionalización del sector, que los gremios están tomando más fuerza, y que la institucionalidad está madurando. Pero es un proceso lento».

Causas de precariedad

Lauriks también opina a las causas de la precaridad. «Creo que hay un tema de precariedad a nivel mundial, pero que en Chiles es mucho más pronunciado que en otros lados, sobre todo comparando con Europa, por distintas razones».

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Una razón es el bajo aporte estatal a la cultura: apenas un 0,4% del presupuesto, muy por debajo del 2% que recomienda la UNESCO. Es decir, apenas un 20%. A esto suma una institucionalidad relativamente joven: el CNCA existe hace apenas 12 años.

«Por otro lado, en Chile hay un tema con la desaparición del tejido en general, creo yo. Creo que en general hay muy poco espíritu colaborativo, muy poca confianza, y muy poca articulación en general en la sociedad, que se refleja en cultura. Hay mayor individualismo, la gente está más aislada, y nosotros como Trama estamos convencidos que el trabajo colaborativo y la asociatividad es clave para una profesionalización y mejores condiciones. Chile está atrasado en ese sentido, y eso es una desventaja en el campo profesional. Es un tema histórico de Chile, y se refleja en todos los ámbitos de la sociedad, también en el sector cultural».

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FUENTE: EL MOSTRADOR