Reserva Nacional Nonguén: una infraestructura crítica bajo constante amenaza

A propósito de la idea de legislar sobre el resguardo de infraestructura crítica y de los desacuerdos respecto a su definición, la Corporación Nacional Forestal (CONAF), en su Pauta de Prescripciones Técnicas para la Protección contra Incendios Forestales, la define como “aquellas instalaciones cuya interrupción o destrucción tendría un impacto mayor en la salud, la seguridad o el bienestar económico de los ciudadanos”.

Por su parte, el Plan de Adaptación al Cambio Climático ha adoptado el concepto de Infraestructura Ecológica definiéndola como “una red interconectada de áreas naturales que, en su conjunto, contribuyen a proteger funciones ecológicas fundamentales y, de esta manera, asegurar la provisión de servicios ecosistémicos imprescindible para el bienestar humano”.

En este sentido, la Reserva Nacional Nonguén, junto con otros sistemas naturales tales como humedales, ríos y lagunas, forma parte de una infraestructura ecológica crítica que provee diversos servicios ecosistémicos esenciales para los habitantes del Área Metropolitana de Concepción. Justamente, uno de ellos es la producción de agua potable que abastece a la comuna de Penco y parte de la comuna de Concepción beneficiando a más de 50 mil personas. A su vez, la empresa de servicios sanitarios encargada de su distribución, ESSBIO, se beneficia económicamente del recurso hídrico generado al interior de la Reserva.

Es importante comprender que la cantidad y calidad de agua que se genera y almacena en la cuenca del Estero Nonguén se encuentra estrechamente vinculada con la conservación de más de dos mil hectáreas de bosque nativo. La degradación de este ecosistema boscoso implicaría no solo la pérdida de especies únicas en el mundo, sino también la alteración del ciclo hidrológico provocando serios problemas de seguridad hídrica para la población abastecida.

La Reserva Nacional Nonguén, reserva de agua y vida, permanece bajo constante amenaza toda vez que se encuentra rodeada por una matriz hostil, homogénea y combustible dominada, principalmente, por plantaciones forestales y áreas urbanas. Esta barrera, casi infranqueable para las especies que han encontrado refugio en ella, ha alterando notablemente las funciones ecosistémicas relacionadas con la producción hídrica. La invasión de especies introducidas, la corta ilegal de vegetación nativa, los cambios de uso del suelo y los incendios forestales son las principales amenazas que debe enfrentar esta Área Silvestre Protegida. En efecto, durante la última semana de enero, la Reserva estuvo asediada por un voraz incendio forestal que alcanzó a afectar una parte de su superficie, cerca de 150 hectáreas.

La falta de un ordenamiento territorial efectivo, la escasa educación respecto al cuidado del ambiente, el incumplimiento de normas relacionadas con la prevención de incendios forestales ha puesto en riesgo, una vez más, a la Reserva Nacional Nonguén.

Desde el megaincendio ocurrido el verano de 2017, CONAF se ha empeñado en actualizar y difundir tanto el Protocolo de Plantaciones Forestales como la Pauta de Prescripciones Técnicas para la Protección contra Incendios Forestales. Ambos documentos señalan que en zonas de interfaz urbano-rural y adyacentes a infraestructura crítica se debe establecer una faja libre de plantaciones cuyo ancho varía desde 10 a 20 metros dependiendo del grado de vulnerabilidad de la zona. Además, desde la faja libre de plantaciones hacia el interior de la misma, se debe implementar una faja cortacombustible que varía, según el grado vulnerabilidad, entre 30 y 80 metros. Claramente esta normativa no se cumple situación que atenta contra la vida, salud, seguridad y bienestar de los ciudadanos.

Llama profundamente la atención que las medidas propuestas en el Protocolo de Plantaciones sean sólo de carácter voluntario y que, dichas medidas, no se implementen, de manera extensiva, en todo el territorio ocupado por monocultivos forestales. De igual manera, la aplicación de la pauta técnica elaborada por CONAF sólo es exigible a los planes de manejo forestal presentados a partir del año 2019. Por otra parte, nuestro país no cuenta con Instrumentos de Planificación Territorial de carácter normativo en el ámbito rural. Los exiguos Instrumentos que tratan de regular el espacio rural son sólo indicativos, no vinculantes.

Los devastadores efectos socio-ambientales que provocan los incendios forestales nos exhortan a repensar nuestra actual normativa sobre ordenamiento territorial y nos obliga a implementar, con responsabilidad y urgencia, las acciones necesarias para prevenir estos eventos asociados, lamentablemente, a una de las actividades productivas más importantes del país, la industria forestal.

Fuente: elmostrador.cl