Secaderos y cooperativas de los Monegros cierran sus instalaciones en apoyo a las movilizaciones

Desde la explanada del Palacio de Congresos de Huesca, Mariano Ordás, gerente del secadero de cereales de Grañén, ha expresado su respaldo al movimiento social que busca reivindicar mejores condiciones para los agricultores locales. “Hay que apoyar sus reivindicaciones y además, poner en valor su producción frente a la que entra desde otros países”, ha dicho Ordás, señalando que la rentabilidad y el futuro del campo están «seriamente amenazados» por la normativa europea, que considera estricta y en algunos casos absurda.
Agrícola San Julián, ubicada en Torres de Barbués, también ha cerrado sus instalaciones y ha participado activamente en las movilizaciones con sus tractores y ofreciendo almuerzos, como el organizado en Tardienta. Uno de sus propietarios, César Casas, ha enfatizado la necesidad de hacerse oír debido a la compleja situación actual, marcada por los bajos precios, el aumento de costos y la estricta normativa. «A este paso, si no hay cambios, serán muy pocos los agricultores que puedan mantenerse y los que quieran coger el relevo», ha señalado.
La Cooperativa Los Monegros de Sariñena también ha cerrado sus puertas, mostrando su apoyo a los profesionales del campo y compartiendo sus reivindicaciones contra las imposiciones medioambientales de la Unión Europea y la excesiva burocracia. José Miguel Ochoa, gerente de la cooperativa, ha destacado que estas medidas castigan al agricultor y limitan su rentabilidad, poniéndolos en desventaja frente a países como Brasil o Ucrania.
Fuente: Heraldo
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